Fotografía: Reuters
Se trata de una serie de políticas que están en sintonía con el programa defendido por Armínio Fraga para enfrentar la crisis. Fraga, figura vinculada a los banqueros y a Fernando Henrique Cardoso (FHC), había sido mencionado por Aécio Neves (ex candidato presidencial del opositor PSDB) para ser su ministro de Finanzas durante la campaña presidencial del año pasado (2014).
Entre las propuestas compartidas por ambos partidos se plantea el fin de la indexación salarial y otros beneficios (generando la desvinculación del piso salarial de las jubilaciones al salario mínimo); la defensa de cambios en las leyes laborales, tales como el Acuerdo Colectivo Especial (ACE) por el cual lo "negociado prevalece sobre lo legislado", y también defienden la plena inserción del país en las "cadenas globales de valor", es decir, la liberalización del comercio exterior.
El documento se presenta como una supuesta "propuesta de consenso" en la sociedad brasileña para "atravesar" la crisis, superando la inercia y la inmovilidad política que habría impedido hasta el momento enfrentar la crisis por parte del gobierno de Dilma. El PMDB insiste en la pacificación, el fin del odio y la polarización en nombre del consenso político. El "puente" para lograrlo es el programa económico neoliberal anunciado por el PMDB, en el que se referencian políticos como Sarney, Temer, Katia Abreu y Cunha. El documento, en este sentido, es una clara señal del PMDB hacia el PSDB, en búsqueda de la gobernabilidad que Dilma tanto necesita para aplicar los ajustes estructurales exigidos por los empresarios y banqueros.
En primer lugar, hay que señalar cuál es el diagnóstico del PMDB de la crisis actual. Según este partido, los motores del crecimiento (ganancias extraordinarias en el sector externo, el aumento de los precios de las commodities – alimentos, hierro y petróleo - y del consumo) que marcaron la década PT se agotó y ahora se inicia un nuevo ciclo de crecimiento que debe sustentarse en la inversión privada y las "ventajas competitivas" del sector externo, el agronegocio y la industria. Estas "ventajas competitivas" - el documento no lo dice abiertamente, pero teniendo en cuenta la historia de ajustes neoliberales y los intereses de clase que defiende el PMDB-, suponen la profundización de la desvalorización salarial, la precarización del trabajo y la vida de los trabajadores y la población pobre transfiriendo aún más la riqueza producida por la población a las manos de unos pocos empresarios.
El documento también resalta que ningún ajuste se sustenta sin crecimiento económico, de ahí la necesidad de combinar la austeridad fiscal con el "aprovechamiento las ventanas de oportunidad" que se abren para Brasil con la devaluación (léase, la desvalorización de los salarios en dólares, lo que reduce los precios internacionales de las exportaciones), de modo que las ganancias empresariales puedan aumentar y no estancarse. Resaltan que la gran meta de los gobiernos debe ser el equilibrio fiscal (a cualquier precio) con el aumento del superávit (ahorro para el pago de los intereses de la deuda) y la reducción del endeudamiento. Para lograrlo, es necesario recortar el gasto obligatorio (gastos en seguridad social, la salud y la educación, por ejemplo) y dar más espacio al sector privado (incluyendo la exploración de petróleo por medio de las licitaciones).
Vamos a detallar algunas de las medidas neoliberales propuestas por el PMDB. El diagnóstico neoliberal habla de reformas estructurales para contener el aumento del gasto público, dado que el crecimiento de la deuda pública en los últimos años ha llegado, en la actualidad, a una deuda total (interna y externa), equivalente a casi el 70% del PIB. El dato es real, sin embargo la solución que proponen es una de las peores para los trabajadores y una de las más favorables para los bancos y los capitalistas.
En este "puente" para el "atravesar" la crisis, el Estado debe ser funcional, debe distribuir "incentivos correctos" a la iniciativa privada y administrar los conflictos distributivos (o mejor, la lucha de clases). En este sentido, el desequilibrio que causó la crisis actual, según el documento, debería ser resuelto, de hecho, a través de cambios en las leyes, modificando la Constitución, si es posible, con estas reformas estructurales.
Las reformas estructurales deben evitar el aumento de impuestos, como el del CPMF (impuesto al cheque) y simplificar la recaudación de impuestos a los empresarios (antigua demanda de la Confederación Nacional de la Industria y la FIESP). Por ejemplo, México posee un 20% del PIB en impuestos y Brasil posee un 36%, según el documento. Estos impuestos reducen la competitividad y productividad de las empresas, especialmente a la hora de exportar.
Pero nada se dice sobre el carácter regresivo de la recaudación de impuestos en Brasil, donde los ricos pagan menos (o no pagan - exención fiscal) y los pobres pagan más, en proporción de sus ingresos mensuales. Un verdadero mecanismo de desigualdad social y concentración de la riqueza. Como era de esperarse, no hay una propuesta de impuestos a las grandes fortunas, ya que en la agenda neoliberal los ricos ni siquiera deben pagar impuestos al Estado.
Otra propuesta importante que aparece en el programa son los ajustes de recortes en el gasto primario del gobierno, los gastos obligatorios por ley (garantizados por la Constitución de 1988), como los gastos sociales y la Seguridad social. La propuesta parte del diagnóstico de que es necesario "actualizar" el sistema de Seguridad social y las jubilaciones según el envejecimiento poblacional, lo que supone adoptar la edad mínima jubilatoria (que aumentaría progresivamente con los años) para las mujeres en 60 años y para los hombres, 65. Además, es urgente, de acuerdo con el PMDB (y el PSDB) desvincular el reajuste anual de las jubilaciones a los reajustes del salario mínimo, es decir, una desvalorización de las jubilaciones para reducir el gasto público y así "economizar" para cumplir con el pago de los intereses de la deuda. En la práctica, cada año, el Congreso y el Ejecutivo acuerdan el reajuste del salario mínimo y otros beneficios, además de decidir sobre la continuidad o no de programas y proyectos sociales como el Programa Bolsa Familia y el Programa Minha Casa Minha Vida (Mi casa. Mi vida).
Por último, la "integración en las cadenas globales de valor" implica incluir a Brasil en los acuerdos de libre comercio (como el reciente Acuerdo Transpacífico que involucra a Estados Unidos, Chile, México y otros países de América latina) de manera más ofensiva, a costa del Mercosur si fuese necesario. Esta orientación del sector externo, favorece los intereses y ganancias de sectores exportadores del agronegocio y la agroindustria (como las carnes y pollos procesados), a las multinacionales montadoras y de las automotrices.
Este "puente" que propone el PMDB es en realidad una agenda neoliberal que promete al país más austeridad y a los trabajadores el deterioro de sus condiciones de vida y trabajo, además de desempleo y la entrega aún mayor de la riqueza nacional al imperialismo, banqueros y las multinacionales. |