El pasado 4 de diciembre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte firmaron un acuerdo mediante el cual en el currículo de las asignaturas “Valores Sociales y Cívicos” en Primaria y “Valores Éticos” en Secundaria, se educará en “mejorar el conocimiento de la seguridad y la defensa en los distintos niveles educativos”.
El acuerdo firmado por los ministros de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, y Defensa, Pedro Morenés (ex-directivo de empresas fabricantes de misiles y bombas de racimo), tiene una duración de 5 años prorrogables, favoreciendo que las Comunidades Autónomas lo implementen y habiendo sido ya enviados los currículos a diversas editoriales.
El texto ya señala que la finalidad es que la juventud “se familiarice con las Fuerzas Armadas”, y su “misión de garantizar la integridad de España”, se “sensibilice en lo concerniente a la Seguridad y Defensa de España” y su “compromiso con organismos internacionales (ONU, OTAN, UE, etc) a favor de la seguridad y la paz.”
Esta nueva vuelta de tuerca en imponer en el ámbito educativo la visión imperialista, españolista y reaccionaria del actual Gobierno llega en un contexto de recortes a la educación pública que han expulsado- a decenas de miles de estudiantes de las aulas por motivos económicos, en un proceso de elitización de la educación.
También llega justo antes de unas elecciones que podrían avecinar el envío de tropas españolas a la guerra imperialista, en un escenario de bombardeos en Oriente Medio, como son el tipo de intervenciones que se justificarían en las escuelas bajo el nombre del “esfuerzo solidario y efectivo mediante el que las Fuerzas Armadas salvaguardan los intereses nacionales”.
Estos son los intereses de una burguesía imperialista que trata de trasplantar de forma aún más clara su ideología a los libros de texto escolares, tal como aparecen reflejados en la LOMCE, última ley de educación aprobada sólo con los votos del PP, o la visión de la educación que aparece en el Libro Blanco que el Ministerio de Educación encargó a José Antonio Marina.
La única alternativa a esas asignaturas es la de Religión Católica, obligatoriamente impartida- en las escuelas públicas del Estado Español, y desde la implantación de la LOMCE-, considerada de nuevo como una asignatura que pondera para la nota media o la obtención de una beca como el resto de las asignaturas, siendo una demanda histórica de la Conferencia Episcopal.
El papel de la Iglesia Católica en la educación en el Estado Español está regulado por diversos Concordatos con el Vaticano, el último renovado en 1979, y cuenta con un rol privilegiado al recibir subvenciones de entre 2.200 y 2.500 millones de euros anuales por la propiedad de alrededor de 4.000 colegios concertados.
En las asignaturas de “Valores Sociales y Cívicos” en Primaria y “Valores Éticos” en Secundaria, que sustituyen a la anterior “Educación para la Ciudadanía” no sólo aparecen materias para el conocimiento de “la Bandera, el Escudo y el Himno Nacional” o “el derecho y deber de defender a España”, sino también posturas históricas de la Iglesia Católica, sobre el derecho al aborto, la eutanasia o la utilización de células madre, por ejemplo.
La introducción de contenidos sobre Defensa en estas asignaturas también reproduce posiciones de altos mandos de las Fuerzas Armadas, posicionándose contra la objeción de conciencia y la desobediencia civil en nombre de la legalidad constitucional.
Ésta se hace en sustitución en el currículo de los relativos a la prevención de la violencia machista, obligando además al profesorado a “la formación y la puesta en marcha de actividades que contribuyan a mejorar el conocimiento que los menores y jóvenes tienen sobre la seguridad y la defensa de España.”
Este acuerdo ha despertado críticas entre sindicatos, asociaciones de padres y madres y de estudiantes, quienes lo califican como “adoctrinamiento puro y duro”, afirmando que “el Gobierno trata de imponer sus convicciones ideológicas” y comparándolo con la asignatura de Formación del Espíritu Nacional que se impartía en las aulas del franquismo.
Mientras las distintas potencias imperialistas del mundo miran hacia Oriente Medio con los misiles guardados o devastando ciudades enteras, este gobierno al servicio de los capitalistas vuelve a la ofensiva ideológica en una escuela pública en desmantelamiento.
Se revela necesario pelear por una educación pública, laica y de calidad, y que no se dedique a ser una máquina de propaganda burguesa ni a hacer de la juventud mano de obra barata, siendo únicamente posible bajo control de estudiantes y trabajadores de la enseñanza. También es urgente levantar un movimiento antiimperialista desde la juventud, que combata la guerra y también la xenofobia que aumenta en Europa. |