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19 de noviembre de 2015 Twitter Faceboock

PREMIO CERVANTES 2015
Fernando del Paso: de autor controvertido a canon literario
Bárbara Funes | México D.F | @BrbaraFunes3

En sus inicios un autor cuestionado por la crítica, Del Paso recibirá el Premio Cervantes 2015, considerado el Nobel de la literatura en español.

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Como una forma de congraciarse con la “periferia”, la metrópoli española otorga el premio un año a un español y otro año a un autor de los territorios que fueron sus colonias hasta el siglo XIX.

Este año, le tocó al mexicano Fernando del Paso, autor, entre otras obras, de Pedro Trigo (1966), Palinuro de México (1977) y Noticias del imperio (1987).

Otros mexicanos acreedores de este premio fueron, por orden cronológico, Octavio Paz (1981), Carlos Fuentes (1987), Sergio Pitol (2005), José Emilio Pacheco (2009) y Elena Poniatowska (2013).

Vale la pena recordar las palabras de Del Paso en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2014. En recuperación tras una serie de infartos cerebrales, había pedido al presidente Enrique Peña Nieto que “no se engañe” porque “todos somos Ayotzinapa” y además se solidarizó con los padres de los 43 normalistas desaparecidos. Eran los primeros meses tras la masacre de Iguala y la indignación se había hecho sentir en todo el país.

Hace unos días, entrevistado por La Jornada con motivo del anuncio del premio Cervantes, pidió: “A las autoridades de éste y todos los estados del país, comenzando por las autoridades federales, a comportarse de tal manera que acepten y combatan los males de nuestro México provocados por su ineptitud y su codicia”.

Y agitó el fantasma de la movilización social en advertencia a la clase política: “(Deben hacerlo) antes que a los 50 millones de pobres y empobrecidos, de desempleados que malviven con salarios mínimos de miseria, víctimas del crimen organizado, las extorsiones y la corrupción, se les ocurra recuperar a su sólida grandeza el Estado y territorio, ya no con granitos de arena, sino con granitos de pólvora.”

Aunque es visto como un personaje progresivo de la cultura, sus palabras, que responsabilizan a la casta política de la crisis del país, denotan cierto temor a la acción de los trabajadores y los sectores populares y una referencia a la Revolución Mexicana, cuando los campesinos combatieron contra la dictadura de Porfirio Díaz por el derecho a la tierra.

Del premio y quién lo otorga

El Premio Cervantes se instituyó en 1975. Lo otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España. Incluye un “estímulo” de 125,000 euros. El fallo se emite cerca de finales del año y se entrega el 23 de abril por los reyes de España.

El jurado está integrado por los dos últimos premiados con este galardón, un miembro de la Real Academia Española, uno seleccionado de alguna de las academias iberoamericanas de la lengua española, cuatro personalidades de la academia, la literatura y la universidad, de trayectoria consagrada y dos miembros seleccionados de suplementos culturales y diarios. En otras palabras, un jurado elegido por la élite consagrada de la literatura.

En torno a éste –y a todos los premios y estímulos para el quehacer artístico– se mantiene la polémica entre quienes los consideran como necesarios para fomentar el “desarrollo de la cultura” y quienes los ven como una forma de cooptación de intelectuales y artistas por parte del poder de turno.

Lo cierto es que resulta innegable que la aceptación de un premio otorgado por la corona española aporta legitimidad a la anquilosada figura de la monarquía y del gobierno español, en el marco de la crisis capitalista, cuando existe cuestionamiento al régimen del Estado español por su corrupción, y cuando Mariano Rajoy llama a conformar una unidad nacional reaccionaria con el rey Felipe VI, el PSOE, el PP, Ciudadanos y Unión, Progreso y Democracia (UPyD) ante los trágicos atentados acaecidos en París.

Y sí, quiérase o no, el premio Cervantes constituye una forma de “domesticación” de intelectuales y literatos a uno y otro lado del Atlántico.

Más allá del canon, ¿vale la pena leer a Fernando del Paso?

Sin embargo, más allá de la aceptación del premio Cervantes y de ser consagrado como un canon de la literatura, la labor de este escritor revela una gran fuerza creativa.

En la obra de Del Paso destacan no sólo un soberbio manejo de la lengua española, sino también la creación de vasos comunicantes entre la historia y la literatura, laberintos intrincados que no siempre tienen una salida y donde cada paso, cada palabra, cada página reconstruye hilos históricos con pinceladas alucinantes.

En sus palabras, se configuran fragmentos de México como hallazgos de una especie de arqueología literaria que captura la esencia de la tragedia y la diversidad y brilla en cada época con fulgores únicos la ciudad de los palacios.

Esa ciudad que habitan sus personajes: la emperatriz Carlota en su desquicio, en su espejismo de reinado en el México del siglo XIX de Noticias del imperio, el joven Palinuro, estudiante de medicina que alucina y vive y ama en el México del movimiento del ’68, el enigmático José Trigo, ferrocarrilero que es parte de la gesta de los trabajadores del ferrocarril en 1958-1959.

Cuando alguien quiera perderse en los meandros de la lengua, lea a Del Paso y su sucesión infinita –que no infinitesimal– de adjetivos, sus relatos barrocos refulgentes, que lo mismo se pasean por los castillos de Miramar y Chapultepec que por los insomnes campamentos ferrocarrileros de los talleres de Nonoalco-Tlatelolco. Allí, donde fueron derrotados los mexicas por los conquistadores españoles, allí donde se vivió un capítulo de la gran huelga ferrocarrilera de 1959, allí donde en el 68 el maldito ejército de Díaz Ordaz tiñó de sangre joven la Plaza de las Tres Culturas en la masacre de Tlatelolco, allí donde el sismo del 85 derribó un edificio, y olió a muerte, a escombro, a desesperanza, allí donde en noches de bruma, el olor dulzón de las flores de los jardines penetra debajo de la piel y guarda todos los recuerdos perdidos y recuperados de tragedias y sombras y brillo y polvo.

 
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