La atención de políticos, economistas, empresarios, la Iglesia, ambientalistas, científicos entre muchos más estará puesta en la próxima XXI Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático o Cumbre del Clima que se desarrollará en la ciudad de París del 30 de noviembre al 11 de diciembre.
Esta cumbre que muchos califican como la “más importante cumbre del clima” o “la cumbre de las cumbres” y que ha sido esperada con ansias desde hace un año se da en un complejo escenario internacional, en donde las tensiones geopolíticas, económicas y de la lucha de clases del último periodo dictarán la política ambiental. En un contexto de crisis económica y conflictos bélicos imperialistas con su expresión más clara en la guerra en medio oriente, cruzado por la profunda crisis ecológica que aqueja a nuestra época la cual no parece pronta a terminar.
¿Qué se espera de París 2015?
La Cumbre de París llega como el tercer escenario, después de Kioto 1997 y Copenhague 2009, en el que los representantes de las burguesías de los distintos países (participarán 195 naciones) adherentes a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) buscarán la posibilidad de que se concrete, por primera vez y frente a los rotundos fracasos que le anteceden a esta cumbre, un acuerdo internacional que responda al cambio climático global, con miras a evitar el aumento de la temperatura global más allá de los 2°C puestos como límite.
El protocolo de Kioto fue el punto de inicio para plantear medidas concretas que apuntaran a la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) en los países llamados “desarrollados”. Dicho protocolo sólo fue firmado por 37 países, de los cuales 28 pertenecen a la Unión Europea (la cual emite el 12% de las emisiones de gases globales). China y Estados Unidos quedaron fuera de dicho acuerdo.
A diez años de su entrada en vigor, el protocolo de Kioto no se ha traducido en la esperada reducción global de emisión de gases del 5%, al contrario de esto la emisión aumentó un 22% con respecto a 1990. No solamente eso, Kioto expresó también la facilidad con que el capitalismo da la vuelta al problema del cambio climático viendo como solución la implementación de bonos de carbono que no es otra cosa que ponerle precio al aire para comerciar su contaminación.
Los datos y las expectativas de los científicos sobre las consecuencias del cambio climático, de continuarse las emisiones de gases de efecto invernadero como ahora, han puesto en tensión a las burguesías y a sus representantes de tal suerte que ahora consideran París 2015 como el lugar en el que se superará el fracaso de Copenhague y se dará continuación al protocolo de Kioto, entrando en vigor en 2020 un nuevo acuerdo.
Los límites de la Cumbre de París
La COP21 viene siendo preparada desde la COP20 realizada en Lima, Perú, hace un año. Dicha reunión deja entrever los límites de esta próxima cumbre. En Perú, los acuerdos que se consiguieron fueron mínimos llegando a un “fondo verde” de 10,000 millones de dólares y la reducción de GEI con compromisos no vinculantes.
Esta cumbre a todas luces tiene límites para ser la cumbre que marque el rumbo de políticas ambientales que pongan un freno real y no en lo formal al cambio climático y a la crisis ecológica.
Una de las principales contradicciones a las que se enfrenta la burguesía internacional cuando de frenar el cambio climático se trata es que desarrollar política en ese sentido implicaría atentar contra el motor de su existencia, es decir, poner la producción en función de la preservación y cuidado del ambiente y no de la ganancia.
La Unión Europea y Estados Unidos con sus economías debilitadas por la crisis, poco apostarán por poner cuotas obligatorias de reducción de GEI ya que eso implicaría ponerles un obstáculo a los capitalistas de los energéticos, que tanta responsabilidad tienen en la crisis ecológica.
Otro elemento importante a considerar que pone tensión a la Cumbre de París y lo que de ahí pueda emanar es la aprobación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), impulsado por el imperialismo estadounidense que incluye a 11 países más y que en sus líneas relata que las medidas de protección ambiental llevadas por los gobiernos no deben afectar los intereses de las empresas ya que de hacerlo serán llevados a tribunales internacionales.
La COP21 militarizada
Las calles de París se encuentran militarizadas con alrededor de 11 mil policías. En conferencia de prensa el ministro de Interior Bernard Cazeneuave señaló que hay un desplegado de 8 mil policías y gendarmes en la frontera del país y que otros 2 mil 800 serán movilizados a Le Bourget donde será la conferencia.
Este estado de emergencia ha hecho que la movilización por el clima del 29 de noviembre, que se llevará en otras partes del mundo, sea prohibida por el gobierno francés criminalizando la protesta social asociándola al terrorismo.
Pensar la lucha contra el cambio climático en clave revolucionaria
La ideología dominante en altavoces no se cansa de decir que la lucha contra el cambio climático es una “lucha de la humanidad” contra un fenómeno natural que fue provocado por “nosotros”. Lejos está esto de ser real.
La crisis ecológica nace del seno del capitalismo que constantemente avanza de manera rapaz sobre la naturaleza sin importar los efectos ambientales. El problema se encuentra en la manera anárquica en que se produce por lo que ponerle un freno a la crisis ecológica implica ponerle un freno a la forma de producción capitalista.
Los verdaderamente afectados por el cambio climático- los trabajadores, las mujeres, la juventud, los pueblos originarios y los campesinos pobres- no estamos representados en la cumbre que no buscará ver por nuestros intereses sino por los intereses de los empresarios. |