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2 de marzo de 2016 Twitter Faceboock

OPINIÓN
Trenes, una deuda pendiente: el caso del Sarmiento
René H. Flores | Ingeniero Civil // [email protected]

Este 22 de febrero se cumplió un nuevo aniversario de la masacre ferroviaria de Once. La falta de planificación en transporte sigue brillando por su ausencia.

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Aunque algunos medios no lo cubrieron se cumplió este 22 de febrero un nuevo aniversario de la masacre ferroviaria de Once, donde murieron 52 personas al fallar los frenos del coche guía y precipitarse la formación N° 3772 sobre el final del recorrido contra el paragolpe de contención de la plataforma 2 de esa estación del ferrocarril Sarmiento.

Se hizo un juicio y a la fecha están condenados entre otros 21 imputados: Ricardo Jaime (6 años de cárcel, ex Secretario Nacional de Transporte durante 2003 a 2009), Juan Pablo Schiavi (8 años, ex Secretario Nacional de Transporte desde 2009 hasta el accidente en el 2012), Sergio Claudio Cirigliano (9 años, uno de los dueños de TBA que había tomado la concesión del Sarmiento desde el menemismo, es decir los 90) y el motorman Marcos Córdoba (3 años y 6 meses), pero los familiares declararon en los medios que todavía las condenas no están firmes, es decir que por ahora los condenados están en sus casas. De allí su pedido: “Justicia para las víctimas”.

A los primeros tres los imputaron por el delito de estrago culposo agravado y administración fraudulenta contra el Estado. En este último aniversario se hizo un acto en el Andén 1 y se colgaron origamis similares a blancas palomitas (se llaman grullas) en representación de los hermanxs, hijxs, esposxs, amigxs muertos.

La historia es una más sobre las omisiones y la falta de control de los gobiernos.
Después del accidente de Once la Secretaría de Transporte fue absorbida por el Ministerio del interior. Randazzo con rapidez salió a comprar nuevos vagones y se realizó una contratación con una inversión de U$S 327 millones (el valor difiere con cada publicación, otras dan U$S 515 a U$S 545 millones) con industrias de China (CSR Qingdao Sifang Ltd.) y los vagones fueron llegando al puerto en varios envíos con mucha publicidad.

Planes improvisados

El “nuevo plan” del gobierno anterior fue entonces reemplazar los vagones. También se negoció un sistema de señalamiento y se planeó hacer más pasos a nivel túnel o puente para dar mayor frecuencia al servicio. Mientras tanto los talleres ferroviarios nuestros de Tafí del Valle (reinaugurados dos veces en estos últimos años, el 30 de septiembre del año 2003 por el presidente Néstor Kirchner y el 28 de octubre de 2008, a distancia, desde la Ciudad de Buenos Aires por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner) brillaron por su ausencia, ni siquiera con la idea de al menos para que sirvan de mantenimiento, y/o para desarmar un nuevo vagón completo para aprender la nueva tecnología.

O inclusive se podrían haber reactivado los ex talleres ferroviarios que están en el Gran Rosario y con los cuales se ha hecho una cooperativa. Nunca todos estos talleres se reactivaron realmente desde el Estado, porque el transporte nunca fue una prioridad para los gobiernos, por lo tanto no hubo planes ni planificación alguna y esto desde hace más de 20 años.

Fue realmente una pena que estos nuevos vagones no hayan sido construidos en nuestro país desde hace tiempo generando empleo, y además investigación y desarrollo de tecnología. Tuvo que haber pérdida de vidas para que el tema del transporte sea por una vez tenido en cuenta. Pero pasó el tiempo y lo único que fue quedando fue la compra de los vagones, algunas remodelaciones a estaciones de tren (ampliaciones de los andenes que no se usan), dos pequeños pasos a nivel (túneles) en Morón (los únicos que se hicieron) y quedó la promesa de la instalación de la misma fábrica de trenes china en nuestro país.

En abril del 2015 después de un debate en el Congreso se sancionó la Ley 27132 mediante la cual se creó Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado y el Estado argentino recuperó (aparentemente) la potestad para fijar las reglas de juego en todas las vías ferroviarias operables del territorio nacional, aunque en realidad nunca dejó de ser del Estado porque estaba concesionado, y además nunca salió de su control a través de la CNRT, la cual era depositaria de todas las quejas.

La ley aprobada quiso convertir al sector público en el responsable de la planificación, ordenamiento, control y gestión integral del sistema carguero y de pasajeros: En su Artículo 1 expresa: “Decláranse de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina la política de reactivación de los ferrocarriles de pasajeros y de cargas, la renovación y el mejoramiento de la infraestructura ferroviaria y la incorporación de tecnologías y servicios que coadyuven a la modernización y a la eficiencia del sistema de transporte público ferroviario, con el objeto de garantizar la integración del territorio nacional y la conectividad del país, el desarrollo de las economías regionales con equidad social y la creación de empleo”.

En la actividad carguera quedaron en veremos tres privatizadas: Nuevo Central Argentino (compañía perteneciente a Aceitera General Deheza), Ferroexpreso Pampeano (un ramal cerealero a cargo de Techint que llega a los puertos de Rosario y Bahía Blanca), y Ferrosur (gestionado por la cementera Camargo Correa, de Brasil, desde que adquirió las operaciones de Loma Negra). Con esta ley tampoco sabemos qué hará el actual gobierno.

Finalmente anunciaron varias veces el inicio de obras del Soterramiento del Sarmiento, y se sacaron varias veces fotos con la tunelera. Según la web del Ministerio de Planificación Federal, las obras iban a comenzar en febrero del 2012.
El obrador de Haedo fue sacado de la somnoliencia el 16 de febrero de este año 2016 con la reciente visita de Macri con el premier de Italia Matteo Renzi. Era razonable, Italia tenía contratada la ingeniería en esta megaobra a través de Ghella, y algo había que mostrarles, aunque no sea un obrador parado desde hace años por falta de financiación para el proyecto.

Además en la web de la casa rosada se publica referente a este tema que: “Además, permitirá reducir de 10 a 3 minutos la frecuencia de los trenes y aumentar de 99 millones a 150 millones la cantidad de pasajeros que utilizan anualmente ese medio de transporte.” Ahora se habla que entrarán finalmente U$S 1.500 millones, la mitad de lo necesario, para comenzar las obras. Me pregunto cuántos pasos a nivel (túneles o puentes) se pueden hacer con solo parte de ese dinero. Con lo cual el soterramiento, ¿tendría algún sentido?.

Volviendo al tema del accidente de Once, ha pasado el tiempo y todavía recuerdo la frase de un político “estos accidentes pasan en todo el mundo”. El tema es que estaba hablando de personas y en donde la falta de seriedad en controles y seguridad provocó la pérdida de vidas humanas que son irremplazables. Porque se podrá hacer justicia humana por medio de condenas ejemplares, pero ninguna condena repara la vida perdida.

Un último comentario es derivado de algo que encontré buscando información sobre este tema de los trenes y es una frase de Schiavi pídiendo disculpas por haber dicho que: "la tragedia pudo haber sido menor" si hubiese ocurrido el día anterior, ya que era feriado de carnavales, y remarcó que la cantidad de muertes se debió a que los usuarios iban en su mayoría en el primer vagón del tren. [ ]. Sobre este punto aseveró: "Me salió una frase de ingeniero, no de comunicador. Aprovecho para pedir disculpas a muchas familias que se sintieron mal.".

No me acordaba haber leído esta disculpa, que más que aclarar, oscureció el rol del ingeniero. Ignoro, a pesar de que sigo inscripto en mi Consejo Profesional de Ingeniería Civil, si mi Consejo en su oportunidad expresó algo sobre esta frase poco feliz. Esta frase me da vergüenza porque denigra la tarea del ingeniero, y expresa que por ser profesional no podemos darnos cuenta de la fragilidad e irreemplazabilidad del ser humano. La rescato solamente para expresar que la ingeniería tiene también un rol social, al fin y al cabo se hacen obras para mejorar las condiciones de vida de los hombres.

Mientras tanto los origamis seguirán como testigos mudos de la llegada y partida de los nuevos vagones desde Once, pero seguirán esperando que las condenas se hagan efectivas en cárcel común y que además alguien planifique algo en transporte, y si es posible para una mayor equidad.

 
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