Después del discurso de investidura de Pedro Sánchez realizado este martes, las reacciones no se hicieron esperar.
Este miércoles, como estaba previsto, Mariano Rajoy ha abierto el pleno de respuestas al discurso del líder socialista. A partir de ahí, cada portavoz de los distintos grupos parlamentarios, en orden de mayor a menor representación, dispuso de media hora para intervenir.
Rajoy calificó al acuerdo de PSOE-Cs como “una candidatura ficticia”. En un discurso que discurrió en un tono burlón y lleno de chascarrillos, le achacó al socialista no haber querido hacer un acuerdo con el PP. Responsabilizándolo de esta manera de la situación de bloqueo político para la formación de un gobierno. “Sinceramente a usted no le interesa España” zanjó, y de esta manera negó todo apoyo a la candidatura del Socialista.
Pablo Iglesias señaló que Sánchez no puede “contentar a todos”. La dirección de Podemos ya había anunciado que no hay ninguna posibilidad de apoyar la candidatura ya que su proyecto de cambio es incompatible con el acuerdo entre el PSOE y Cs.
En este acuerdo, Sánchez se desdice de muchas de las promesas realizadas en la campaña electoral, como la derogación de la Reforma Laboral y la LOMCE, a pesar de ser presentado por los firmantes como un acuerdo “reformista y de progreso”.
“Quien busca la abstención del PP no busca los votos de nuestro partido”, sostuvo Errejón refiriéndose al acuerdo presentado por Sánchez, quien también señaló que sobre la cuestión de Cataluña “la referencia más importante ha sido a la alta cocina y al mestizaje”. La exigencia de Podemos a Sánchez es que este “se atreva a ser presidente con su apoyo”, propuesta en la que Pablo Iglesias ha insistido al líder del PSOE en su intervención en el Congreso: “Hoy le vuelvo a tender la mano, señor Sánchez, negocie con nosotros un gobierno de cambio real”. Sin embargo esta propuesta contrasta con las duras y justas críticas que Iglesias desplegó en su intervención. Estas últimas, ponen en entredicho la seriedad del gobierno “del cambio” que profesa.
Albert Ribera defendió el acuerdo y la posición de su formación alegando: "Hemos bajado a la arena, porque nos pagan el sueldo para solucionar problemas a los españoles" y da por terminada la etapa política de Rajoy. La intervención del líder de la formación naranja molestó en especial a la bancada del PP desde la que le profirieron gritos de “traidor”.
Sin embargo Rivera ha evocado a la transición democrática para defender la necesidad de que el PSOE y el PP, aunque sin Rajoy, pacten la formación del nuevo Gobierno.
Por su parte Alberto Garzón sostuvo que "Si el acuerdo con Ciudadanos sigue vigente nuestro "no" es rotundo".
Continuando el debate, se desarrolló el turno de réplicas a las que el dirigente del PSOE ha contestado a los representantes de los grupos parlamentarios y estos contaron con 10 minutos cada uno para responderle.
Una vez terminado el turno de réplicas, el presidente del Congreso llamó a los diputados a realizar la votación que ha transcurrido como se preveía. Sobre los 350 diputados, 130 se han pronunciado a favor y 219 en contra de la investidura, contando con la abstención de Coalición Canaria. Muy lejos de los 176 votos favorables que requeriría Sánchez en una primera votación para lograr ser investido presidente.
Aunque el debate continúe hasta el vienes, sin dudas está casi todo dicho. No habrá gobierno del PSOE. Incluso a pesar de que este viernes, la propuesta de Sánchez solo necesitaría la mayoría simple para lograr su investidura, es decir contar con más votos afirmativos que negativos, nada indica que le vayan a dar los números.
Si este viernes Pedro Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, solo queda esperar si el Rey propone a otro candidato para que intente formar gobierno, sometiéndose al mismo procedimiento que el socialista. Si antes del 2 de mayo la Cámara no inviste un presidente, las Cortes quedarán disueltas y el 26 de junio se celebrarían nuevas elecciones.
Pero mientras nos mantengan expectantes de estos debates y de las negociaciones palaciegas que los anteceden y preceden y con la ilusión de que el cambio vendrá de los parlamentos, el único ganador de esta jornada es el régimen. Éste se sobrevive por la falta de la movilización en las calles, en los centros de estudios y trabajo; es decir, la base de toda transformación política que se precie de ser progresiva y profunda.
Las posiciones conquistadas en las instituciones por las fuerzas políticas que se consideran “del cambio” deben estar al servicio de esta movilización si quieren ser consecuentes con lo que acaloradamente proponen en sus mítines. |