¿Cómo se puede explicar este pico de casos en la zona sur y en particular en Quilmes?
Por un lado tiene que ver con cuestiones ambientales como la temperatura, el estado de las malezas y la existencia de espejos de agua. En ese sentido la zona del río tiene una vegetación subtropical propicia al desarrollo del mosquito Aedes Aegypti y por eso es muy importante el desmalezamiento y la desinsectación. Por otro lado hay una cuestión social que es la pobreza: en Quilmes el 20% de la población vive en casillas y asentamientos. Si la gente no tiene mosquiteros y plata para repelentes, si se acumulan objetos y cacharros con agua estancada en las que el mosquito se reproduce, la enfermedad es difícil de controlar.
¿Alcanza con las fumigaciones?
Con las fumigaciones no alcanza, lo fundamental es la información de la gente. El municipio tiene que difundir información por los barrios. Los vecinos tienen que saber que hay que evitar superficies de retención de agua, que tienen que poner mosquiteros en las ventanas y tules donde están los bebés, que hay que ponerse repelente cada tres horas y que a los niños hay que colocarles aceite de citronella.
¿Fueron convocados como médicos para discutir medidas de prevención y bloqueo a la enfermedad?
Acá no hubo reuniones, ni llamados desde la municipalidad o la dirección del hospital. Los médicos nos estamos interconsultando para atender a los pacientes.
¿Qué medidas deberían tomarse desde el Estado?
Desmalezamiento, desinsectación y alerta a la población, que los vecinos estén informados de las medidas de prevención y los síntomas y que el Estado provea los medios para enfrentar la enfermedad. Pero esto es bastante complicado en una sociedad capitalista como la nuestra. Muy distinto fue como se enfrentó una epidemia de dengue en Cuba.
¿Podés comentarnos esa experiencia?
En Cuba hubo una epidemia de dengue en 1981 con 344.200 casos sobre una población de diez millones de personas. En cuatro meses bloquearon la epidemia y sólo tuvieron 158 muertos. Esto lo podés lograr en una sociedad organizada, con un sistema de salud estatal y preventivo organizado a través de los médicos de familia y con fuertes lazos solidarios en la población. En una sociedad capitalista esto es casi imposible, partiendo del hecho de que no existe el sistema de médicos de familia y que cada profesional tiene que atender a un montón de personas por un sueldo bajísimo.
¿Hay alguna vacuna contra esta enfermedad?
Hay dos vacunas en desarrollo, pero todavía no están aprobadas por la OMS. En Brasil se están probando y pueden llegar a la Argentina en 2017. El problema es que si no las administra el Estado sólo se la va poder aplicar el que la pueda comprar. Por eso es fundamental profundizar la lucha en defensa de la salud pública. |