Para la presidenta Dilma Rousseff, en este momento, Levy aún tiene misiones que cumplir y contó a su favor, por ejemplo, la nueva victoria obtenida esta semana en el Congreso, al aprobar en la Comisión Mixta de Presupuesto la nueva meta fiscal para 2015.
Pero a Dilma le gustaría, según sus asistentes, que Levy cambiara sus formas de actuar, dando a conocer lo que se está haciendo para retomar el crecimiento en el país y señalar la manera de hacerlo viable. Para ayudar en esta estrategia, la presidenta ha reforzado la defensa del impuesto de CPMF (impuesto al cheque), una de las propuestas consideradas fundamentales por el ministro para dar un respiro a las cuentas públicas.
La idea es que Levy presente un discurso más optimista, apuntando a un futuro mejor en 2016 y no limitarse sólo a hablar de "ajuste, ajuste y ajuste". Dilma cree que las victorias logradas por Levy fortalecerían al gobierno y a su figura.
Dilma presenció en las últimas semanas los ataques de Lula al actual Ministro de Hacienda, y todo tipo de especulaciones sobre su reemplazo por Henrique Meirelles, el favorito del ex presidente petista. A pesar de toda la presión por la salida de Levy, Dilma ha resistido y, si el ministro tiene éxito en su misión, podría "ir quedando" en el cargo porque ni Dilma quiere reemplazarlo ni él tiene intenciones de retirarse. La prueba es que Levy continúa esforzándose en aprobar proyectos importantes para la economía del país en el Congreso y viene obteniendo algunos logros en ese sentido.
Dilma ya ha resistido presiones para reemplazar al ministro pero esta vez se tomó más tiempo para salir en su defensa, limitándose a decir que Levy "se queda donde está". En este mismo anuncio, la presidenta marcó los espacios y límites de su gobierno al dar un mensaje también a Lula, quien insiste con el nombre del ex presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, que no es del agrado de Dilma.
Los ajustes de Levy son la agenda de Dilma y el PT
Sin embargo, semanas de consejos de Lula contra Levy y de postular su sustitución por Henrique Meirelles, resultó eficaz en otro sentido. Dilma, resistiendo el recambio de Levy, admitió "que sería necesario hacer algunos cambios en la política económica" para inyectar confianza en la economía.
Este condicionamiento es una advertencia para que Levy “oculte con más astucia”, su neoliberalismo detrás de un discurso de crecimiento. Una trampa preparada por Dilma para dar un barniz "progresista y de desarrollo" a los ajustes en curso.
Es más que evidente que Lula, Dilma y el PT son los principales agentes del ajuste de derecha que atraviesa el país. Levy es su aplicador y se mueve como pez en el agua, en un gobierno que avanza en un proyecto de corte neoliberal. Más que de Meirelles, Lula y el PT (así como el PSDB y el PMDB) no pueden prescindir de los ajustes contra los trabajadores. |