El marco regional muestra los síntomas del desgaste de los “gobiernos progresistas” en Latinoamérica, que habían ascendido a partir de las crisis de fines de los 90s y comienzo de los 2000s, y que se sostuvieron por el marco favorable que daba la economía internacional a partir del período de auge del precio de las materias primas y dólares baratos, el llamado "viento de cola". Todo lo cual les había permitido, según las particularidades locales, dar algunas concesiones a los trabajadores y sectores pobres. Pero últimamente, a partir del fin de esas condiciones económicas y la descomposición que acompañó a la experiencia en la administración del estado, han chocado con las expectativas de los sectores populares y han perdido progresivamente el apoyo electoral, expresándose por ejemplo en las últimas semanas con el triunfo de Macri en Argentina y el triunfo de la oposición de derecha en Venezuela.
Ante este escenario el gobierno de Vázquez está intentando adaptarse, con expresiones controvertidas con respecto al sentir de los trabajadores, como son el rol de Almagro (ex canciller del gobierno de Mujica) en la OEA con su intervencionismo en los asuntos internos de Venezuela, y más especialmente la simpatía de Vázquez con el nuevo presidente argentino con expresiones tales como que Macri “no es neoliberal ni de derecha” y que “tiene propuestas desde el punto de vista de una concepción progresista". Tabaré Vázquez como dirección del gobierno uruguayo parece intentar administrar el declive de los gobiernos posneoliberales asimilando a personajes como Mauricio Macri, aunque con la contradicción de que ante la dinámica política y económica actual del gobierno uruguayo, la amistad con Macri favorece al espectro derecho del régimen político hacia 2019. Más allá de las debilidades estratégicas de esta jugada, coyunturalmente la buena relación Vázquez-Macri puede favorecer una alianza regional junto a Paraguay para marchar juntos en la flexibilización del MERCOSUR (aprovechando la caída libre de Dilma Roussef en Brasil), y así marchar hacia tratados y zonas comerciales como el Transpacífico, 100% bajo la órbita del imperialismo norteamericano.
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