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La Izquierda Diario
19 de enero de 2016 Twitter Faceboock

NOVELA TV // TELEFE
Las Marías Leonas
Carina A. Brzozowski | Agrupación Bordó Leo Norniella en Alimentación

Ayer lunes comenzó en Telefé la telenovela protagonizada por Nancy Dupláa y Pablo Echarri: La Leona. La historia comienza con el relato de la protagonista sobre la vida de su personaje. Esta mujer, María Leone, es hija de obreros, sus padres trabajaban en una fábrica téxtil, cuyo nombre es Liberman. Su madre, embarazada, da a luz a la niña en la línea de producción. Las imágenes del parto se mezclan con las bobinas de hilos de colores, con los telares en funcionamiento, las ventanas grandes, la planta luminosa.

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Para cualquier mujer trabajadora que se sienta a ver tele en este momento del día, son imágenes que enamoran, de un romanticismo, una carga popular increíble, porque es casi la historia de cada una de nosotras. Mi vieja era una obrera téxtil, sin ir más lejos.

Una fábrica que no existe más. Se llamaba Lona Lino. Era el corazón del barrio, Villa Maipú, en San Martín. Muchas mujeres, amigas, vecinas de ella, trabajaban ahí. De chica, recuerdo que sabíamos que eran las diez de la noche, por la sirena de la fábrica.

Entre otras cosas, la protagonista cuenta que nació un día de carnaval. La fiesta de carnaval se celebraba en el patio de la fábrica. Los patrones y los empleados celebraban juntos, según ella cuenta. Pero justo este año la cosa cambió. ¿Realidad o ficción? La magia del carnaval se ve amenazada por una decisión arbitraria del dueño, un escocés, Miller de apellido. “La fiesta van a tener que hacerla en otro lugar” le dice a María en la oficina. Finalmente el tema se resuelve, la fiesta se hace, él la mira por la ventana y comenta que parecen “monitos” comiendo choripan, tomando vino. Monitos, sus trabajadores.

Hay un abogado buitre, que va a encargarse de hacer que quiebre la empresa, a pedido de su dueño, contra la decisión de sus hijos y de su mujer, una triste ricachona deprimida que se hace la víctima pero vive como una reina. La actriz es Esther Goris. Uno de los hijos, Gabriel, interpretado por Juan Gil Navarro, el patroncito bueno, conoce a María desde chiquitos, cuando quiso llevarla a pasear en auto y ella se negó, porque Gabriel le dijo: “la fábrica es de mi papá” y María le replicó: “la fábrica es de los trabajadores”.

A la protagonista, María, además de trabajar en la fábrica, se la ve sentada frente a una máquina de coser, en su casa, donde vive con sus padres, hermanos, hijos y un marido que no trabaja, que duerme todo el día. En la piecita donde tiene la máquina de coser, hay una imagen de Eva Perón, también de “Ni una menos”. María es muy linda, el delegado de la fábrica, al hablar de ella con Uribe, el abogado buitre, le dice: La Leona tiene el mejor culo de la fábrica. ¡Un delegado hablando de una compañera en semejantes términos con la patronal!

Ese mismo delegado, controla a los compañeros a la entrada, haciéndole chistes a los que van llegando tarde. A la salida, los cachea, manosea a las mujeres. Terrible muestra de machismo, de acoso sexual.

No es esto lo que las obreras queremos ver en una telenovela que muestre una fábrica como escenario. No queremos ver cómo los trabajadores celebran las fiestas de carnaval en el patio de los patrones porque es una tradición de cincuenta años y cómo un día, cuando a él se le canta, te la niega. No todos los delegados de las fábricas son como este personaje que interpreta Martín Seefeld.

Es el primer capítulo, pero hasta ahora, no se mostró a un delegado combativo. Dicen que les están adeudando vacaciones y aguinaldo, pero ellos igual quieren celebrar el carnaval. María dice que en esa noche, te olvidás de todo, las mascaritas, los trajes con lentejuelas, el sexo, el alcohol. Por eso se besa con Echarri esa noche, porque el abogado la rescata, cree ella, de su miseria, de su hartazgo, de su marido que no quiere laburar, de la carga de haber nacido en esa fábrica y creer que no puede conocer algo mejor para salir de la vida monótona y de sumisión que lleva.

Ojalá en los próximos capítulos los veamos organizarse, ante la inminente quiebra de la fábrica, ojalá María se dé cuenta de que se está acostando con un estafador que va a quitarles a ella y a sus compañeros la fuente de trabajo.

Tengo fotos de mi vieja en los picnics de la textil donde laburaba, siempre sonriente, feliz. En una de ellas, disfrazada de chica del viejo oeste, tan hermosa Nora como María, con sus flores en el pelo.

Ojalá sepan sentir el olor de los buitres, que vienen por su puesto de trabajo, por sus familias, por las veredas donde juegan al carnaval, por su máquina de coser y sus bobinas de colores. Ojalá sepan distinguir el olor a carroña que traen, de otros lugares donde ya acabaron con todo.

Esta ficción empezó con un tono verdusco que quizás pueda virar hacia otros tonos más vivos.

Demás está decir que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Esta historia es pura ficción. Esta, la de las Marías hartas de la sumisión que están dele que te dele con el pedal todo el día, que presionan un botón verde al amanecer y lo apagan cuando ya no hay sol, esa historia, es tan real como nosotras mismas.

Trailer de la novela

Vea el Primer Capítulo

 
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