Un aliado potencialmente disfuncional en el desorden de Medio Oriente.
La editorial del NY Times de hoy se llama “Refrenar la ayuda militar a Egipto” .
¨Los líderes egipcios han terminado considerando que el paquete de ayuda militar anual [de EE.UU] de 1.300 millones de dólares es un derecho que han adquirido a perpetuidad por haber firmado un acuerdo de paz con Israel en 1979. Estados Unidos ha hecho poco para corregir esa idea equivocada. Es momento de que lo haga. Sería indefendible no poder hacer recortes significativos en el programa para finales de este año, cuando el gobierno de Obama se enfrente a decisiones difíciles sobre el futuro de Egipto. Desde que Abdel Fattah el-Sisi tomó el control de Egipto por medio de un golpe militar en julio de 2013, el país ha vuelto a sus costumbres autoritarias encarcelando opositores políticos, silenciando a los críticos y vilipendiando a islamistas pacíficos¨ .
Luego el editorial hace una enumeración de otras violaciones a los derechos humanos y plantea que en muchos aspectos hoy Egipto es mucho más duro que bajo el régimen de Hosni Mubarak, depuesto en 2011 como parte de la “Primavera árabe”. En qué medida Egipto ha sido un pilar para el orden imperialista en la región junto con Israel, da cuenta el NY Times: “Washington debe dejar de permitir que Egipto siga haciendo pedidos de equipos militares bajo un sistema preferencial llamado “cash flow finance”. Este sistema solo está disponible para Israel y Egipto. Es un mecanismo que funciona como una tarjeta de crédito, que le permite a estos países hacer pedidos bajo el supuesto de que el Congreso [de EE.UU] reunirá luego los fondos necesarios para cubrirlos (…) Los funcionarios norteamericanos han sido mesurados con sus críticas, porque calculan que están mejor teniendo a Egipto como aliado a pesar de ser despótico. Históricamente, han valorado el tránsito expeditivo por el Canal de Suez para los buques de la Armada norteamericana y el acceso sin restricciones al espacio aéreo del país.” Para el NY Times el problema de esta relativa disfuncionalidad reside en que en este momento Obama está librando una guerra contra las milicias sunnitas del Estado Islámico en Irak y Siria.
Como había señalado la semana pasada un analista del diario británico The Guardian, hay una crisis de legitimidad en la intervención norteamericana en Medio Oriente, ya que en esos países hay fuertes componentes de la población sunnitas (el Estado Islámico es sunnita), y si el gobierno de El-Sisi sigue reprimiendo brutalmente a los islamistas moderados de la Hermandad Musulmana (también sunnitas) puede generar el surgimiento de un yihadismo radical en Egipto que se ligue al Estado Islámico y complique aún más el orden de la región.
Hay un aspecto que el editorial del NY Times no toca, y es que, además, desde el surgimiento del gobierno de Al-Sissi en Egipto se han cerrado completamente las fronteras con la Franja de Gaza y Egipto ha desarrollado una notoria hostilidad hacia Hamas, que domina esa región de la Autoridad Palestina, que también es sunnita y tiene lazos con la Hermandad Musulmana.
El discurso progresista de la bandera de los derechos humanos sigue siendo utilizado por el imperialismo pero en forma ya poco creíble a nivel mundial. Lo que cuenta en este caso es que la crisis de hegemonía de EE.UU se expresa en sus dificultades para que sus aliados en Medio Oriente no tomen vuelo propio y le terminen siendo disfuncionales, incluso a veces por excederse en una política represiva en un momento en que el yihadismo es visto nuevamente como una alternativa en la región a los regímenes pro-imperialistas, e incluso a regímenes como el de Al-Assad en Siria que tienen una retórica anti-norteamericana, apoyados por Irán y Rusia, pero que son brutalmente represivos y opresores de la población sunnita. Recordemos que esta fracción del mundo islámico hasta la década del ‘90 fue un pilar de la dominación imperialista en la región, contra la influencia de la revolución iraní (con peso de la fracción chiíta), y que el propio imperialismo fue el que financió en la década del ’80 a los grupos yihadistas contra el nacionalismo árabe laico, que ahora se le rebelan.
Una Ley de derechos humanos para los ingleses tories.
La nota de opinión principal de The Guardian/The Observer de Londres de hoy, escrita por Nick Cohen, se llama “Tories destructivos quieren eliminar sus propios derechos humanos” .
“La amenaza de los conservadores de desguazar la Ley de Derechos Humanos muestra lo extremista que se ha vuelto el partido”. Frente a la alta votación en las pasadas elecciones al Parlamento europeo del partido derechista antieuropeo UKIP, que le restó votos a los tories (conservadores), el primer ministro David Cameron ha propuesto derogar la Ley de Derechos Humanos que rige en el Reino Unido, que la liga a la Corte Europea de derechos Humanos. Días pasados,
Cameron dijo: "No necesitamos que nos instruyan en esto los jueces de Estrasburgo [donde tiene asiento la Corte Europea de Derechos Humanos. Así que por fin, con un gobierno conservador después de las próximas elecciones, este país tendrá un nuevo proyecto de ley británico de derechos humanos para que nuestro Parlamento lo vote, arraigado en nuestros valores. ¿Y qué haremos con la Ley de Derechos Humanos del laborismo? La vamos a descartar de una vez por todas.” El columnista de The Guardian, tradicional diario “progresista” cercano al Partido Laborista, señala que la ley vigente, al contrario de lo que dice Cameron, está lejos de ser una ley “laborista”, sino que fue redactada por eminentes políticos conservadores (el mismo partido de Cameron) hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esta ley en su momento fue redactada dejando de lado enmiendas reformistas como la contemplación de derechos sociales y laborales. No obstante, los actuales tories en el gobierno quieren eliminarla.
“Los conservadores quieren derechos para sí mismos. Sin embargo, no pueden soportar ver que los tribunales se los dan a los grupos que desprecian: los presos, los inmigrantes, los gitanos y los gays. (…) No hace falta ser muy perspicaz para prever el deleite con el que Rusia, Turquía, Hungría y otros Estados autoritarios saludarán la derogación de la Ley de Derechos Humanos. Dirán que si Gran Bretaña ya no cumple la convención europea, ¿por qué ellos deberían hacerlo? (…) A Cameron no le importa que vengamos de una campaña muy reñida y que se ganó con mucho esfuerzo para mantener a Escocia dentro del Reino Unido el mes pasado. En la Ley de Derechos Humanos está inscrito el acuerdo de mayor autonomía escocesa. Si nos metemos con ella, los nacionalistas [escoceses] tendrán todo el derecho a reabrir el debate sobre la independencia, tal como lo harían si los conservadores nos quisieran sacar de la Unión Europea. También está inscrita en ella el “Acuerdo de Viernes Santo”, que puso fin a 30 años de guerra en Irlanda del Norte. Se trata de un documento que a cualquier persona que comprenda la historia moderna no se le ocurriría ni por un momento cambiar” Pero el argumento central de Cameron para derogar la ley actual es que es demasiado “garantista” con respecto a la deportación de inmigrantes y a su criminalización como “terroristas”.
Es parte de una tendencia a recortar derechos democráticos, sobre la que tratan de avanzar hoy los Estados imperialistas en Europa, como una contrapartida de sus intervenciones militares imperialistas en el extranjero, donde incluso en el caso de Gran Bretaña refuerza las tendencias centralistas alrededor de Inglaterra contra las otras naciones del Reino, como si Cameron quisiera utilizar el triunfo del “No” en el referéndum escocés pasándose de la relación de fuerzas, y a futuro socavando |