Pasados los primeros días, tras los malos resultados electorales, el Frente para la Victoria definió su línea de campaña. La misma tiene dos patas: por un lado, la estrategia del miedo busca asustar a millones con un retroceso en sus condiciones de vida si gana Macri; por otro lado, Scioli se muestra con los gobernadores del PJ, habla de “cambio (sic) seguro y posible”, y anuncia una agenda derechista de blindaje de las fronteras con las Fuerzas Armadas combinada con promesas de mantener subsidios, cambios en el impuesto al salario y en las jubilaciones.
El objetivo de esta doble campaña es consolidar el voto propio y a la vez buscar el voto de quienes optaron por Massa en primera vuelta o están indecisos, ya que sin una buena parte de estos votos el oficialismo no puede ni pensar en ganar el 22 de noviembre. Ayer, incluso, Scioli pidió disculpas por declaraciones que hizo en ocasión del sospechoso "robo" a la casa de la familia Massa en el año 2013.
La estrategia del miedo busca convencer de votar al ex menemista Scioli y su anunciado gabinete de derecha por la vía de comparar a Macri con la dictadura y la vuelta al pasado de los años ´90.
Un buen ejemplo es lo que ocurrió en el entretiempo del partido que millones miraban por TV este domingo por la definición del campeonato que consagró campeón a Boca, cuando se coló un fuerte aviso de campaña. Las pantallas mostraron el anticipo del programa oficialista “678”, que comparaba al candidato presidencial Mauricio Macri con el ministro de economía de la última dictadura militar, José Alfredo Martínez de Hoz. Ambos, hablando en distintos fragmentos de las ventajas de la economía de libre mercado.
El hecho confirma y radicaliza la estrategia de apostar a convencer a millones de personas de que con Macri viene lo peor. Especulan así con obtener un voto conservador que vea en Scioli un mal menor para mantener la situación más o menos como está, ante la pérdida de todo tipo de derechos que vendría de la mano de un gobierno de Cambiemos.
El macrismo, por su parte, aprovecha su situación de “ganador” para responder la estrategia del miedo con una campaña de memes tan ingeniosa como peligrosa: ridiculizando al oficialismo banaliza e intenta ocultar sus posiciones de derecha.
El oficialismo intenta instalar una ilusión. Oculta que ambos candidatos coinciden en la firme decisión de atacar las condiciones de vida de los trabajadores una vez finalizada la transición presidencial.
El que aún no lo crea, no debe escuchar lo que los candidatos dicen, sino ver cuáles son sus equipos de gobierno. Los nombres anunciados para sus posibles gabinetes no dejan lugar a dudas sobre lo que vendrá. Si es cierto que Macri es un gran amigo del establishment (que lo es), no es menos cierto que Scioli se propone también garantizar los negocios empresarios a costa del pueblo trabajador, y que hombres como Sergio Berni han sido elegidos por el hoy gobernador no precisamente para respetar los derechos de los trabajadores: al que resista el ajuste, leña, como ya hicieron Berni y su Gendarmería contra los trabajadores de Lear, la 60 y tantos otros.
Por otro lado, el discurso oficialista oculta lo que ya han hecho. Si el macrismo es la derecha y la dictadura (que lo es), el Frente para la Victoria debería explicar por qué durante todos estos últimos años prácticamente cogobernó con el PRO la CABA, votando juntos casi todas las leyes en la Legislatura porteña, incluidas, por ejemplo, la de creación de la Policía Metropolitana y las de negociados varios. Juntos, hicieron también en Capital acciones muy progresistas, como desalojar entre la Metropolitana y la Gendarmería a los pobladores del barrio Papa Francisco, con declaraciones xenófobas de Berni incluidas.
Es que no tienen mayores diferencias entre ellos. El futuro ya llegó: los que hoy disputan la presidencia, mañana se unirán, como en CABA, para descargar los ataques contra los trabajadores y el pueblo. En eso están todos de acuerdo.
Ellos o nosotros: el voto en blanco es la primera medida de lucha contra el ajuste
El Frente de Izquierda llama a votar en blanco contra los dos candidatos de la derecha. La política del mal menor es un engaño contra los trabajadores. Es el mismo verso que usaron en Brasil, donde después de las elecciones se desató un ajuste brutal, aplicado por la candidata que había sembrado el miedo de lo que podía pasar si ganaba la derecha.
Si el PTS y el Frente de Izquierda han aumentado durante estos últimos años su influencia, es por la coherencia en mantener siempre una posición independiente de los capitalistas y un fuerte trabajo orgánico entre los trabajadores, las mujeres y la juventud. Otras organizaciones de izquierda que se han inclinado en uno u otro momento del lado de un bando capitalista, juegan hoy un rol marginal (MST, PCR, Patria Grande). Los avances del Frente de Izquierda nos ponen ahora frente a mayores y más difíciles desafíos, de cara a lo que vendrá.
Mientras más fuerte asuma el próximo gobierno, más fuerza tendrá para atacarnos. Como hizo Cristina Kirchner. Cuando ganó, con fuerza, en el 2007, utilizó esa legitimidad para reprimir y derrotar las luchas obreras: los cientos de trabajadores despedidos y reprimidos del Casino Flotante y de fábricas como Mafissa, dan cuenta de ello. Sólo que en este caso la situación económica es más crítica, y los ataques serán más fuertes. El primero de ellos, gane Scioli o Macri, será la devaluación, un fuerte ataque a nuestros salarios.
Por eso, el voto en blanco es nuestra primera medida de lucha contra el próximo gobierno. Le damos la espalda de entrada a los ataques que vendrán. No le cargamos el arma a los que dispararán contra nosotros. La defensa de las condiciones de vida de los trabajadores, y la lucha por nuevas conquistas, sólo vendrá de la mano de la lucha y organización de los trabajadores, las mujeres y la juventud, de forma independiente de todos los bandos capitalistas. |