¿Qué dirá el Santo Padre?
Claramente, para el macrismo, había una necesidad de lograr una reunión amable y positiva con el Papa Francisco. Esto es en términos tanto nacionales como internacionales, el doble standard del papa como figura mundial pero quien tuvo su anterior centro de poder a metros de la Casa de Gobierno porteña y la Casa Rosada. Por un lado cerrar con el que parece ser el principal opositor en términos domésticos y por otro lado mostrarlo como una figura de peso antes de la visita de Obama en Marzo.
En el principal diario ligado a la curia, La Nación, Joaquín Morales Solá intenta una desacralización del obispo de Roma, por eso llama a los suyos a bajar un cambio cuando dice que “el antikirchnerismo cerril cree que el Papa lo traicionó con ese gesto (el Rosario para Milagro Sala) y el kirchnerismo ciego está convencido de que es uno de ellos. El efecto de esa disputa entre fanáticos es un papa forzosamente derrotado. Él no puede ser propiedad de facciones en su país.”
Su editorial comienza con una serie de justificaciones de por qué la reunión “fue como fue” de hecho. Para el escriba de La Nación estuvo todo fríamente calculado.
“Hubo desde que asumió Macri la impresión de un papa distante del nuevo presidente argentino. ¿Existió esa distancia? El problema fue la comparación con los amores tan aparentes como estridentes del cristinismo con el Pontífice. Ni el Papa estaba dispuesto a seguir en el tren del amiguismo argentino, que sobreactuó la ex presidenta, ni Macri, por sus propias razones, quería imitar a Cristina Kirchner. Se vio entonces a un papa frío con Macri, pero el propio Presidente suele decir que nunca fue así. El nuevo estilo explica la protocolar formalidad del Pontífice en la foto de ayer con Macri, que impactó entre algunos argentinos. ¿Se avecina otra polémica absurda?”
Realmente una interpretación algo forzada, más aun analizando al macrismo donde la imagen es todo. Prueba de eso es la supuesta unidad de propósitos que pregona Morales Sola entre el Papa y Macri “La única aspiración política de Francisco con respecto a su país se limita a dos postulados: que haya una mayor inclusión social y que se trabaje para pacificar a la sociedad. ‘El Papa no le pide otra cosa más que ésas a la política argentina’, afirman fuentes seguras del Vaticano. Macri, a su vez, le llevó los principales objetivos de su gobierno: pobreza cero, narcotráfico y unión de los argentinos. Los objetivos de ambos no son distintos.”
Lo cierto es que frases tan generales y vacías pueden tener éxito durante la campaña electoral y generar entusiasmo en algún sector de la sociedad, pero esos objetivos “no tan distintos” tienen que hacerse concretos a la hora de mostrar gestión.
Por su parte, Eduardo Van der Kooy en Clarín retoma la necesidad de hacer jugar a Macri a nivel internacional, contraponiéndolo a problemas que todavía el gobierno no puede avanzar en la aplicación del ajuste.
“La agenda internacional le ha permitido a Mauricio Macri disimular en este tiempo ciertos sofocones que le provoca la agenda doméstica. Aquellas luces parecieran brillar más de lo normal porque iluminan una nación que se había habituado a la penumbra.”
Lo cierto es que la visita del premier italiano, Mateo Renzi, no logro aportarle nada ya que es el jefe de un imperialismo en quiebra que tiene poco para ofrecer. Por su parte, el social-liberal Hollande tuvo gestos hacia la oposición como los cínicos actos con organismos de Derechos Humanos.
Van der Kooy, con una visión un poco más sensata de la reunión de Roma señala que “el Papa representa, sin dudas, el liderazgo más potente del mundo en una época declinante en calidad moral y valor de la palabra. Pero Su Santidad, por procedencia, remite inevitablemente a la Argentina. En cada gesto y cada palabra.”
El editorialista, consciente de los límites le baja el precio al encuentro de dos jefes de estado y señala que “el encuentro con Francisco no persiguió otro objetivo que el de superar el presunto desencuentro”. Sobran las palabras ante tan tajante afirmación.
En donde se desencuentran una vez más en este caso Morales Solá y Van der Kooy es ante como seguir con Milagro Sala. Mientras el primero señala que “aun cuando seguramente es culpable de muchas cosas, la arbitrariedad de esa prisión puede establecerse con sólo contrastarla con otros casos. Amado Boudou está tres veces procesado por delitos de corrupción. Anda libre por la vida. Ricardo Jaime está tres veces condenado a prisión por delitos de corrupción y sustracción de documentos. Está en libertad porque apeló esas decisiones. ¿Por qué el trato a Sala debe ser diferente?”.
Van der Kooy insiste con la línea dura y disciplinadora contra el gobierno anterior. “La piquetera está presa, parece agravar cada día su situación judicial y simboliza uno de los lastres de la herencia kirchnerista: la del Estado casi clandestino, prepotente y extorsivo.”
Página/12, por otro lado, parece haber encontrado un opositor que, al no depender de la caja estatal, pueda convertirse en un referente de una resistencia K contra el neoliberalismo que nunca llega, pero parece no alcanzar.
Washington Uranga, en una operación similar a la de Morales Solá pero en sentido inverso justifican que “Bergoglio sigue de cerca la realidad argentina. No hará manifestaciones públicas por dos motivos: su condición de jefe de Estado del Vaticano y su decisión de no interferir en la realidad política y social argentina. Pero no deja de preocuparse por la situación que se vive en su país. Lo conversa con las personas de mayor confianza, particularmente con los argentinos que lo visitan. Y habla por los gestos, como el envío del rosario bendecido a Milagro Sala.”
La clase trabajadora en la escena
La semana que culmina tuvo tres elementos de especial importancia para el sector en blanco de la clase trabajadora: la reunión de las cúpulas sindicales por la modificación en la escala del impuesto al salario; el paro nacional de estatales y el cierre de la paritaria docente en la mayoría de las provincias como adelanto de lo que vendrá. Todo esto acompañado de la no aplicación del protocolo antipiquetes.
Para Clarín “Esteban Bullrich, comunicó un incremento superior que los maestros supieron traducir a un 40%. Aunque no fuera estrictamente así. Ese porcentaje quedó instalado y complicó la situación (…) Vidal maldijo a Bullrich. La gobernadora bonaerense navegó en un dilema: no flexibilizar la oferta para no necesitar dinero que no tiene o debutar con un paro de docentes. La huelga no hubiera sido inocua tampoco para los sindicalistas. Macri prefirió no someterse tan temprano a ese albur. Vidal sorteó el conflicto subiendo su oferta el 10%. Requerirá para cumplirlo de una cuarta remesa extra de fondos del Gobierno nacional.”
Resulta difícil de creer también, con tantos especialistas en el tema, a que todo se haya debido a un error de comunicación. Toda la burguesía siguió con atención el tema por que indica la pauta para las paritarias que se empiezan a abrir en pocas semanas. Por ello advierte que “le guste o no al Gobierno, ese desacople político podría acarrear otras consecuencias. Nadie supone que las paritarias de estatales o privados podrán respetar aquel 25%”
Para Mario Wainfeld estamos frente a un acuerdo favorable, e intentando eximir a Baradel de los cuestionamientos que le realizan en importantes distritos de la provincia de Buenos Aires, realiza un detallado informe del acuerdo paritario. “Lo sustancial es un acuerdo en la Paritaria Nacional Docente (PND). Incremento sensible del salario inicial para maestros de grado, que es lo único de que se debate en ese escalón del sistema convencional de los maestros. Un cuarenta por ciento, medido de punto a punto, sin demorar mucho el segundo pago es un reconocimiento de derechos y de atraso salarial. Tácitamente de la inflación corrida, harto diversa a la que divulga el voluntariado macrista. El gobierno central hace su aporte con 800 pesos per cápita del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), un esfuerzo fiscal de más de 800 millones de pesos.”
Lejos de conformar a la docencia, el no inicio en 8 distritos de la Provincia de Buenos Aires y varias provincias genera un problema para los gobiernos, aunque el acuerdo en el mayor distrito del país es un punto a favor del gobierno.
“Varias tienen conflictos y hasta huelgas fijadas para el inicio de las clases. Santa Fe y Córdoba están a la cabeza (…) la PND es un avance institucional legislado por el kirchnerismo. Su funcionamiento es trabajoso pero superador del desamparo anterior. En ese caso, el macrismo debió avenirse a conceder un aumento que impactará en las provincias y en las demandas de los empleados públicos de todos los territorios. Y que fuerza a los sindicatos de actividad privada a no quedar en off side con subas irrisorias o concesivas (…) la finalidad esencial es comenzar las clases sin paros mañana. Un modo de distinguirse de los últimos años del kirchnerismo, en un aspecto esencial de la agenda familiar de todos los argentinos, de todas las clases sociales y regiones.”
Mientras Wanfield busca salvar la ropa del principal sindicato conducido por el kirchnerismo, lo que queda claro es que hay un temor extendido en la clase dirigente a que la discusión salarial ponga sus planes en discusión y, consecuentemente, a la clase trabajadora en acción.
Sobre el impuesto a las ganancias, o impuesto al salario queda claro que no parece haber sido la mejor jugada para Macri ¿Necesidad imperiosa de caja? Para Van der Kooy no existe certeza sobre la cantidad de personas alcanzadas por la nueva forma de calcular el impuesto. Wainfeld coincide y “el anuncio de aumento del mínimo no imponible para Ganancias regó con acíbar su comida. El macrismo pensó que serviría para moderar los reclamos en las convenciones colectivas. Los compañeros jerarcas “compraron” el convite, asistieron para aplaudir a la Casa Rosada. Hugo Moyano citó a Evita para elogiar a Macri. Too much (...) Cuando se desató el paquete y se conocieron los números reales, manyaron que se ensartaron, como dice el tangazo. Fue cuestión de horas. La desilusión y el despecho duplicaron la bronca. Se auto convocaron en la CGT, referentes de los dos sectores. No los unió el amor sino el despecho (…) Son muy contados los trabajadores que mejorarán su ingreso de bolsillo. La acción fracasa por donde se la mire”
Luego de los regalos que le hizo el gobierno nacional a los sectores exportadores más concentrados de la economía vía devaluación o bajas considerables de retenciones, cuando los sectores más altos de la clase trabajadora esperaban el cumplimiento de una de las promesas de campaña, el macrismo acelera precipitadamente el fin de la luna de miel.
El paro nacional de ATE es convenientemente borrado por los analistas. Sólo se lo trae a colación por la no aplicación del tan famoso y hablado protocolo antipiquetes.
El editorial de La Nación se ve tocada en su orgullo de clase, y carga las tintas sobre Rodríguez Larreta. “Es de esperar que las autoridades porteñas no se demoren en esa adaptación pues, en la última marcha, esa anomia en los controles fue aprovechada por los manifestantes, no sólo para ampliar sus radios de acción, sino también para burlarse de quienes pretenden ordenar la vida en sociedad para que todos podamos convivir civilizadamente sintiéndonos libres de ejercer nuestros derechos.”
Para los voceros de la oligarquía, la defensa de los puestos de trabajo constituye una “burla a sus libertades”. Cien por ciento gorilas.
En Clarín, Van der Kooy se muestra exultante con la posibilidad que se aplique el protocolo, pero es más indulgente con Rodríguez Larreta. “La Capital fue nuevamente un pandemonio y el protocolo nunca apareció (…) La Ciudad sería, justamente, un laboratorio experimental para esa medida. De los 6.805 cortes que registró la Argentina en el 2015, un promedio de dos o tres por día sucedieron en suelo porteño. El intendente tendría ahora una dificultad: recién inició el proceso de traspaso de la Policía Federal a su órbita. Debe hacer un empalme con la Metropolitana. Tarea menuda. No estaría para pensar en protocolos” afirma.
En todo caso el tan mentado traspaso les estaría jugando en contra.
Por su parte, Horacio Verbistsky señala que el CELS, al hablar del protocolo, fue quien incomodó al presidente en la reunión con los organismos de Derechos Humanos y que, incluso, lo empujó a retirarse de la sala hasta que cambiaron de tema. Según el mismo periodista, los organismos le entregaron un documento que, entre otras cosas “reivindicó el derecho a la protesta social, afectado por el Protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad en manifestaciones públicas, que lesiona los derechos a la vida, a la integridad, de reunión, de petición a las autoridades y la libertad de expresión. Sobre todo, los organismos destacaron que no prohíbe que las fuerzas de seguridad porten armas de fuego ni restringe el uso de las llamadas “armas no letales”, como las balas de goma pero sí circunscribe la labor periodística, dificultando la posibilidad de registrar prácticas de violencia institucional.”
El miércoles pasado desde sectores del sindicalismo combativo, el PTS en el FIT y otras corrientes de izquierda, dejaron claro que la aplicación del protocolo no va a ser una cosa sencilla. A pesar del bombardeo mediático solicitando la represión, los trabajadores, los estudiantes y todo sector que salga a luchar, sabe que cuenta con herramientas de acción directa para que sus reclamos triunfen, y no lo va a ceder por una presión corporativa.
Mientras tanto, en apoyo a ese elemental derecho, se desarrolla una amplia campaña para eliminar el protocolo de Bullrich y Macri. |