Durante el viernes 12 de febrero se batió el record de consumo de energía. En esos momentos son anecdóticas las frases del actual ministro de Energía justificando los aumentos tarifarios considerando que es un lujo el consumo domiciliario por el aire acondicionado por las altas temperaturas, recomendando fijar el termostato en 24°. Habría que esperar algo más como consejo de uso racional de la energía de parte de un ministro de Energía. Igualmente yo le preguntaría al señor ministro si en su oficina tiene “el lujo” del aire acondicionado o ventiladores funcionando, quizás entonces se dé cuenta que el aire acondicionado no es actualmente un lujo cuando la temperatura trepa más allá de los 28°, sino una condición más de salud y de medioambiente laboral. Y sería mejor que tuviera la creatividad de crear un nuevo plan de uso racional de la energía en reemplazo del PUREE que fue anulado por él y no pretender que el consumo baje aumentando (multiplicando) las tarifas.
Pero vayamos por partes. El consumo el viernes 12 de febrero batió records y llegó a 25.380 MWs a las 14:35 horas. ¿Esto es mucho, es poco? ¿Qué significa que el record en consumo se haya batido más allá de ser tapa de publicaciones? Lo que sucedió simplemente es que se entregó tanta energía al consumo como nunca antes se había entregado. El sistema no está colapsado, la emergencia energética decretada por la actual administración nacional es otra excusa para aumentar las tarifas. Entregar más de 25.000 MW al sistema no nos habla de un sistema colapsado. La generación estuvo a la altura de la circunstancia (aunque estuvo “ahí”) como también la transmisión. No así la distribución, este es otro tema. Podían verse durante el día los grupos electrógenos en las veredas de los negocios de CABA para dar luz a los negocios cuyo servicio había sido cortado.
Este panorama no es nuevo, ya lo veníamos viendo en todos los últimos veranos, como también vimos en otros veranos la colocación de grandes grupos electrógenos alquilados y colocados en lugares denominados “calientes” en barrios de Capital por la anterior administración. Es decir que es cierto que el problema de distribución de energía es heredado del anterior gobierno.
Pero veamos el gráfico de pico del día posterior, es decir el sábado 13 de febrero, donde aparecen las curvas de demanda. De este gráfico puede verse (en verde) que el pico es excepcional en relación a otras curvas de semanas anteriores. ¿Esto es tranquilizador? Por un lado sí, por un lado no. Expliquemos.
El parque de generación funcionó con una reserva de un 10% (280 MW) que es más o menos lo que se sugiere que haya, se importó energía de Uruguay, es decir 317 MW, que es lo mismo que decir que parte de la mitad del Aprovechamiento Binacional de Salto Grande y propiedad de Uruguay generó también para Argentina, y lo novedoso es que se importó energía de Brasil (1567 MW). Esto que pasará como un dato estadístico es un semáforo amarillo que nos dice que en situaciones excepcionales el sistema interconectado (SI) tal como está no soporta la demanda con las máquinas disponibles y tiene que importar energía.
Pero hay además otras razones que tienen que ver con la disponibilidad o no de equipos. Hubo 5.963 MW térmicos y 757 MW hidráulicos no disponibles por problemas técnicos. Y a esto habría que agregar que la central nuclear de Embalse tiene una parada técnica para extender su vida útil, es decir que estará fuera de servicio por lo menos dos años. Esta parada obligada se dilató hasta que entrara en servicio Atucha II el año pasado y es importante saber que Embalse generaba un 3% de la energía generada del país y que tenía una potencia instalada de 650 MW.
Tarifazo. ¿Y después?
Ahora nos vienen las preguntas. Si con el tarifazo las generadoras y distribuidoras recibirán más dinero (según la resolución 6/2016 de la Secretaría de Energía) entonces, ¿quién controlará que hagan inversiones las generadoras? ¿Porqué hay más de 6.700 MW instalados pero no disponibles? En el actual parque generador no se vislumbran nuevas y grandes inversiones a no ser una nacional que es la ampliación/repotenciación de la nombrada central nuclear de Embalse en poder del Estado, y el proyecto de las presas sobre el Río Santa Cruz que demorará varios años si se reactiva. Pero se necesitan (estimativamente, porque depende de muchas variables) 1000 MW/año de incorporación de potencia instalada. En el sector de transmisión no hubo problemas, pero sí en el sector de distribución. Y nos vuelve la misma pregunta, ¿quién garantiza que se hagan inversiones en distribución?.
¿Quién controlará y cómo las obras de expansión de la red eléctrica y cómo se fijarán parámetros de calidad de la red?
No sirven las multas que hace el ENRE a las empresas por el mal servicio de red o los cortes, porque no hay recuperación/reparación al usuario del dolor de cabeza de estar sin energía (es decir sin una heladera y un ventilador), o también bajar/subir 6 a 10 pisos por escalera.
Lo que tendría que haber es una disposición del ENRE que por cada hora sin energía las distribuidoras tendrían que dejar de cobrar a cada usuario afectado un día de facturación, y por cada día sin energía las distribuidoras dejar de cobrar una semana de cada consumo domiciliario cortado. De esa forma el usuario estaría al menos en parte compensado en su factura de luz.
Volvemos entonces a la ausencia de un plan energético que involucre a los sectores más marginados y necesitados de la población. Mientras tanto, con 36° de temperatura nuestro ministro de Energía nos seguirá hablando de los lujos del uso de la energía (¿bajo un ventilador?). | 
