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La Izquierda Diario
5 de diciembre de 2015 Twitter Faceboock

MEDIOS, POLÍTICA Y PODER
A Sabbatella lo “apretaron” entre Macri, Clarín y Bonadío
Daniel Satur | @saturnetroc

El titular de la AFSCA dijo que no va a renunciar. El jueves lo visitó el hombre que Macri quiere que lo reemplace. Y el viernes el juez le allanó las oficinas a pedido de Clarín. ¿Aguantará más allá del 10 de diciembre?

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“No es extraño que justo ayer les dije que no voy a renunciar y hoy ordenan allanar, se hace muy difícil no relacionarlo”, escribió este viernes Martín Sabbatella en su cuenta de Twitter. Y aunque mezclaba dos hechos protagonizados por diferentes actores, algo de razón tenía. Sobre todo porque esos dos actores están más que relacionados con un tercer jugador: el Grupo Clarín.

La historia del caso, resumida, es más o menos así

  •  En noviembre de 2013 Clarín presentó su “plan voluntario” para adecuarse a la Ley 26.522 (conocida como Ley de Medios), una vez que ésta fue declarada constitucional. Allí “la Corpo” proponía subdividirse en seis unidades diferenciadas.
  •  En febrero de 2014 Sabbatella, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), anunció que ese plan voluntario estaba bien y había sido presentado en tiempo y forma.
  •  Pero en octubre del mismo año dijo que en realidad ese plan estaba mal y que se veía obligado a forzar la “adecuación de oficio” de Clarín a la ley.
  •  Semanas después el juez Horacio Alfonso dictó una medida cautelar a pedido de Clarín que frenó esa adecuación forzosa.
  •  Al mismo tiempo Héctor Magnetto denunció a Sabbatella y al resto de los directores kirchneristas de la AFSCA por “abuso de autoridad” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
  •  La medida cautelar fue renovada por Alfonso y vence el 16 de enero, ya con Macri (amigo de Clarín) como presidente de la Nación.
  •  El jueves pasado Miguel de Godoy visitó a Sabbatella. “Macri me pidió que asuma el 11 de diciembre al frente del organismo”, dijo. “Eso no es lo que dice la ley. Yo tengo cuatro años de mandato”, le respondió Sabbatella.
  •  Ayer al mediodía el juez Claudio Bonadío ordenó un allanamiento en la AFSCA para requerir el expediente de la adecuación del Grupo Clarín a la Ley de Medios.
  •  Minutos después Sabbatella hizo una conferencia de prensa en la vereda de la AFSCA. Denunció el “hecho grave”, que violenta “la calidad institucional y los valores democráticos”, pergeñado por “una parte del Poder Judicial, articulado con un sector político más intereses económicos corporativos forman una trama mafiosa”.

    Adios muchachos...

    Como pasó desde mediados de 2008, cuando Magnetto y los Kirchner dejaron de ser aliados, cada capítulo de la pelea entre “la Corpo” y el gobierno estuvo marcado por los climas políticos y las relaciones de fuerzas de cada coyuntura particular. A tal punto fue así que en el último tramo del ciclo kirchnerista las tensiones fueron aflojando, más allá de los habituales chisporroteos discursivos. Incluso durante la campaña electoral el candidato presidencial kirchnerista fue más veces y se sintió mucho más cómodo con los periodistas de TN y Canal 13 que con los de los medios conducidos por la burocracia estatal.

    La pelea, de todos modos, nunca derivó en pérdidas significativas, ni económicas ni de poder, por parte del grupo de Noble y Magnetto. A lo sumo, la “batalla cultural” emprendida desde el gobierno dejó como saldo en parte de la conciencia popular que Clarín miente, pero no más que cualquier otro medio masivo de comunicación ligado al poder económico (sea oficialista u opositor).

    Hoy Sabbatella quedó en el centro de la tormenta al ser uno de los funcionarios que tienen mandato legal más allá del 10 de diciembre, al igual que la procuradora Alejandra Gils Carbó o el presidente del Banco Central Alejandro Vanoli. El tema es que si ellos no renuncian, Macri debería buscar la forma de forzar su desplazamiento, algo poco “republicano” y “respetuoso de las instituciones”. Y eso irrita sobremanera al nuevo presidente.

    Por eso la aparición en escena del juez Bonadío, alguien más que deseoso de hacerle tomar de su propia medicina al gobierno de Cristina, puede encuadrarse en parte de la campaña macrista para despejar el terreno de cara al próximo período. Así lo dejaba entrever ayer nada menos que el abogado de Clarín Damián Cassino, quien por Twitter se jactaba de que Sabatella estaba “preocupado porque en esta denuncia de Clarín los K no pueden presionar a los jueces. Sabe que su accionar fue contra la ley”. Al titular de la AFSCA, dijo Cassino, “lo indigna que la justicia investigue la comisión de un delito en el intento de adecuar de oficio a Clarín. Fin de ciclo”.

    Lo que no se debería obviar es que Claudio Bonadío, al igual que Clarín, también tuvo un pasado aliado al kirchnerismo. Este emblemático “juez de la servilleta” menemista, que respondía directamente a Carlos Corach en los 90, le prestó grandes favores al gobierno que se está retirando. En 2011 sobreseyó a Fabián Gutiérrez, Isidro Bounine y Daniel Muñoz, secretarios privados de Cristina que incrementaron su patrimonio casi cien veces. Y en 2012, tras la masacre ferroviaria de Once, el juez limitó el procesamiento a los ex secretarios de Transporte, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, salvando el pellejo del ministro de Planificación Julio De Vido, el máximo responsable de las políticas de infraestructura.

    Pasado el tiempo, como gran parte de la corporación judicial, Bonadío comenzó a pensar en su autopreservación. Y así llegaron los procesamientos a Boudou y la investigación a los hoteles de Cristina en Santa Cruz, entre otras manifestaciones opositoras desde los estrados judiciales. Y un día Bonadío mandó a sus empleados a meterse en las oficinas de Sabbatella y sacarle el expediente de Clarín, una semana antes de que la jefa espiritual del exintendente de Morón deje la Casa Rosada.

    Antenas negras

    Que Sabbatella haya interpretado el allanamiento de ayer como un apriete, obviamente no es descabellado. Es que así funciona casi todo desde el Estado, sea de un bando político o del otro. Y eso él lo sabe. De hecho su gobierno más de una vez actuó de forma similar. El caso del canal de TV comunitaria Antena Negra es un ejemplo más que claro.

    Antena Negra es un canal de televisión de la Ciudad de Buenos Aires que hace años funciona desde el barrio de Almagro. El 4 de septiembre de este año funcionarios de la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC) junto a patrullas de la Policía Federal allanaron el canal, rompieron las instalaciones y se llevaron equipos de la emisora comunitaria. Todo para que dejara de transmitir. Ese hecho violento fue a pedido de Prosegur, la multinacional de “seguridad” con la que se cruzaban frecuencias produciendo interferencias.

    La denuncia del atropello oficial sobre el canal comunitario generó revuelo y Sabbatella lanzó públicamente el “compromiso” de buscar las vías para solucionar el conflicto (desigual) entre Antena Negra y Prosegur. Pero a tres meses del allanamiento realizado por el gobierno, Antena Negra sigue sin poder salir al aire y sus responsables siguen imputados en una causa judicial absurda.

    Y como si fuera poco, como ellos mismos lo denuncian, se sigue “desoyendo el reclamo de Antena Negra TV para la apertura de concursos requerida por el medio. La inacción que tuvo el organismo desde el comienzo del conflicto continúa hasta el día de hoy. La AFSCA a cargo de Martín Sabatella sigue desprotegiendo al canal de televisión frente a una empresa multinacional como PROSEGUR e ignorando su pedido de apertura de concurso.”

    El gobierno kirchnerista termina y arranca la presidencia de Macri. Más allá de que Sabbatella renuncie o no, lo que queda en evidencia es que su gestión en la AFSCA demasiado lejos estuvo de servir a la democratización de los medios. Ni siquiera sirvió para trastocar mínimamente el esquema monopólico y corporativo del espectro radial y televisivo argentino, algo que supuestamente iba a realizar con la nueva Ley de Medios en la mano.

    Vale recordar, en ese sentido, que la norma está vigente desde que se promulgó hace seis años. Pero el gobierno se negó a implementar gran parte de su articulado escudándose falsamente en las medidas cautelares interpuestas por Clarín (que impedían que se aplicaran cuatro artículos y sólo en el caso particular de los medios del grupo).

    Por caso, el gobierno jamás implementó el otorgamiento de licencias para cubrir el tercio del espectro de radio y televisión con medios del sector “sin fines de lucro”, tal como lo marca la ley. Demás está decir dónde quedará esa legítima aspiración de muchos medios comunitarios y alternativos si todo va a depender del nuevo gobierno de Macri.

    Así las cosas, mientras Clarín y Bonadío acompañan a Macri en su ingreso a la Casa Rosada, la “democratización de los medios” quedará como un cliché de los tantos que usó el kirchnerismo para realizar sus propios negocios. ¿Y Sabbatella? Se verá.

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