El sincericidio vino de parte de Omar Maturano, dirigente de los ferroviarios de La Fraternidad. “Si nos sacan Ganancias, yo firmo el 25%. Si no, el piso de los reclamos será 30%”, le confesó al diario Ambito Financiero, mostrando su buena predisposición para negociar el techo a las paritarias que por estos días plantea el gobierno nacional. Para redondearla, completó diciendo que “todos los integrantes de la CATT piensan igual”.
Estas declaraciones, cuando ya el gobierno nacional anunció modificaciones en Ganancias a partir de marzo, son a lo sumo la introducción a un tira y afloje, pero esencialmente implican la crónica anunciada de la aceptación de un techo salarial muy por debajo de la inflación, de parte de un sector que controla gremios estratégicos del movimiento obrero.
Las “conclusiones” aportadas por Maturano surgieron de un plenario de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT, que nuclea a 22 gremios del sector), justo antes de la reunión que este sector mantendrá hoy con los ministros Jorge Triaca y Guillermo Dietrich del gobierno nacional.
Las declaraciones de Maturano no pasan desapercibidas, en la previa de unas paritarias que se avisoran difíciles por los altos niveles de inflación y los miles de despidos en todo el país. La ubicación conciliadora de estos gremios claves es una gran noticia para el gobierno de Macri que lleva adelante los planes de ajuste. La “conflictividad social” es una de las incógnitas que le puede quitar el sueño gobierno nacional, aunque la burocracia sindical es un gran remedio para que los funcionarios intenten conciliar el sueño. De todos modos, y a pesar de ello, quizás la resistencia de los trabajadores pueda alterar las noches de algún que otro miembro del gabinete.
Una fanfarronada de Maturano, por contener una verdad, dejó al descubierto la magnitud de la traición que preparan: “Somos el único sector sindical unido y organizado, y con poder de fuego a la hora de un paro. Ni siquiera necesitamos movilizar para presionar”.
Es bastante cierto. Los gremios del transporte tienen un “poder de fuego” que es decisivo para un paro general. El solo hecho de paralizar los trenes y los colectivos, garantiza la contundencia de cualquier medida de lucha. Esta fuerza se hizo valer en algunos de los paros nacionales que exigían cambios en Ganancias durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. La izquierda y el sindicalismo combativo participaron de los mismos, pero de forma diferenciada de la burocracia sindical, y levantando las reivindicaciones de todos los trabajadores, no sólo los que reclamaban por Ganancias. No casualmente, estas demandas son las que hoy estos dirigentes vuelven a dejar de lado.
Los propios dichos de Maturano dejan en evidencia que los dirigentes de la CATT no están pensando precisamente en utilizar esas posiciones estratégicas para convocar a un paro nacional como parte de un plan de lucha del conjunto del movimiento obrero para derrotar los planes de ajuste, como se plantea desde la izquierda, sino para negociar sus prebendas. Por este gran favor al gobierno nacional, buscan quedarse principalmente con el jugoso negocio de controlar los fondos de las obras sociales, que incluye el reparto de 26 mil millones de pesos retenidos en el “Fondo Solidario de Redistribución”.
Con quienes no son “solidarios” estos dirigentes es con la inmensa mayoría de la clase trabajadora, que no paga el impuesto a las ganancias y necesita un plan de lucha unificado de todo el movimiento obrero para derrotar el ajuste. Es necesario hacer esta exigencia a las centrales sindicales, convocar asambleas en todos los lugares de trabajo y desarrollar las alas democráticas y combativas, en la perspectiva de recuperar los sindicatos. |