En medio de un dólar que se torna imparable y en el que los fondos buitres ponen a la economía del país contra las cuerdas, en momentos en el que hay que ajustar por todos lados, los clubes de fútbol siguen viviendo como si estuvieran en el neoliberalismo de los 90.
Son los subsidiados VIP. Están acostumbrados a vivir de lo que les da el Estado y después se quejan de que el dinero no alcanza y piden más y más y más. Lo cierto es que en estos cinco años que cumplió el Fútbol para Todos, las instituciones en lugar de sanearse (para ello se implementó el programa) han aumentado sus pasivos en casi el 150 por ciento, al extremo de que hoy los clubes de Primera deben 2.400 millones, es decir tres veces más de lo que la AFA recibe por un año de contrato. Esto si tomamos en cuenta los números oficiales, porque mientras en la AFA dicen que reciben 860 millones, desde el gobierno se asegura que el programa cuesta 1.500 millones y eso es lo que ha denunciado Graciela Ocaña en las últimas semanas en las que se deja claro que hay varias empresas que se han visto beneficiadas con el Programa.
La situación se agrava si tenemos en cuenta que gran parte de la deuda es con la AFIP, que se traduce en subsidios no reconocidos, y que la AFA no cumple con los convenios que han firmado con la Jefatura de Gabinete en cuanto al control que debe llevar adelante sobre los estados económicos de los clubes.
"La AFA se compromete a informar a la Jefatura de Gabinete la distribución y los criterios de los fondos transferidos por el Gobierno de acuerdo al programa Fútbol Para Todos, y la deuda que mantienen los clubes con la AFA. Dicha información será en forma mensual", dice la cláusula primera.
La segunda establece la "implementación de un programa progresivo de saneamiento económico-financiero de los clubes, incorporando límites en los índices de solvencia y endeudamiento". Y la cláusula séptima estipula que la Jefatura de Gabinete y la AFA "confeccionarán un mecanismo de retenciones de los recursos del Fútbol Para Todos a los clubes que no cumplan con los objetivos y metas establecidas, midiendo el aumento en el número de socios para cumplimentar la finalidad social de las instituciones".
En esta situación acuciante hay que buscar una de las grandes razones de que se ponga en marcha el torneo de los 30 equipos. Para la AFA es una manera de conseguir más plata (hasta ahora la B Nacional siguió bajo la tutela de TyC Sports-Clarín) y sueñan con que el monto ronde los 400 millones. Se habla de federalización y se le quiere hacer ver al kirchnerismo que habrá propaganda gratis en todos los rincones del país. Recordemos que se legisló que en las primeras tres categorías del fútbol nacional debe haber, al menos, dos representantes de cada provincia argentina. Así aparecieron de la noche al mañana, clubes de provincias que nunca habían estado representadas a nivel nacional.
Desde la Casa Rosada ven todos los movimientos con lupa y están preocupados por el crecimiento que el PRO va teniendo en los puestos de poder. Boca, River, San Lorenzo, ya están alineados detrás de Macri y eso pone nervioso a los Kirchner. Es más, la decisión de nombrar a Tinelli como el encargado de las comunicaciones de la AFA fue tomado por el oficialismo como una mojada de oreja. Recordemos que la propia Cristina había bajado al conductor televisivo de la concesión del Fútbol para Todos. Igual nadie debería sorprenderse de que los dirigentes deportivos, en su mayoría millonarios, se sientan más identificados con el PRO. En esa línea dicen que está Godoy Cruz. Otra preocupación llega desde Avellaneda, dónde el mandamás de Independiente es el siempre polémico Hugo Moyano.
Esta semana con Cristina fuera del país, Máximo Kirchner convocó a Luis Segura y le "recomendó" no dejar crecer a esta fuerza y reprochó que le hayan dado respaldo al paro de la CGT con la decisión de suspender los partidos en aquella oportunidad. Le recordó que el dueño del circo es el Gobierno y que hay que encolumnarse tras el modelo, más ahora que falta un año para las elecciones. El nuevo presidente está así frente a una encrucijada que Don Julio Grondona hubiera resuelto con su muñeca política.
El Gobierno no quiere perder uno de los bastiones que más votos le han aportado, la oposición ve allí una posibilidad de "robar" adeptos y los clubes aprovechan para seguir pidiendo plata a la AFA sin pagar intereses y mantener una fiesta que nadie controla. Si fuera así, Passarella debería estar muy preocupado por todas las irregularidades que le encontraron en su presidencia de River, pero no lo está porque sabe que en este país los únicos que van presos son los "perejiles", no los famosos y millonarios. |