Este sábado 23 de enero se convocaron manifestaciones en 80 ciudades italianas bajo el lema #SvegliaItalia (despierta Italia) por la unión civil igualitaria. El Senado estudiará un proyecto que ni lo equipara al matrimonio, ni contempla la herencia o la adopción.
É ora de essere civile. Sveglia Italia! (Es hora de ser civiles. Despierta Italia). Con despertadores en alusión a la hora de despertar y reconocer las uniones civiles entre personas del mismo sexo se organizó la convocatoria, en un país que fue condenado en 2015 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no reconocer ningún derecho a personas LGBT.
En ciudades como Roma, Milán, Turín o Nápoles organizaciones en defensa de los derechos LGBT, sindicatos, grupos de izquierda y personalidades del mundo de la política y la cultura han salido a la calle en lo que los organizadores califican como “una jornada histórica”. Y es que tras la movilización, este jueves se discutirá en el Senado un proyecto de ley que reconozca las uniones entre homosexuales y las parejas de hecho, también heterosexuales.
Este proyecto, presentado por el PD (Partido Demócrata, en el Gobierno) cuenta con numerosas oposiciones, tanto de sectores conservadores del PD, como del Nuevo Centroderecha, partido con quien gobierna en coalición, cooptado especialmente por la poderosa Iglesia Católica, que tiene una gran influencia en la vida política italiana.
Así, el pasado viernes el Papa Francisco declaró que "no puede haber confusión entre la familia querida por Dios y cualquier otro tipo de unión", mientras al mismo tiempo que transcurrían las manifestaciones, en 50 ciudades italianas se concentraron los "Centinelas en pie", convocatoria homófoba al estilo de la Manif pour tous francesa.
A su vez, los sectores más conservadores de la sociedad preparan para este sábado el tradicional "Día de la Familia" en el Circo Romano, en el que participará el Ministro de Medio Ambiente, Gian Luca Poletti, y que este año tratará de redoblar la ofensiva contra las personas LGBT.
Además, este proyecto tampoco convence a la comunidad LGBT, que lo considera insuficiente, ya que la unión civil que describe es el escalón anterior al matrimonio igualitario a nivel de derechos, impidiendo, por ejemplo, la adopción de niños a las parejas o la posibilidad de ejercer derechos sucesorios sobre hijos anteriores de un miembro de la pareja.
El borrador del proyecto es similar al aprobado en Grecia el pasado 23 de diciembre gracias a la movilización de las personas LGBT, que también mostraron su insatisfacción ante una concesión tan limitada de derechos que cuenta con una gran oposición.
Es la movilización, que este sábado marcó un hito en Italia, la que permite conquistar los derechos, como vemos por ejemplo en la frase que aparece tras #SvegliaItalia en el logo de la convocatoria, Fai il primo passo verso l’uguaglianza (Hacer el primer paso hacia la igualdad).
Y es que en Italia, la aprobación de las uniones civiles entre personas del mismo sexo es un debate planteado en la esfera política desde 1986, cuando el grupo de Mujeres Comunistas y Arcigay expusieron el primer proyecto en el Parlamento. Esta última es la asociación de personas LGBT en activo más antigua de Italia y la más grande, con 160.000 miembros.
En los años 90 y 2000, el proyecto fue presentado decenas de veces, pero siempre era tumbado por los partidos de derecha, democristianos y de centro católico, fuertemente influenciados por la Iglesia Católica, pero también fue abandonado por el gobierno de la coalición de centro-izquierda L’Unione, que lo incluía en su programa.
Frente a la postura reaccionaria y homófoba de la derecha y la Iglesia, en las calles se impulsa un movimiento que no se conforma con la discusión de un proyecto restrictivo de uniones civiles, sino que quiere ir más allá y acabar con la violencia y opresión que sufren las personas LGBT.
En Italia, donde la histórica movilización del sábado ya se compara al hito que supuso el Día del Orgullo LGBT de 2007 en Roma, con cifras similares de asistentes, pero también en el resto del mundo, donde las personas LGBT son perseguidas y oprimidas, en el caso de 75 países legalmente, y condenadas a muerte en 8. Es necesario continuar la lucha para acabar con la discriminación, el acoso y la persecución que sufren las personas LGBT, no conformarnos con una ley parcial por parte de un Estado que trata de cooptar y acallar la protesta. | 
