Y finalmente se hizo la luz. O se hará dentro de pocos días. Será en el recinto de la Cámara de Senadores de la Nación. Allí se verán las caras los representantes de los distintos partidos políticos patronales. ¿Objetivo? El primero y más importante es darle luz verde a la propuesta de que Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz sean aceptados como jueces de la Corte Suprema de Justicia.
El macrismo apuesta a lograr un mayor control sobre el máximo órgano judicial del país. Su relación con lo que es llamado el “Partido Judicial” no es precisamente de lo más armónica. Solo basta decir que el pasado jueves, un fallo de ese órgano comprometió al ANSES a futuro, abriendo el cauce para que más jubilados puedan litigar contra el Estado nacional y sacarle recursos.
También las sesiones extraordinarias buscarían servir para aprobar las designaciones de diplomáticos y militares designados desde el inicio del gobierno macrista. Los nombres de Luis Juez, Martín Losteau y el impresentable Miguel del Sel figuran en la nómina.
Historia de la rosca
Si retrocedemos un par de semanas, recordaremos que el mismo gobierno había designado a Rosatti y Rosenkrantz “en comisión” para integrar la Corte.
Eso provocó un escándalo por diversos motivos. Desde los fundamentos de la designación, amparados en un artículo de la Constitución que, se mire por donde se lo mire, no hacía referencia a funcionarios del Poder Judicial; hasta el hecho de haber “puenteado” al peronismo en el Senado, la principal fuerza política de oposición y al frente del Ejecutivo en múltiples provincias.
En el marco de las pequeñas turbulencias que esa decisión desató, Macri retrocedió para negociar con el peronismo. Miguel Pichetto, ex hombre fuerte en esa cámara del kirchnerismo, se convirtió en el principal vocero de un “plan canje” de votos por plata.
La convocatoria a sesiones estaría marcado que esas negociaciones marcharon por buen camino. Los senadores peronistas no parecen tener muchos pruritos, a pesar de lo reaccionario de muchas de las opiniones de Rosatti y Rosenkrantz, algo que fue señalado por Horacio Verbitksy y el CELS en su momento, entre otros lugares en una entrevista realizada por La Izquierda Diario.
La llegada a buen puerto de esas negociaciones sería lo que ahora le permitiría a Macri convocar a los integrantes de la cámara alta antes del 1° de marzo.
Contando porotos
La cuenta en las oficinas del PRO es más o menos así: el quórum se consigue con 37 legisladores presentes. Cambiemos, con las sumas internas llega a 15. Además de eso hay 11 peronistas disidentes, agrupados en el massismo.
Y ahí es donde entra el factor peronismo/kirchnerismo. Con un bloque que agrupa a 40 senadores, se calcula que los gobernadores manejan cerca de 28. Cambiemos hace la suma, asume que hay acuerdo y por lo tanto votos positivos… y empieza a salivar como el perro de Pavlov. Con esa suma, a pesar del voto en contra de algunos senadores alineados con el kirchnerismo, la votación sale a favor.
Todavía está por verse que ocurrirá en la próxima semana. Por el momento, la realidad parece ir más a favor de Macri en este terreno. Pero el peronismo también trabaja por su propio retorno, no solo por el éxito del gobierno actual. |