Remontó un partido que perdía desde los 5 minutos cuando un golazo de Márquez puso en ventaja al Pirata cordobés; Vera empató y encendió la esperanza. Benítez abrió el camino a la goleada con una cuota de suerte. Fue 4 a 1 para esperar a Racing o a Estudiantes que esta noche definen la otra llave.
Sabía Independiente que se enfrentaba a un partido durísimo. Belgrano de Córdoba fue uno de los animadores del torneo de 30 equipos y no casualmente clasificó a esta liguilla pre Libertadores. El equipo del Ruso Zielinski es ordenado y certero, cuesta quebrarlo defensivamente (en un sólo partido por el campeonato recibió más de dos goles en contra) y encima fue el único rival que logró doblegar a Independiente en Avellaneda. Y en los primeros minutos, Belgrano confirmó los temores.
No hubo tiempo para mucho, en apenas 5 minutos el celeste se encontró en ventaja cuando presionando a la defensa roja forzó el error de Cuesta en la salida y se la llevó Rigoni a la carrera; la pelota se cruzó en su trayectoria con un inspiradísimo Márquez que clavó un hermoso golazo al ángulo para poner el 0-1.
Independiente se desdibujó y le costó varios minutos hallarse en el campo de juego, con Mancuello en condiciones físicas deterioradas (salió lesionado por un golpe en el tobillo e ingresó Pisano) y el Cebolla Rodríguez falto de ritmo también luego de su lesión. Era el mejor momento de Belgrano que se mostraba sólido y seguro aunque no aportó demasiado peligro.
A los 34 minutos Méndez guapeó y recuperó la pelota (una de las claves del equipo de Pellegrino) y le cedió al Cebolla que envió un centro alto; Vera cabeceó con esfuerzo, Olave dio rebote pero el goleador tuvo una buena noche y disparó un zapatazo a la red para el epate 1-1 con el que se irían al descanso.
El segundo tiempo de Independiente seguía siendo un poco errático, casi no había incursionado en el árrea pirata. Recién a los 20 minutos llegó la jugada que cambió el curso de las cosas: Pisano recibió a las puertas del área, buscaba su perfil pero encontró a Benítez trepando por la izquierda; el misionero quiso escaparse para enviar el centro atrás pero como su marcador le regalaba la línea de fondo, probó con su pierna menos hábil, al arco… la suerte estuvo de su lado porque le llovió la pelota a Olave y “la caprichosa” se escondió en la red. Era el 2 a 1 que hizo delirar a las tribunas rojas.
De ahí en adelante el rojo se animó: enseguida lo probó el Cebolla a Olave que respondió bien y luego llegó uno más para la cuenta del otro uruguayo. Iban 23 minutos, Benítez jugó larga para Vera que le amagó al arquero y lo dejó pagando para irse al gol. Gran definición para el 3-1.
A esa altura Belgrano se diluyó en nerviosismo y confusión; parecía que ya nada podían hacer Zelarrayán (un jugadorazo que todavía tienen la suerte de disfrutar en Córdoba, un auténtico número 10) o Rigoni (de muy buen primer tiempo). Y llegó la “frutilla del postre”: combinó Cebolla Rodríguez una pared con Benítez, que le devolvió limpita, Cebolla probó al arco y la pelota pegó en el palo; el uruguayo agarró el rebote como pudo y –aunque la jugada se ensució- la bocha entró tímida al arco, como pidiendo disculpas por desatar tanta alegría. Fue el 4 a 1 definitivo.
Aunque fue el primer escalón de un camino muy largo, Independiente vivió una verdadera noche copera y pudo sortear un gran obstáculo como fue el prolijo Belgrano de Córdoba (que por su mérito de haber llegado a esta liguilla ahora pasará a jugar la pre Sudamericana). Ahora enfrentará otro rival con mucha historia: o será el Estudiantes de Milito, club con el que se ha cruzado en añejas jornadas de Copa Libertadores, o el eterno rival de siempre, el vecino Racing Club. Todo el mundo añora un clásico, pero la historia se seguirá escribiendo esta noche. Mientras tanto, la parcialidad roja saborea una goleada.