El 9 de noviembre el diario Milenio publicó una nota firmada por el periodista Carlos Marín, donde asegura que estudiantes de la normal de Ayotzinapa están vinculados al crimen organizado.
Posteriormente Milenio TV difunde su “fuente”, una supuesta llamada de poco mas de tres minutos, donde señala a Omar García en interlocución con un normalista desconocido, que expresa su preocupación por la presencia de grupos delincuenciales que rondan la Normal y que estudiantes de Ayotzinapa, aparentemente identificados, formarían parte de ciertos grupos criminales, entre ellos “Los ardillos” y “Los rojos” y, muestra preocupación a que tal situación sea relacionada con los 43 normalistas desaparecidos.
La acusación de Marín coincide con una de las hipótesis que la Procuraduría General de la República (PGR) no pudo sostener, donde intentaron vincular a los normalistas con grupos del narcotráfico, misma que fue descartada por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que además denuncian la tolerancia y protección de las instituciones del Estado hacia grupos criminales en Guerrero.
A más de un año de impunidad por el caso Ayotzinapa, Milenio TV difunde así esta grabación sin aclarar su procedencia y lanza una “denuncia” con supuesta información arrancada a través del espionaje.
Mientras el gobierno se empeña en ocultar su responsabilidad por la participación de la policía local y federal junto al ejercito en la desaparición de normalistas de Ayotinapa la noche de Iguala, medios como Milenio aprovechan su poder, para ponerlo al servicio del gobierno por medio de acciones policiales como el espionaje, acciones que los vuelven cómplices de persecución y criminalización a los luchadores sociales.
Medios y políticos burgueses se escandalizaron del espionaje telefónico que sufrió Lorenzo Córdova hace unos meses cuando discriminó a representantes indígenas, pero guardan silencio frente al posible espionaje a luchadores sociales.
Mientras el gobierno use sus facultades para intervenir y grabar llamadas, bajo la supuesta bandera de prevención del delito, la intervención telefónica es justificada, exhibir y criminalizar activistas parece un derecho en esta democracia para ricos donde miles son asesinados y desaparecidos.
Parece que todo se vale cuando se trata del Estado con fines de desprestigio hacia movimientos sociales como el de Ayotzinapa, todo con tal de reforzar e imponer su “verdad histórica”.
A la par de esto, las investigaciones por esclarecer los hechos del caso Ayotzinapa se mantienen estancadas, no hay culpables directos sentenciados, ni tampoco se ha investigado a un sólo militar, como han insistido los padres de los 43 normalistas desaparecidos.
Mientras el gobierno redobla la ofensiva contra defensores de derechos humanos y luchadores sociales y, maestros son procesados por luchar contra la reforma educativa enviádolos a penales de máxima seguridad, el Chapo esta libre y las instituciones del régimen se blindan por medio de la represión.
Esta política da muestra de la ofensiva del gobierno para actuar ante el descontento y las demandas tanto de los normalistas como del movimiento obrero y popular. El gobierno da pasos agigantados para aumentar la represión en el marco de un retroceso de la movilización respecto al año pasado, transformando a las víctimas de la violencia de Estado, vivida el 26 de septiembre del 2014, en sospechosos criminales.
La lucha por la verdad y la justicia para los 43 estudiantes normalistas no vendrá de las entrañas de este régimen asesino, que mediante la alianza del PRI, PAN y PRD, pretende proteger, mediante la represión, las instituciones del Estado y la estabilidad de los grandes negocios capitalistas de la profundización del descontento social.
Ante esta ofensiva es necesario la movilización unitaria, donde todos los sectores que luchan contra las políticas del régimen asesino salgan a las calles, haciendo un llamando al movimiento obrero a exigir a sus direcciones sindicales movilizarse y acoger las demandas de las mujeres, los jóvenes y los pueblos en resistencia que sufren de la manera mas cruenta los ataques de explotación, represión y subordinación a los planes de Estados Unidos. | 
