FOTO: Enfoque Rojo.
Como hicieron ante el triple femicidio de Benavidez, perpetrado por un extrabajador de Donnelley, los trabajadores se pronuncian contra la violencia hacia las mujeres, y llaman a organizarse junto a ellas en la lucha por sus derechos.
No es como dicen los medios para tapar la verdadera realidad culpando de algún modo a Melina diciendo que era una fanática de los boliches y que abandonó la secundaria, y que se vestía de forma provocativa por eso le pasó lo que pasó, y que las mujeres de hoy no son como las de antes educadas, limpias y afectas a la familia y su casa para que cuiden a los niños, cocinen, laven la ropa, y tengan la casa siempre lista para el sacrificio del hombre.
Los medios y el poder político siempre encuentran una justificación para estos actos de violencia machistas (femicidios), en el 2010 todos recordamos el triple femicidio de Benavidez donde fueron asesinadas a cuchillazos Nilda Ludovica Ham de 76 años, María Florencia Martínez de 15 años y Marisol Martínez de 6 años, por un ex trabajador de Donnelley, que fue condenado a perpetua, en eso hecho se decía que fue un acto de locura por estar en una secta umbanda. O como también escuchamos decir, que la ex esposa fue responsable por no haberse ido, siempre quieren tapar la verdadera realidad de las condiciones de las mujeres, en el 2013 una mujer fue asesinada cada 30 horas, según lo relevado por el CINU (Naciones Unidas), cifra que aumentó el 16% en relación al año anterior
Estos asesinatos son el último eslabón de una cadena de violencia contra las mujeres. En Argentina hay 38 mil denuncias por año de maltrato y abuso. La mayoría de las denuncias son de parejas o ex parejas. No hay lugares para que las mujeres violentadas puedan acudir junto a sus hijos y sean utilizados como refugios, para no tener que compartir el mismo techo con sus maridos violentos después de haberlos denunciado, como le pasó a esta mujer. El Estado no les garantiza un subsidio ni trabajo para que puedan independizarse económicamente.
En el mundo mueren 16 millones personas de hambre, y en su gran mayoría son mujeres y niñas. Cinco millones de mujeres mueren por el solo hecho de dar a luz. Miles mueren por abortos clandestinos.
La gran mayoría de las mujeres son amas de casa, uno de los sectores más precarios porque su trabajo ni siquiera es reconocido como trabajo y menos remunerado. Además las patronales y los sucesivos gobiernos que mantienen las leyes de flexibilización laboral, hacen que la mayoría de los precarizados y “en negro” sean mujeres. Son el 98% de las empleadas domésticas.
Un porcentaje muy bajo de mujeres trabaja en la industria, y cuando se contratan mujeres, como en el gremio grafico, se las discrimina, sufren condiciones de desigualdad con respecto a los varones, ocupando los peores trabajos, los menos calificados y peores pagos, como el desintercalado, la limpieza, el armado de cajas, etc. No les respetan las categorías y la gran mayoría trabajan contratadas y tercerizadas.
Además sufren doblemente el maltrato por parte de líderes, supervisores y gerentes, quienes muchas veces las acosan sexualmente. En nuestro gremio la actual conducción de la Verde nada ha hecho por los derechos de las mujeres a lo largo de estos años.
Se acrecienta año a año la trata y secuestro de mujeres para prostituirlas y explotarlas sexualmente, siendo este uno de los negocios más rentables, después de la venta de armas, y antes que el narcotráfico. Cuatro millones de mujeres son vendidas por año, y privadas totalmente de su libertad, teniendo que soportar que las droguen y las violen una y otra vez cada día.
Todo esto es violencia, una larga cadena de violencias “naturalizadas” contra las mujeres. Los trabajadores y trabajadoras queremos llamar a la concientización para luchar en contra de la opresión de la mujer y el machismo. La violencia, la humillación, y el asesinato son un problema social que sufren las mujeres, producto de este sistema social, basado en la explotación, donde el machismo y la opresión a la mujer están instalados y legitimados.
Para enfrentar la violencia hacia las mujeres se necesita de la organización y la lucha de las mujeres y de todos los explotados y oprimidos, hombres y mujeres para transformar radicalmente este sistema social. Es importante que en los lugares de trabajo, en los hogares, en los lugares de estudio se discuta este drama. Los patrones nos dividen entre inmigrantes, nativos, efectivos, contratados, jóvenes, etc.
Cuando un trabajador maltrata, degrada, humilla o ejerce violencia contra una mujer, debilita las fuerzas de la clase obrera y fortalece nuestras cadenas. ¡No podemos aceptar y mucho menos reproducir esta opresión si queremos luchar junto a las mujeres contra quienes nos explotan y se benefician de esta situación!
Los trabajadores y trabajadoras de Madygraf (ex Donnelley) queremos aportar a la organización de las mujeres, de nuestras esposas, de las trabajadoras gráficas, y de toda de la clase trabajadora para pelear contra la violencia hacia las mujeres. Solo con la organización en los lugares de trabajo, escuelas, universidades, etc., se puede enfrentar y desnaturalizar la violencia y opresión con que se somete a las mujeres.
¡Basta de femicidios!
¡Refugios para las mujeres víctimas de violencia y sus hijos/as, garantizados por el Estado y bajo control de las propias víctimas de violencia, organizaciones de mujeres y trabajadoras, con gabinetes de profesionales y especialistas, sin presencia policial ni judicial! |