Hace algunas semanas, luego del histórico fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a favor de cuatro personas, a los que se les otorgó un amparo para el consumo de Marihuana, el debate sobre la legalización de esta droga se reabrió.
Es este marco y a propósito de la publicación de su trabajo ‘Marihuana y Salud’, Juan Ramón de la Fuente actual coordinador del diplomado “Marihuana y Salud. De la molécula hasta el contexto social”, concedió una entrevista a Proceso para hablar sobre su nuevo libro donde además toca varios puntos acerca de la penalización, que durante años ha existido hacía las personas que consumen esta droga en México.
Su trabajo fue presentado por el mismo como un punto de vista meramente científico, sin embargo, apuntó que espera que dicha elaboración sirva para nutrir el debate sobre la legalización de la marihuana. De la Fuente reconoce que el tema de las drogas en México tiene por norma la secuencia " primero prohíbo, después criminalizo y luego militarizo”.
¿Es la regulación una alternativa?
El autor opina que para dar alternativas a este problema hace falta primero descriminalizar la "conducta del consumo", es decir no condenar a aquellos que consumen esta drogas. Menciona que no hace falta luchar por su legalización, sino regular su consumo. Propone así "en pro de la salud y los derechos humanos", la regularización de esta por parte del Estado, como una forma de aminorar el narcotráfico pasando el control del mercado de las manos del crimen organizado a el Estado.
Basado en su investigación, el profesor argumenta que no es posible su legalización porque esto implicaría permitir el consumo a menores de 18 años, y en tanto "ninguna droga es inocua" su «sistema nervioso central no está suficientemente maduro» para el consumo de esta droga. Sin embargo, mientras esta droga permanece ilegal, un alto número de los consumidores son menores de edad.
Argumenta que «buena parte de los recursos que están utilizándose para comprar armamento y equipo militar en la guerra contra las drogas, se podrían usar para generar más centros de atención y de rehabilitación, con programas preventivos y educativos» por lo que, asegura que se hace imperioso tomar medidas con respecto a lo que implica su venta ilegal y lo que se desprende de esta.
“Lo que pasa es que cuando la gente escucha las palabras descriminalizar, despenalizar o legalizar, piensa que lo que se está proponiendo es que todo mundo pueda fumar mariguana a cualquier hora en todos los lugares, sin importar la edad ni las dosis. Y eso, evidentemente, no es lo que quiere decir descriminalizar, despenalizar o legalizar." declaró el autor.
¿Qué diferencias existen entre legalizar y despenalizar?
En un reciente artículo realizado para la versión Argentina de este diario, Cecilia Rodríguez ha profundizado en las diferencias que existen entre legalizar y despenalizar. «La “despenalización” de las drogas implica que las personas no vayan presas por tenencia para consumo personal. En varios países se despenalizaron las drogas. Por ejemplo en Portugal se puede portar en el bolsillo un gramo de heroína, un gramo de éxtasis, dos gramos de cocaína, 25 gramos de hojas de marihuana o cinco gramos de hachís.
La política de “legalización” de las drogas también plantea despenalizar el consumo: cada cuál es libre de llevar su vida como desee sin que el Estado tenga que regularla. Además, legalizar el consumo apunta a cortar con una de las principales excusas con la que cuenta la policía para la criminalización de la juventud. Pero la “legalización” va más allá: apunta a la legalización de toda la producción, distribución y comercialización de las drogas. De esta manera es una política para terminar con el gran negocio del narcotráfico que se basa en la ilegalidad de las drogas para hacer ganancias extraordinarias. La ilegalidad, además, lleva a que sea un gran negocio capitalista extremadamente violento donde toda disputa por un mercado lleva a guerras entre bandas y asesinatos.»
Por otro lado, descriminalizar remite únicamente a lo que hace alusión De la Fuente, el acto de no ver con malos ojos el hecho de que alguien consuma algún tipo de sustancia ilegal, lo cual será difícil de conquistar siempre que el Estado ponga estas etiquetas a las drogas en su conjunto.
Es difícil remitir la causa de la guerra contra el narcotráfico únicamente a las implicaciones que tiene el tema de la mariguana, sin duda es un gran negocio no por nada México ocupa junto con Afganistán los territorios con mayor superficie destinada a producir esta planta a nivel mundial.
Sin embargo, hablar de medidas que impliquen terminar con todo lo que arrastra la guerra contra el narco supone cuestionar el problema de raíz y poner sobre la mesa la legalización de las drogas en su conjunto.
La militarización más que la búsqueda de erradicar su compra y venta por parte del gobierno es una forma de control, dictada desde el principal comprador: Estados Unidos, quien ha impuesto el paradigma del prohibicionismo y que invierte cantidades millonarias en intervenir en la “seguridad” mexicana.
La legalización es una demanda elemental para dar a cada uno el derecho a decidir libremente sobre nuestros cuerpos y el consumo o no de las dragas. Además es fundamental para terminar con la mafia que hay detrás de su venta, que saca ganancias extraordinarias por su prohibición pero después inserta dicho capital en negocios de la propia economía legal, actividades para lo cual tiene como socios a diferentes niveles de gobierno, tanto en Estados Unidos como en México.
Para la lucha contra la militarización y la legalización de las drogas es necesaria la movilización independiente y en las calles que tenga como perspectiva enfrentarse al imperialismo y al régimen que garantiza la explotación y subordinación con represión y miseria. |