Jadue no tienes pudor ni decoro. Pero tu mérito es que no andas tratando de convencer a nadie que eres honrado a diferencia de tantos otros que con aviones prestados, boletas falsas para eludir impuestos y mails que les enviaban sus patrones de Penta, Corpesca y SQM e infinidad de empresas, siguen tratando de convencernos que son blancas palomas, como si fuéramos una manga de tarados.
Jadue lograste lo que pocos habrían alcanzado en tan poco tiempo. Llegaste a la presidencia del fútbol chileno tras un complot que partió en La Moneda y que tuvo como operador a Ruiz-Tagle, el mismo de las colusiones papeleras que durante una década le robaron a los chilenos, junto al hasta ese momento modelo de pureza y rectitud que era don Eliodoro.
Desde el principio te subiste al carro de los sinvergüenzas y nunca lo negaste. Todos sabían que fue Segovia el que te puso ahí antes de arrancar a España, por los delitos de las acreditaciones truchas en su universidad.
Formaste un equipazo para defraudar con Varela –el que le rindió pleitesía a Pinochet en Chacarillas-, Nibaldo y otro montón de truhanes que hasta ternos Armani se compraron a cuenta del fútbol y no has renegado de nada. Calladito te fuiste a Miami y dejaste todo botado, te llevaste hasta el computador con cuentas a medio rendir y platas que de seguro nunca más aparecerán, cuando te diste cuenta que peor sería viajar esposado por agentes del FBI.
Aquí en cambio, Jadue, hemos tenido que soportar una letanía de llorones y mojigatos que han intentado cubrirse las espaldas unos a otros al grado que como en las monarquías se han conferido títulos nobiliarios de “hombres de Estado”. Una provocación para un país que ya no aguanta a personajillos que a diferencia tuya, promulgaron leyes que han decidido el futuro de los recursos naturales que nos pertenecen a todos los chilenos y un montón de cosas más.
Y, lo peor de todo, Jadue, es que además se han victimizado. Si hasta han culpado a la prensa y las redes sociales que haya quedado al desnudo una maquinaria de corrupción que operaba transversalmente que con ese chauvinismo ramplón que tenemos los chilenos, dijéramos “esto nunca va a pasar en Chile”… y pasaba hacía ya harto rato.
Por eso, Jadue, sigue paseando con chalas y short por las calles de Miami. Al menos no intentas disimular nada y eso ya es un mérito. | 
