Diana Estefanía Colman desapareció el 19 de junio de 2015 en la localidad bonaernese de Guernica. Nada se sabe de su paradero, sin pistas ni respuestas de qué pudo sucederle o dónde puede estar. Desde el primer día Isabel Colman, su madre, acompañada por vecinos, organizaciones políticas, sociales y organismos de derechos humanos, comenzó una incansable lucha para exigir respuestas al gobierno y a la justicia.
Hace pocos días Isabel escribió en su muro de Facebook “qué loco la justicia: en el caso de Diana no hay todavía resultado de los cruzamiento de llamada, pero en el caso Lanatta ya hay de todo. Sigo decepcionada con la justicia”.
Así dejaba en claro lo que muchos piensan: megaoperativos para las causas mediáticas y para proteger a los políticos capitalistas, nada para los trabajadores y el pueblo.
La desidia del Gobierno y el Poder Judicial viene golpeando a Isabel desde hace siete meses. Mientras no recibe respuestas sobre su hija Diana, ella soporta y no da el brazo a torcer en su búsqueda.
El 12 de enero Isabel fue internada en el hospital Juan Perón de Guernica, luego de sudrir tres afecciones cardíacas consecutivas. No caben dudas de que su situación de salud empeoró por la desidia del Estado. Y sumado a eso, a Isabel le afectó mucho la muerte de Anabella, una mujer de 38 años que falleció quemada y que vivía muy cerca de su casa. El pico de estrés fue inevitable.
El Estado está ejerciendo un abandono múltiple sobre Isabel, que atenta contra su vida en todo sentido. Primero con la ausencia de su hija y todas sus consecuencias. Y segundo con la falta de una cama para su internación y una adecuada atención en el Hospital de Guernica. Sólo producto de la presión causada por las organizaciones sociales, políticas y de Derechos Humanos que acompañan a Isabel en su lucha, finalmente pudo ser trasladada al Hospital Néstor Kircher de Florencio Varela, ante el silencio del intendente de Guernica Aníbal Regueiro y de las autoridades del hospital. |