El film de Scott Crawford navega por la escena punk de aquellos años de la capital estadounidense, donde confluyeron grupos como Bad Brains, Minor Threat, Government Issue, Scream, Void, Faith, Rites of Spring, Marginal Man, Fugazi entre otros, que producían sus discos de forma autogestionada y armaban sus fechas de manera colectiva, sin contratos con discográficas. El Do It Yourself (hazlo tu mismo) que caracterizó la producción del momento era una manera de ir contra las grandes corporaciones a la hora de editar sus discos o materiales gráficos. Este era el contexto de lo que diez años después, en los noventa, fue la explosión de la música alternativa.
El film relata, entre otros tantos acontecimientos, el surgimiento a mediados de los ochenta del mítico sello Dischord Records, fundado por los integrantes del grupo Minor Threat. Comenzaron editando sus discos y haciendo su propio arte de tapa de manera artesanal. Pero con la separación de la banda, la discográfica se dedicó exclusivamente a la difusión del hardcore de la ciudad.
Otro hito de la historia punk fue el Revolution Summer. Hacia mediados de los ochenta surge como reacción a la violencia, junto al activismo social y los conciertos benéficos de la organización Positive Force.
El documental registra como nació el movimiento straight edge (lado recto). Cuenta Ian MacKaye, voz de Teen Idles, que estaban programados para tocar en San Francisco y no los dejaron entrar al Mabuhay Gardens donde tenían que dar el concierto, por ser todos los integrantes de la banda menores de 21 años, edad mínima para consumir alcohol de manera legal en Estados Unidos, es entonces cuando el dueño del club marcó a todos los miembros del grupo con una X negra en ambas manos, para advertir al personal del lugar para que no les vendan alcohol. Al volver a Washington, la banda siguió utilizando este método para que sus fans, en su gran mayoría menores, pudieran entrar a sus shows. El straight edge fue adoptado como un estilo de vida donde sus seguidores hacen un compromiso de no beber alcohol, no fumar y de no consumir drogas. El punk parece quedar dividido entre los abstemios y los que promulgaban el libre consumo de drogas y alcohol.
Otra de las realidades que nos acerca de aquella época, es el problema de género que se gestaba dentro del movimiento. Desde el punto de vista de las mujeres artistas que formaban parte de las bandas, encontramos declaraciones como las de Sharon Cheslow (Chalk Circle y BMO): “¿Cómo íbamos a cambiar las cosas si ni siquiera conseguíamos cambiar aquella pequeña escena?”, o afirmaciones como las de Danny Ingram, (Youth Brigade, Strange Boutique y Madhouse) que describe a la escena local punk como “un club de hombres”. “No me respetaban ni me tomaban en serio. Estaba cantando sobre una violación y los hombres me gritaban ‘Fuck you!’ “, sentencia Monica Richards (Madhouse y Strange Boutique). Otras como las que conformaban el grupo Fire Party se consideraban feministas y criticaron duramente a las Riot grrrl porque salían a tocar con la palabra "puta" pintada en la panza. Sin embargo, aunque la película no llegue a mostrarlo, las mismas Riot declararon en varias oportunidades que querían un cambio social y estaban en contra del racismo, la represión policial y la manipulación de la imagen de la mujer en los medios masivos de comunicación y se ve reflejado en las letras de sus canciones. Por otro lado, la palabra “puta” pintada en su cuerpo tenía un sentido irónico para ellas.
Podemos rescatar que el documental tiene un trabajo de investigación agudo con muchísimas imágenes de archivo y entrevistas, que da un pantallazo general de la escena punk de Washington DC, y que puede ser un buen material de consulta. Toca muchos temas y bandas, pero no termina de profundizar en ningún tópico en particular. Quizás para la próxima!