Enrique Salazar Peralta recuerda que Alcira era como una especie de ángel con “una relación espiritual con la tierra que respondía a su mandato. Y ella no lo sabía.” El autor le recuerda pues místicamente ella hacía todo un acontecimiento permanente que cambiaba el curso normal de las cosas.
Poco se sabe de Alcira Soust Scaffo. Se sabe que era uruguaya y que era muy solidaria. Una trabajadora del STUNAM recuerda con cariño que en 1972 la poeta se sumó a la lucha de los trabajadores en huelga” “la conocí, repito, por su solidaridad en aquella huelga durante la cual ayudó a cuidar nuestras instalaciones.” Walter Benjamin escribió en sus Tesis sobre la historia que la historia también debe buscar ¨redimir a los vencidos”. Alcira, en su condición de poeta, es poco recordada, rememorada y vencida. Murió en condiciones poco memorables en Uruguay.
Se sabe que llegó a México ahí por los años setenta becada para estudiar en la Universidad Nicolaita de Michoacán. En 1968 durante el enorme movimiento estudiantil que conmovió México ella escribía sus poemas en las máquinas de escribir del movimiento los activistas de su tiempo le quería, le estimaban. El día en que el ejército entró a CU Alcira Soust Scaffo decidió enfrentar la violación de la autonomía universitaria leyendo poesía de León Felipe.
Se sabe que ella permaneció defendiendo la UNAM, su autonomía, a ritmo de poeta español. Sobrevivió de milagro a la represión. Permaneció por varios días en la Torre I de Humanidades al borde de la locura. Ella misma le entregó a José Revueltas un poema que dice “la felicidad será para todos, en un mundo en el que no tendrá lugar el hambre”. Revueltas la recuerda como una persona a la que se le había conglomerado todo en el alma, la guerra en Vietnam, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y la poesía.
Para Elena Poniatoswska “Alcira Soust Scaffo fue una leyenda insensata y transparente como la llamó José Revueltas. Cuando el Ejército tomó la Universidad el 18 de septiembre de 1968, Alcira, aterrada porque era uruguaya, se escondió en el baño de mujeres y permaneció allí 12 días bebiendo agua.”
Según Salazar Peralta “En el año sesenta y ocho, la noche que el ejército tomó Ciudad Universitaria, Alcira quedó atrapada en un cubículo de la Torre de Humanidades. Contaba Pepe Revueltas que Alcira, desde la ventana de un baño del octavo piso de la torre, miraba cómo estudiantes y profesores eran llevados a punta de bayoneta, algo que su moral y su pánico no toleraba. La leyenda dirá que minutos antes que llegara el ejército, puso el disco de Voz Viva de León Felipe recitando sus poemas por los altoparlantes de la radio comunitaria. Ese episodio de la recepción de los represores convertirá esa pesadilla en una película surrealista, digna de ser filmada por Buñuel. Y permanecerá en esa noche terrible, escribirá una leyenda de poesía de resistencia y se convertirá en una heroína uruguaya que resistió la intervención militar en la UNAM. Estuvo doce días y sus noches encerrada en un baño de la Torre de Humanidades, alimentándose con agua y papel higiénico, hasta que el poeta Rubén Bonifaz Nuño la encontró moribunda. Después de su recuperación escribiría: “Me gané un pueblo y una metáfora”.
José Revueltas le recordó: “al transcribir un poema que le regaló un 23 de diciembre de 1967 fui sentarme junto a Alcira, ante su mesa. Temblaba sufría, no cesaba de llorar era casi alarmante su estado psicológico. Me hizo sufrir también. Desde el inicio del movimiento de 1968 estaba ahí. Le fui a saludar y le recordé del poema que me dio en 1967 y era otra mujer su espíritu se había de nuevo y combatiente.”
Después se convirtió en la mítica Amuleto de Roberto Bolaño la, ni más ni menos, “madre de toda la poesía joven mexicana y del movimiento realviceralista”. Parte central del movimiento infrarrealista que fundó Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro en los años setenta. Ella aparece entre la juventud radicalizada de los años setenta y del movimiento infra. Ella vio el 2666 la novela de Bolaño. Su mirada está en la novela póstuma de Bolaño.
Se conocen pocos poemas de ella. Adictos a la curiosidad de los poetas encontramos el siguiente texto:
Yo quiero amarte como se aman
los que se aman encantando
por todos los caminos del mundo
en el arte tibio
en el arte frío
Yo quiero amarte en las lágrimas
yo quiero amarte en los cantos
en la sonrisa sin límites
como un río ruiselante
Yo quiero amarte en los otros
los que tienen todo
los que no tienen nada
Yo quiero amarte encantando
hacia la luz de una estrella
Alcira Soust Scaffo |