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La Izquierda Diario
14 de marzo de 2025 Twitter Faceboock

Genero Y Sexualidades
Piropos: micromachismos cotidianos disfrazados de halagos
Verónica Landa | Barcelona | @lierolaliero

Las campañas contra el acoso callejero siguen aumentando, con el objetivo de visibilizar un acoso diario que la sociedad nos vende como ‘piropos’ inofensivos. La realidad es que millones de mujeres son acosadas a diario en las calles, y esto es una forma de machismo.

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¿Qué son los micromachismos? Se definen como comportamientos masculinos que pretenden reforzar la superioridad sobre las mujeres (Luis Bonino, 1990)

Por lo tanto, la definición abarca diferentes aspectos cotidianos que tenemos totalmente naturalizados y no percibimos como comportamientos machistas. Por ejemplo, los ‘piropos’.

Son muchas las personas que consideran los ‘piropos’ como halagos, nada violentos, que se deben aceptar y, en cierto punto, que nos deben hacer sentir bien porque que nos los digan supone que somos atractivas.

Pero ¿qué hay detrás de los piropos? Cánones de belleza y presión estética, acoso callejero, miradas, lenguaje sexual agresivo y, en demasiadas ocasiones, tocamientos y persecuciones. Pero como está tan naturalizado, se nos dice que no respondemos, que no exijamos respeto. Nos llaman feminazis, amargadas o feas; porque parece ser que si estás en contra del acoso callejero, algo de esto tienes que ser, si no, no te importaría.

Es más, cuando respondemos ante el acoso callejero o contamos con frustración una situación que hemos vivido, son muchas las voces que dicen “¡Ay! Pero eso es porque llevas falda” o “es normal, a mí me pasa. No se puede hacer nada”. No, no debería ser normal; el acoso y el machismo no deberían ser normales. Lo que decidamos ponernos de ropa nunca legitima el acoso callejero ni ningún tipo de acoso sexual. Argumentar esto es defender la idea de que hay mujeres que buscan ser violadas, agredidas sexualmente, acosadas hasta la puerta de sus casas…porque provocan a los hombres.

A los argumentos de la provocación, se suman los de ‘es la naturaleza de los hombres’ o ‘si no os gusta, no hagáis caso’. ¿No hacer caso a un acoso y a unas actitudes violentas que se reproducen todos los días? ¿Ignorar que vas en el metro a trabajar y que, aprovechando la hora punta, te meten mano? ¿O quizá sea que tenemos que ignorar que este tipo de acoso provoca que muchas mujeres no quieran ir solas por la noche o pasar por determinadas zonas de la ciudad para evitar que las acosen?

Que haya hombres que se crean con derecho a decirnos lo que les apetezca en la calle, en nuestros centros de estudio y trabajo, o cuando disfrutamos de momentos de ocio, si, es machismo.

Desde hace algunos años se están multiplicando las campañas contra el acoso callejero en diferentes países. Así como los observatorios contra el acoso callejero, o los vídeos virales donde una mujer lleva una cámara oculta y muestra cómo es acosada mientras anda por la calle.

Microviolencias: base de la violencia machista

Volviendo a los micromachismos, estos abarcan diferentes situaciones del día a día y se relacionan con la concepción de superioridad masculina, y por lo tanto, de inferioridad femenina. El micromachismo se encuentra en la base de las múltiples violencias machistas, siendo la cúspide de la pirámide el feminicidio, que aumenta a ritmos escalofriantes.

Como hemos dicho antes, los micromachismos pasan desapercibidos por no generar, a primera vista, una violencia tan intensa. No mata, y por lo tanto parece no contar como machismo, como si machismo no fuera también el maltrato psicológico, el control o la ridiculización de la mujer.

Micromachismo es la perpetuación de roles de género a través de los colores de la ropa –rosa ella, azul él; es que en los baños públicos el símbolo para indicar que un cambiador de bebés lleve falda, legitimando el rol de la mujer como cuidadora; es que en un bar, cuando estás con un hombre y tú pides alcohol, se lo sirvan a él; que al ir a pagar la cuenta, se la den a tu acompañante; es estar en una discoteca o en la calle y que intenten ligar contigo, y ante el rechazo llegan los insultos –“puta” entre los más habituales- o las actitudes violentas; es también que te piropeen y le pidan perdón a tu pareja o acompañante masculino… Y así, un interminable etcétera.

Desde la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas Estado español vemos totalmente necesario denunciar este tipo de violencia machista. En la línea de la campaña que lanzamos contra las múltiples violencias machistas , y con la clara intención de concienciar sobre los micromachismos y las violencias machistas, lanzamos un taller en la Universitat de Barcelona Campus del Raval, titulada ‘Hablemos de micromachismos’ para el día 17 de noviembre, abierto a quien quiera participar.

 
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