Alimentos Fruna se niega a reincorporarme como dirigente del sindicato a pesar que hemos ganado el juicio por reincorporación, con una sentencia dictada por el primer juzgado de letras de Santiago, luego de estar 8 meses luchando por ingresar. Al mismo tiempo de luchar por reingresar a la fábrica hemos puesto en pie la organización sindical. En algún momento tendrán que ceder, se les acabarán los recursos y mediaciones de la inspección del trabajo. Detrás de esta prepotencia sin límites se encuentra el temor que tiene la empresa a los trabajadores y dirigentes que damos la pelea sin corrompernos ni subordinarnos ante el abuso empresarial.

Lo siguiente son palabras de Andrés Cáceres, el abogado de empresas Fruna: “Mi cliente me solicita que le informe que quisiera poner término a la relación laboral con don Diego…Sin perjuicio de las remuneraciones adeudadas, pagar la suma de 3 millones”. Estos intentos de comprarme caen por tierra sin ningún sustento en la realidad. Esta reconocida empresa nacional de alimentos basa su política hacia los sindicatos en un solo principio: destruirlos. Para hacerse una clara imagen veamos las palabras de Antonio Santiesteban, dueño de la fábrica: “haré lo que sea para desarmar el sindicato”. Detrás de una imagen de alimentos para niños y camiones de colores que recorren todo Chile distribuyendo dulces se encuentra la amarga realidad de los trabajadores y trabajadoras de Fruna: nos tratan como animales, hay compañeras con depresión debido a abusos laborales en un clima que suele tornarse irrespirable; a algunas hasta las hacen llorar en los turnos; y el más mínimo derecho es aplastado. No hay colación, ni bono por turno de noche; a las compañeras les pagan menos por el solo hecho de ser mujeres. Y como guinda de la torta a todos los que somos dirigentes sindicales nos intentan hacer la vida imposible. Como muchos empresarios, si no te corrompen con plata te hacen la guerra. A mí me han ofrecido varios millones por dejar de ser dirigente sindical, a las otras compañeras igual: cuando se dan cuenta que estos intentos de comprarme me resbalan, más se enfurecen y hacen infames campañas de calumnias y desprestigio. Pero no vayamos pensando que son invencibles: NO!! Esa es la imagen que ellos intentan proyectar, pero la realidad está lejos de eso. En Diciembre del año pasado dos compañeras, dirigentes sindicales, ganaron un juicio por desafuero que la empresa les hizo para desarmar el sindicato que en ese momento era un sindicato inter-empresa: Dayana y Beatriz, que junto a otros trabajadores iniciaron el proceso de organización sindical de este periodo. En ese momento toda la organización sindical se reactivó y pasamos a conformarnos como sindicato de empresa, que tiene más peso.

Hoy nuestro sindicato está dando batalla contra todas estas prácticas antisindicales, contra viento y marea. Nos conformamos legalmente el 25 de Marzo de este año con 310 trabajadores, levantando asambleas, actividades y manifestaciones. Si bien esta batalla por la reincorporación la ganaron las compañeras luego de estar 7 meses afuera de la fábrica, al presidente del sindicato lo perdimos ya que la empresa le ganó el juicio por desafuero quitándole su calidad de presidente del sindicato. Pero aún así seguimos en pie. Las amenazas por sindicalizarse son constantes y cotidianas. El maltrato también, como ocurrió hace poco con una agresión física de un jefe de planta Miguel Pizarro hacia una trabajadora de planta galletas. El contador de la empresa, Eduardo Acevedo, es un arrogante y un prepotente sin límites: lo mismo la mayoría de los jefes y mandos altos o medios.

Los trabajadores y dirigentes sindicales comenzamos a avanzar en organizarnos y ganar confianza en nuestra propias fuerzas unidas. Es por eso que la empresa reacciona tan rabiosamente contra nosotros. Detrás de su prepotente reacción está el temor a la organización y fuerza de los trabajadores y trabajadoras. Somos un gigante dormido durante décadas, pero ese gigante comienza de a poco a despertar. Sigamos organizándonos, fortaleciendo el sindicato y uniéndonos.