Una nueva trampa del gobierno
El aparente cambio en la actitud del gobierno federal con respecto a los padres de familia y el Grupo Independiente de Expertos Interdisciplinarios –GIEI- de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se da en el marco del retroceso de las movilizaciones por la aparición con vida de los 43 normalistas. A pesar de que la movilización del día 26 de septiembre de este año, fue verdaderamente masiva y demostró que el reclamo sigue vivo.
El gobierno trata de ganarse la confianza de los padres planteando públicamente que hay “voluntad” de seguir investigando- aunque sostiene la versión de la incineración de los normalistas en el basurero de Cocula-, permitiendo la extensión de la investigación del GIEI, mientras maniobra al formar la unidad especial de la PGR para la búsqueda de los normalistas y hasta la Ley sobre Desaparición Forzada.
Otra medida encaminada a dar carpetazo al asunto es que se ha aprobado la primera reparación de daño por el caso Ayotzinapa para la familia de uno de los jóvenes asesinados, David García Evangelista, integrante del equipo de futbol “Los Avispones”. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas dio a conocer que la reparación implica asesoría jurídica, atención psicológica y compensación económica.
También en esta tónica se inscribe la aprobación de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) para que los diputados integrantes de la Comisión Ayotzinapa se reúnan con militares del 27º Batallón con sede en Iguala, aunque según se sabe hasta ahora, se trata solo de una entrevista sin consecuencia jurídica alguna. Pero la SEDENA y el gobierno federal se han negado sistemáticamente a permitir que los padres de los normalistas y los expertos del GIEI, interroguen directamente a los soldados del citado batallón o que éste sea inspeccionado, por temor a que pudieran mostrar la participación de miembros del ejército en la desaparición y asesinato de los normalistas.
Ninguna respuesta positiva vendrá del gobierno ni la iglesia católica
Mientras tanto, hay sectores que abogan porque los padres de los 43 normalistas se reúnan con el papa Francisco, quien no tiene hasta ahora esto previsto. Por el contrario, tiene en la agenda desde su primer día de estancia en México el 13 de febrero, visitar el Palacio Nacional además de reunirse en la Catedral Metropolitana con la jerarquía católica y los obispos del país.
El Papa viene a dialogar con el gobierno, los representantes de este régimen y con la jerarquía de la Iglesia católica, para dar un espaldarazo a los mismos. Su visita fue gestionada por el gobierno mexicano y en primera instancia no puede permitir que su visita sirva para darle nuevamente voz a los padres de Ayotzinapa; aunque no puede descartarse que finalmente se realice dicha reunión. Sea como sea, no será la Iglesia Católica ni el papa quien se enfrentará al gobierno ni exigirá la aparición con vida de los normalistas.
El cambio aparente en la actitud gubernamental está al servicio de cerrar el caso Ayotzinapa, es una nueva trampa para recuperar la legitimidad y credibilidad perdida. Sobre todo en el marco de una nueva ofensiva gubernamental contra el magisterio y el conjunto de los trabajadores de este país, como se demuestra con las declaraciones recientes acerca de un importante recorte de personal previsto para inicios de 2016 en PEMEX.
Por eso, es importante que los padres de los 43 de Ayotzinapa desconfíen de la política de negociaciones con las autoridades de este gobierno y las instituciones estatales que ya en una ocasión quisieron cerrar el caso con falsedades, testimonios y pruebas fabricadas. Pues crearía confianza en este gobierno deslegitimado por el descontento popular, misma que podría usar después contra los padres.
Retomar el camino de la movilización al lado de la juventud y los trabajadores
Desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas consideramos que para seguir luchando por la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa es clave que los padres retomen y profundicen el camino de la lucha con una política independiente de las instituciones del régimen de la alternancia y del gobierno, desconfiando de los mecanismos que intentarán para desviar la lucha y cerrar el caso de la desaparición de los compañeros normalistas.
La versión de la “Verdad Histórica” ha sido desmentida una y otra vez por parte de los padres de familia, del Equipo Argentino de Antropología Forense, científicos de la UNAM y UACM, reporteros y medios de comunicación y por la Comisión Internacional de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. No se puede confiar en que su versión cambiará o que emprenderá una verdadera búsqueda de los normalistas y aclarará lo sucedido en Iguala en septiembre del año pasado.
Además, tras las militarizadas elecciones del pasado 7 de junio, el régimen político y el gobierno de Peña Nieto emprendieron una nueva ofensiva contra los trabajadores, los sectores populares y sus libertades y derechos democráticos. Aquellos que se oponen a sus planes son criminalizados, reprimidos y encarcelados, como ha sucedido recientemente con los profesores del magisterio disidente, los maestros Juan Carlos Orozco Matus, Othón Nazariega Segura, Efraín Picaso Pérez y Roberto Abel Jiménez García, pertenecientes a la Sección XXII de la CNTE y los 30 normalistas presos, acusados de violar la Ley Federal de Explosivos.
Para lograr la aparición de los 43 y el castigo a los responsables de la masacre de Iguala, hay que volver a la lucha de la mano de la juventud, los trabajadores, el magisterio y los sectores populares que volvieron a las calles masivamente el 26 de septiembre de este 2015.
El gigantesco movimiento de extensión nacional que se desarrolló sobre todo durante octubre y noviembre de 2014 en exigencia de la presentación con vida de los 43 compañeros normalistas potencialmente podía llevar a la caída de EPN y el régimen de conjunto.
En ese momento, el régimen de la alternancia estaba en una severa crisis política. Se hizo evidente que este régimen criminal del PRI-PAN-PRD es irreformable y que sus instituciones, están para para defender los intereses de los empresarios, sean nacionales o extranjeros. El desgaste de sus partidos y sus instituciones, tendría que haberse aprovechado para plantearse su caída.
El límite del movimiento fue que el proletariado y sus organizaciones no fueron la columna vertebral del repudio al gobierno, ni encabezaron la movilización; la dirección del movimiento, encabezada por distintas fuerzas políticas apuntaba a una estrategia de reforma del régimen.
En ese contexto, la tarea era extender y profundizar el movimiento hacia la Huelga General Política que paralizara el país hasta la derrota del gobierno e impusiera un gobierno de las organizaciones obreras y populares en lucha. Los socialistas del MTS propusimos esta perspectiva y planteamos que, como primera medida, dicho gobierno debería convocar a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana en la cual la agenda de discusión sean las demandas y aspiraciones de las grandes mayorías.
Lamentablemente, mientras las direcciones sindicales -aun las que se reclamaban opositoras- se negaban a impulsar la participación decidida de los trabajadores en un frente único, imponiendo con sus métodos de lucha -como la huelga y el paro-, las organizaciones de izquierda que tenían influencia en el movimiento fueron adversarias de una estrategia como la que planteamos los socialistas, que llevase efectivamente a la caída del gobierno y a imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo. Esto terminó provocando que el movimiento se desgastara y retrocediera, que el gobierno recuperase la ofensiva.
A poco más de un año de la desaparición de los 43, este recuento y balance de la movilización (que hicimos desde el MTS aquí y aquí) es fundamental para recobrar fuerzas y continuar la lucha. Los padres, que se han convertido en ejemplo de lucha, deben decir ¡No! de manera rotunda a las maniobras del gobierno y convocar a la movilización independiente y en las calles, para que nuevamente seamos cientos de miles los que exijamos la aparición con vida de nuestros 43 compañeros normalistas. |