El consorcio hotelero Gran Bahía Príncipe, como muchos otros hoteles de la región, ha establecido palapas que crean playas artificiales y construido bares en espacios de desove de especies marinas. Esto se realiza pese a leyes que protegen los arrecifes de coral que se encuentran en Tulum pues son los mismos funcionarios quienes respaldan estos proyectos para obtener beneficios económicos
El Campamento recreativo Plata Aventuras ha denunciado en diferentes ocasiones que los proyectos de construcción hotelera pueden tener un impacto irreversible en la conservación de las tortugas, pues debido a la pérdida de espacios son obligadas a regresar al mar sin terminar el proceso de anidación por lo que éste disminuye en número.
Además, las luces que pueda emitir el bar que piensa abrir este consorcio puede confundir a las tortugas evitando su retorno al mar. Aunque el hotel declara que en temporada de desove apagará las luces no da respuesta sobre ¿qué pasa con las especies que se han visto afectadas por la creación de playas artificiales?, como sucedió en Bahía Príncipe donde, con el fin de obtener cada vez más ganancias, han destruido parte del arrecife de la zona.
En la época decembrina se pueden observar tortugas de gran tamaño y mantarrayas, las cuales son perturbadas por el ruido del bar (el cual se está ampliando), y por la basura que los turistas dejan en la playa, contaminando y alterando el ecosistema de dichas especies.
Estas son evidencias del interés por obtener más ganancias de dichos negocios a costa de exterminar especies, quitar habitad y contaminar espacios naturales y aguas, pues es sabido que todos estos negocios tiran sus desperdicios y basura al mar.
Ganancias para los empresarios a costa de extinción de especies
Tulum, así como las principales atracciones turísticas con playa en México y el mundo, se encuentra en similar situación. Podemos recordar que en 2015 se denunciaron hechos similares en Costa Rica, donde cada septiembre y octubre se dan cita turistas para presenciar el desove de tortugas golfinas, este gran suceso se ha vuelto toda una atracción turística internacional, donde empresarios han puesto hoteles en zonas de protección natural dañando el hábitat de varias especies mientras aumentan la contaminación de la zona.
Según investigaciones, las siete especies de tortugas marinas que anidan y habitan en litorales mexicanos, enfrentan amenazas por urbanizaciones costeras, saqueo de nidadas, matanza de ejemplares en playas y en mar abierto, también por efectos del calentamiento global y en ocasiones, malas prácticas de conservación de tortugas marinas para fines turísticos.
Irónicamente, los visitantes del Campamento Recreativo Playa Aventuras del DIF (adultos de tercera edad y personas con capacidades diferentes) han sido echados, por parte de los guardias de seguridad de Bahía Príncipe, de la playa de dicho Campamento.
Han sido activistas y habitantes de la zona, quienes se dan la tarea de limpiar y hacer frente a esta violación. Sin embargo, se ven rebasados, pues son las grandes empresas quienes producen grandes cantidades de basura a diario, lo que da cuenta del carácter de doble discurso del Estado, pues pretende aparentar su preocupación por el medio ambiente -mediante anuncios y fotos de empresarios plantando árboles- mientras hacen acuerdos con empresarios cuyos proyectos provocan la extinción de especies, incluso en zonas "protegidas" por el mismo gobierno.
Los planes en materia medio ambiental están ligados a la subordinación de la naturaleza a la ganancia de los empresarios, como lo muestra la reciente devastación del manglar Tajamar con permiso de la Semarnat. |