El 10 de febrero de 2016, el PT que hace 13 años está en la presidencia, cumple 36 años. Su principal figura, el expresidente Lula, intenta demostrar que el partido que en 1980 reunía la esperanza de los trabajadores en tener un instrumento de la clase trabajadora, es todavía una alternativa para la mayoría de la población. Sin embargo, la trayectoria de estos 36 años del PT con Lula a la cabeza ha sido de conciliación con la clase capitalista y de gobiernos para los ricos.
Lula comienza diciendo que el PT "sacó a los trabajadores del papel secundario y puso al trabajador como protagonista, como artista principal (...) cuando creamos el presupuesto participativo".
Lo que el expresidente no dice es que la política sigue siendo decidida por una casta de políticos y partidos burgueses con infinitos privilegios, y que el PT opera para que la entrada en escena de los trabajadores sea solo para votar a cada dos años, o a lo sumo en las reuniones del "presupuesto participativo", en las que con "suerte", la población puede opinar hacia dónde van las partidas que paga con los impuestos (cuando no son desviadas en los esquemas de corrupción que involucran también al PT), y si dependiese del partido, restringen la participación política de los trabajadores a eso, como máximo, al auxilio en la gestión del Estado capitalista, que seguirá reservando a la mayoría de la población una vida de explotación y miseria.
Mientras tanto, los trabajadores son actores principales en la novela del trabajo precario, arriesgando su vida a diario, para que las grandes empresas, constructoras, sigan con ganancias exorbitantes y financiadoras de las candidaturas y gobiernos del PT.
Lula dice que con el PT "obrero de fábrica, textil, vidriero, químico, campesino, peones de la caña de azúcar, del caucho, pescador, fueron elegidos consejales, diputados, intendentes", pero la verdad es que la gran mayoría de los trabajadores luego de 13 años de PT enfrentan despidos masivos, con 9% de desocupados (1 millón y medio de empleos perdidos solo durante el 2015), y ocupan puestos de trabajo precarios, que alcanzan el 90% de los empleos generados en la era del PT, donde los trabajadores reciben entre uno y dos salarios mínimos.
Como si este escenario fuese poco, el PT es hoy el implementador del ajuste fiscal, con medidas de austeridad que, además de recortes significativos en educación, salud, vivienda, transporte, ataca derechos sociales históricos de los trabajadores, sea con el PPE (Plan de Protección al Empleo, que apesar del nombre, solo beneficia a los empresarios), o con medidas que atacan el seguro desempleo, jubilación, pensiones, entre otros.
Rápidamente, el expresidente cita la importancia de los programas asistenciales, pero tampoco dice nada sobre que el dinero destinado a ellos son ínfimos comparados con el destinado a los banqueros con el pago de la deuda pública, que equivale anualmente a la mitad de todo el presupuesto público.
Lo que queda intensionalmente oculto es que, frente a la crisis económica que generaron los capitalistas, el gobierno del PT trabaja arduamente para garantizar los privilegios de la clase dominante, y con eso saca incluso de los programas asistenciales tan divulgados como marca del partido, pero que reciben cada vez menos recursos y reducen su alcance, como en los casos del Bolsa Familia (ayuda económica mensual), Mi Casa Mi Vida (vivienda) y FIES (educación superior), entre otros.
Lula dice que antes del PT, los trabajadores "solo existían para aplaudir y nunca para ser aplaudidos", pero eso tampoco es verdad.
Los trabajadores en toda su historia como clase, protagonizaron grandes luchas, huelgas y revoluciones. Esta historia olvidada y escondida por el PT, no solo es digna de aplausos, sino que es fuente de ejemplo y la única saida real para que trabajadores y trabajadoras puedan verdaderamente tomar la política en sus manos.
Lula y el PT no citan esa parte de la historia y de su gobierno, porque va en contra de su política de ajuste salarial, quita de derechos y aumento de la inflación, y que a pesar de las burocracias sindicales, ocurrió la mayor oleada de huelgas en la historia reciente, dejando en claro a todos que los trabajadores saben cual es su papel en la historia y en la política y que el PT, Lula y sus aliados (como Sarney, Collor y Maluf) no están del mismo lado de la trincera ni de los trabajadores y sus luchas, ni de la juventud, que protagonizó las jornadas de junio de 2013, y sus movilizaciones. |