Poco antes de la medianoche del martes 23, un grupo de compañeros se acercó a los pacientes que permanecían en las instalaciones del hospital para avisarles que a partir de ese momento nos encontrábamos de paro. No hizo falta explicar demasiado: ellos sufren igual que nosotros el estado de deterioro en que se encuentra la salud pública en la provincia de Buenos Aires en general, y en Lomas de Zamora en particular.
Quienes cada día nos esforzamos para ofrecer una atención de la mejor calidad posible a nuestros pacientes nos encontramos trabajando bajo contratos que se sostienen desde hace más diez años en muchos casos sin pase a planta, con salarios de entre $3.500 y $4.200 que no llegan a un tercio de la canasta familiar, poniendo plata de nuestro bolsillo para comprar insumos básicos que no nos provee nuestra patronal, el Estado. El mantenimiento de los aparatos es escaso y el mamógrafo sigue sin funcionar, faltan medicamentos y nos vemos obligados a realizar extenuantes horas extras para llegar a un sueldo que nos permita pagar el alquiler y alimentar a nuestros hijos, a duras penas.
Hoy los consultorios quedaron vacíos y así permanecieron durante toda la jornada de paro llamada por ATE y los sectores combativos del movimiento obrero, atendiéndose solo las emergencias en la guardia. Se trató del paro más contundente de los últimos años y los servicios pararon en su totalidad, al igual que los médicos enrolados en la CiCop. La comunidad volvió a acompañar nuestra medida de fuerza. Desde las 5 de la mañana las banderas que pintamos y colocamos las trabajadoras anunciaban que estábamos de paro y los principales motivos: no vamos a dejar pasar el vaciamiento de la salud pública, la precarización y los despidos tanto de trabajadores del Estado como de empresas privadas. |