Imagen: Alfredo Ponce / Télam
Los Pumas sólo podían ganar si los rivales hacían las cosas mal, y Australia las hizo. Ya se les había escapado una vez ante los Springbooks, donde empataron en el mismo estadio mendocino, pero esta vez hubo viento a favor en los últimos minutos. Es que el equipo australiano hizo su juego en los primeros minutos del partido donde sacó ventaja desde la poca concentración puma, y facturó rápidamente. Allí Australia mostró su juego ordenado, capaz de sacar ventaja de la excesiva cantidad de errores no forzados de Los Pumas.
Pero comenzado el complemento, estando 8-14 abajo, Los Pumas comenzaron la recuperación. Aprovechando los penales, sumó de a tres con Nicolás Sánchez, haciéndose fuerte desde el empuje en el scrum hasta que con un try desde esa formación fija con pasamano hasta que Imhoff apoyara, con una conversión genial del apertura, pudo ponerse arriba del marcador 18-17. Australia jugó mal, desconcentrado y con 14 jugadores por las tarjetas amarrillas del medio-scrum primero, y del ala capitán sobre el final de cada tiempo. Pero buscó la reacción final y pudo haberla concretado, de no ser por la muy mala pegada del apertura, que estrelló la guinda en el palo en un penal muy fácil.
Este triunfo de Los Pumas les permite pensar de otro modo el mundial del año que viene, donde se va a tener que medir con los europeos. En el 6 Naciones, donde un equipo pierde todos los juegos del campeonato, se llevan como premio consuelo la cuchara de madera. Esta vez, Los Pumas, por primera vez en el Rugby Championship, no se la hubieran llevado. Al menos eso. No es poca cosa contra los gigantes de este deporte. Se festeja con lágrimas.
Por su parte, el fuerte equipo sudafricano pudo al fin ganarle a los All Blacks en un final de partido infartante. Luego de conducir gran parte del partido, los sudafricanos comenzaron a perder territorio y control sobre la tenacidad negra, que luego de insistir una y otra vez hacia el try, incluso negándose a la posibilidad de sumar de 3 puntos para seguir avanzando en el terreno, pudieron ponerse arriba en el marcador por 2 puntos. Pero los Springbooks tuvieron en el apertura Pat Lambie los puntos y en el octavo Vermeulen la garra para no darlo por perdido: limpió rucks, pescó pelotas, avanzó con la guinda. Por eso, y a falta de 3 minutos, con un penal de más de 50 metros de distancia, Lambie pudo darle la victoria tan necesaria para mantener la rudeza sudafricana en alto. El equipo neozelandés al fin pierde.
Ahora se vienen los test-match, esos amistosos internacionales que no tienen nada de amigables. Son la última parada grande antes del mundial que está acá nomás, a mediados de 2015. ¿Estarán Los Pumas entre los mejores equipos del viejo continente? Quizás esa es la gran pregunta que responderá el próximo mundial. |
