El pasado 14 de agosto Cristina dio la primera cadena nacional de las dos que dictó esa semana. Los temas principales fueron cómo pagar a los fondos buitre y los conflictos en Lear y Donnelley. Pero en este artículo no vamos a hablar de eso, sino de la excusa que fundamentó una de las dos cadenas nacionales: el lanzamiento del plan de construcción y reacondicionamiento de viviendas “Vivir más Cerca”.
De qué se trata
El plan contempla la duplicación del presupuesto nacional para vivienda, que pasará de $8.760 millones a $16.285 millones, y se utilizaría para la ejecución de 1.500 obras en todo el país. Cifras que equivaldrían a 64.151 viviendas nuevas y 41.039 obras de mejoramiento habitacional. Según el video que mostró la Presidenta, 17.742 están próximas a iniciarse, 39.269 en licitación, 17.247 por licitarse y 30.928 en evaluación.
Tanto Cristina como Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, coinciden que este incremento del presupuesto para vivienda está orientado a reactivar el mercado de la construcción que cayó desde el sector privado entre un 3 y un 4% en el último tiempo.
Ni para empezar
Lo primero que hay que decir es lo insuficiente del plan en el sentido de que contempla 105.186 soluciones habitacionales a nivel nacional cuando el déficit supera los 4 millones y el número de personas en villas y asentamientos en los últimos años aumentó 52% en todo el país. Por ejemplo, en CABA el incremento varió de 53.000 personas en 2001 a 163.587 en 2010, y en la Región Metropolitana de Buenos Aires pasó de 702.586 en 2001 a 1.065.884 en 2006; se calcula que son más de 3.000.000 en la actualidad. A esta situación crítica hay que sumarle que los fondos para vivienda no superaron en toda la “década ganada” el 1% del presupuesto y que según la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) rara vez se ejecutó el 100% del presupuesto anual.
Es decir que la mira del gobierno no está puesto en resolver el problema habitacional, sino en garantizar que constructoras, inmobiliarias y empresas fabricantes de materiales de construcción no pierdan ganancias en un rubro de mucha explotación laboral, donde la precariedad y el trabajo en negro alcanza el 63% de los obreros y las muertes por accidentes llegan a una por día.
Cada vez más lejos
Para muchos planificadores la crisis habitacional está vinculada al acceso que tienen los trabajadores a la vivienda, pero además es un problema que no se puede resolver sino es sobre la base de los intereses que los capitalistas tienen sobre el territorio. Es ilustrativo el hecho que el 9% de la población en Argentina vive en condiciones precarias y exista un 19% de casas vacías fruto de la especulación inmobiliaria; o que el acceso a un lote para construir es casi imposible para familias trabajadoras, ya que por ejemplo para poder comprar un terreno urbano en la región metropolitana es necesario disponer de 55 veces un salario mínimo. A esto hay que sumarle que los precios van en aumento a partir de los procesos especulativos en terrenos de reserva urbana, y en algunos casos directamente rurales, que se generaron a partir de los créditos ProCreAr.
Por eso, un plan construcción de viviendas que no imponga a las patronales un salario acorde a la canasta familiar y la expropiación de espacios urbanos vacantes no resuelve el problema, sino todo lo contrario. Genera que la ubicación de las futuras casas esté en terrenos fiscales o baratos (lo que financia el plan es la construcción, no contempla el terreno), en su mayoría poco aptos, lejanos a los centros de trabajo, de intercambio, de acceso a la salud y educación. Esta situación impulsa a los propietarios beneficiados a vender esas viviendas y volverse a instalar en las villas o asentamientos más próximos a las ciudades. La tensión que genera el trabajo precario o mal pago en el territorio es tan fuerte que se da esta dinámica a pesar de los desalojos constantes, inundaciones, etc.
A pesar del discurso Nac&Pop
Como sucede con la crisis energética, la extranjerización de la economía y la deuda externa o el transporte, la problemática habitacional, la crítica situación en villas y asentamientos, están cada vez más lejos de resolverse por el camino que plantea el gobierno. Pero eso sí, lo que está cada vez más cerca de concretarse a partir de este plan de viviendas son las jugosas ganancias para las constructoras y los propietarios de los futuros loteos. |