En Concordia saben lo que es cuando el agua baja con fuerza desde el Norte.
Mucho más saben los vecinos de los barrios más bajos, los primeros que sufren cada vez que el río decide meterse en la ciudad. Esta vez el golpe fue más duro. La inundación esta vez invadió las calles como nunca, acercándose al centro. Y no se sabe cuando dejará de crecer.
“La situación es grave. No hay todavía anuncio de pico”, dice Cristina Ceratto, docente e integrante de la Comisión Directiva de AGMER. “Cuando hay creciente todos esperan el anuncio de pico, para saber qué día va a dejar de crecer, hasta dónde va a llegar el agua”.
El clima mejora y el río en estas horas está estacionado, pero nadie puede saber hasta cuándo.
En estos momentos hay 10 mil personas evacuadas.
Responsabilidades
El gobierno nacional se apuró, en sus primeras semanas, en anunciar exenciones impositivas a los empresarios del campo, pero no tomó medidas para enfrentar la situación que las crecidas anunciaban desde noviembre. Tampoco el gobierno anterior había encarado obras estructurales que puedan evitar estas crisis sociales.
Cristina asegura que “el problema profundo es un problema ambiental. Las represas, el desmonte, son cuestiones que van modificando la naturaleza. ¿Y a quienes afectan? A las personas de menos recursos. No se ha generado una política de cambio de esa situación. Los perjudicados son siempre los mismos sectores. Si bien ha habido planes de erradicación en las zonas peligrosas, hay sectores que se han parquizado, falta mucho aún”. La situación de miles de familias de Concordia confirma la descripción de los docentes.
El Litoral es una de las zonas donde queda claro que algunos pocos han ganado con la soja y la agroindustria, y millones viven en condiciones precarias. Concordia es uno de los lugares donde se marca más ese contraste.
Cuando baje el agua la situación quedará mas evidenciada aún. “Los que están en las zonas donde llega primero el río están ahí porque no pueden acceder a otros lugares”, cuentan las docentes.
Eso se vive como un eterno retorno, después de cada inundación. “Son familias que ya vivían con lo mínimo. Y se viene una situación muy dura. Siempre hay pérdidas, las viviendas quedan deterioradas, las condiciones de vida empeoran, es una situación muy dura de afrontar”.
Solidaridad desde abajo
Los trabajadores de la educación son quienes más conocen la ciudad y cada uno de sus barrios. Los que más conocen las condiciones de vida y las necesidades de la población entrerriana.
Por iniciativa suya, el sindicato se ha transformado en uno de los lugares de organización de la solidaridad con los inundados. “Nosotros intentamos cubrir todo lo que está a nuestro alcance. Hay una corriente solidaria muy importante en estos días”.
Mientras Gabriela Michetti, la máxima responsable junto a Mauricio Macri de la administración del Gobierno, difundía la polémica invitación a llevar donaciones a su ONG para los inundados, los docentes trabajan codo a codo con vecinos y otras organizaciones.
“Estamos organizando la solidaridad desde nuestro sindicato, y están colaborando otras organizaciones sociales y sindicales. Estamos contacto con los directivos de las escuelas donde están los evacuados. Estamos trabajando en toda la provincia, desde Central a todas las seccionales de los departamentos; todavía no hemos hablado con sindicatos de otras provincias”, cuentan.
Desde AGMER invitan a acercarse a colaborar. “Estamos durante el fin de semana, y desde la semana que también, hasta las 20 horas. Artículos no perecederos, agua, lavandina, pañales, todo lo que puedan colaborar”. Hay que comunicarse al 0345- 4217790 y 4221334.
La inundación afecta no solo a muchos docentes, sino también a miles de trabajadores de la zona. “Esto pone a prueba la solidaridad de los trabajadores con los trabajadores”, dicen las docentes de Concordia. | 
