La situación política a nivel nacional, y particularmente el evidente giro a derecha del gobierno de la Nueva Mayoría, ha obligado a las principales direcciones de la CONFECH reubicarse a la izquierda, con un correcto discurso de denuncia a la reforma educativa del gobierno.
En el último comunicado efectuado por la Mesa Directiva del máximo organismo estudiantil, que responde al último borrador del gobierno referente a la reforma educativa y a la información entregada por la Ministra Del Piano, se hace una crítica general a la reforma propuesta por el gobierno que da en el clavo en algunos aspectos.
Los dos ejes fundamentales que deben ser rescatados de la crítica y tomados por el movimiento estudiantil son la demanda del fin al mercado en la educación y el hecho de que se retome, al menos en la palabra, la consigna de la educación gratuita, reivindicación histórica de los y las estudiantes que nos venimos movilizando desde hace años ya.
A su vez, hacen mención a una situación que probablemente el gobierno haya intentado que pase “de colado” en el debate: la problemática de las condiciones laborales, y más específicamente, la terrible subcontratación que mantiene con bajísimos sueldos y precarias condiciones laborales a decenas de miles de funcionarios y funcionarias de las Instituciones de Educación Superior.
Otro elemento central que el documento del CONFECH hace ver de manera correcta es la problemática de la democracia al interior de los planteles educativos. Justamente el eje donde el gobierno decidió terminar de retroceder frente a la anti democrática impugnación del Tribunal Constitucional, impulsada por la derecha.
¿Qué gratuidad necesitamos y por cuál lucharemos?
A su vez existen elementos que no se mencionan y que deben ponerse como ejes claves en el debate con el gobierno, la Nueva Mayoría y todos los defensores de la educación de mercado.
Con esto nos referimos principalmente al problema de los mecanismos de financiamiento a la gratuidad en la educación. En el documento de la CONFECH se cuestiona la duración de la gratuidad y la inexistencia de un “delta de tiempo extra” para estudiantes vulnerables. El problema es que de esta manera se acepta implícitamente el financiamiento mediante vouchers, y se abandona una demanda central para combatir el mercado en la educación: la gratuidad mediante aportes basales de libre disposición 100% financiados por el Estado.
El gobierno entrega una falsa gratuidad, y en eso debemos ser claros. La gratuidad propuesta por el gobierno no es más que una nueva beca en el sistema de beneficios estudiantiles, y tiene múltiples limitaciones que hacen que no se asegure la gratuidad efectiva ni siquiera para quienes puedan obtener dicha beca (un semestre de atraso implica pasar al sistema crediticio, es decir, al Crédito con Aval del Estado (CAE)).
Esta denuncia debe hacerse firmemente y con fuerza. Y para confrontar la propuesta de reforma de la Nueva Mayoría, hay que poner como eje fundamental la gratuidad 100% financiada por el Estado, que asegure una educación gratuita para el sistema estatal de educación superior, donde todo quien ingrese a la educación, en instituciones estatales, pueda estudiar gratuitamente.
Pero esto debe complementarse con una política transformadora en lo que a acceso se refiere.
Es que en el documento de la Mesa Ejecutiva de la CONFECH no existe cuestionamiento alguno a los mecanismos de acceso existentes y a los propuestos por el gobierno. En ese sentido, para hacer frente al mercado educativo y los intereses privados, pero también para asegurar la educación gratuita como un derecho social efectivo, se hace necesaria la exigencia de un acceso irrestricto a la educación superior, donde el Estado asegure que todo quien quiera estudiar pueda hacerlo de manera gratuita, eliminando las pruebas estandarizadas de acceso que sólo producen segregación y asegurando que no quede nadie fuera de este derecho. Así también se podría erradicar definitivamente el mercado de la educación.
En ese marco es que la lucha por la universalidad en la educación es clave, asegurando que nadie quede fuera de la educación superior. Esta política se vuelve fundamental para el CONFECH, para que pueda entregarle una alternativa concreta, una perspectiva real, para esos cientos de miles de estudiantes que quedaron fuera de la “beca de la gratuidad” del gobierno y que su continuidad de estudios sigue a merced del mercado.
Una política que le hable a dicho sector será clave en un año convulso con un gobierno intransigente, enfrentan su propuesta de subsidio a la demanda, contraponiéndole un sistema único de educación pública, 100% gratuita y de libre acceso.
Hay elementos importantes que se deben rescatar en el cuestionamiento de la Mesa Ejecutiva al MINEDUC. Pero también tiene considerables falencias como las anteriormente mencionadas. Sin esas consignas centrales, será imposible conquistar la gratuidad en la educación como un derecho social amplio, ni evitar el mercado en la educación.
Es necesario, como incluso han mencionado en algunos momentos los/as mismos/as dirigentes/as del CONFECH, que enfrentemos el 2016 con movilización y sin confianza en el gobierno. Sólo la más amplia unidad en la acción nos entregará nuestras demandas y nos permitirá terminar con el robo cotidiano de los empresarios educativos a cientos de miles de familias.
Estos son algunos de los desafíos del movimiento estudiantil y de la CONFECH, que debe tener como objetivo fundamental la demanda de la gratuidad, la necesidad del financiamiento 100% estatal y el acceso irrestricto. Con esas demandas en el centro conquistaremos el tan anhelado derecho a la educación. | 
