Aragón informó que el precio del menú, que ascendería de los dieciocho pesos iniciales a veinticinco pesos, justificando esta suba a causa del ajuste económico y la inflación actuales. El funcionario afirmó que la UNT no cuenta con un presupuesto suficiente para cubrir estos gastos, ya que el gobierno nacional no envía los fondos necesarios para llevar a cabo el sustento de dicho comedor universitario.
En la reunión anterior desde el Rectorado se planteó la posibilidad de instalar una cafetería privada. En la reunión de ayer, el secretario de Asuntos Estudiantiles se retractó arguyendo que no se designaría a una empresa privada sino que se alquilaría la cafetera (cuyo costo ronda seis mil dólares) y la vajilla, sin mayores precisiones.
Las autoridades del rectorado decidieron imponer un precio implica una diferencia importantísima para los estudiantes. Desde la perspectiva de funcionarios cuyos sueldos arrancan en los treinta mil pesos, el aumento es irrisorio (“¿en qué bar podemos comer por ese precio”, repetía Aragón) pero lejos está de serlo.
Si lo analizamos más detalladamente, un estudiante universitario promedio semanalmente gastaría $125 en almuerzo, $70 en transporte y en apuntes un promedio $50 pesos (los cuadernillos para comenzar las clases tienen una base de $200) vale decir que mensualmente se llega a una suma de $980 de gastos solo para asistir a clases. Sin contemplar otros posibles gastos, como viajar varias veces en el día o quienes, viniendo de otros lugares, tienen que sostener un alquiler.
En otro lugares, el costo del menú de los comedores son accesibles para los estudiantes (en la Universidad de Comodoro Rivadavia cuesta $2). Recordemos cuando se realizó la toma de Facultades en el 2013, los estudiantes exigimos un comedor universitario –con un precio de menú razonable, adaptable a las necesidades del estudiante, y acceso irrestricto– y no un bar con "precios bajos", porque lo que exigimos no es un servicio sino un derecho.
El gobierno universitario de Bardón, siguiendo la línea del gobierno nacional de Macri, pretende implementar el ajuste a la educación universitaria. Mientras se destinarán millones de pesos para el pago a los fondos buitres, el presupuesto universitario es disminuido. Es necesario que la partida presupuestaria aumenta. En el caso del comedor, podría resultar en un menú a un costo menor y en la construcción de un espacio físico acorde a la cantidad de estudiantes que cursan en la Facultad, sin recurrir a trabas burocráticas para inscribirse (actualmente hay que hacerlo en General Paz 826).
La próxima reunión, entre las autoridades del Rectorado y las agrupaciones, se programó para el 1° de abril. Allí se presentaría el balance de la primera semana de gestión del comedor. Desde la secretaría de Derechos Humanos y Filo a la Izquierda, plantearemos la conformación de una comisión de control que tenga acceso periódico a la rendición de cuenta de la gestión del comedor, que esté conformada por estudiantes, centro de estudiantes, cuerpo de delegados por carrera, docentes y no docentes. A la par de rechazar el ajuste y pelear por mayor presupuesto. Convocamos desde ya, a todos los estudiantes a participar de las reuniones para hacer escuchar la voz de los que queremos un comedor universitario irrestricto, para todos. |