Ayer el Concejo Deliberante aprobó la aplicación de la Ley Provincial de Descanso Dominical en la ciudad de Rosario. La normativa establece que los grandes supermercados (cuya superficie supere los 1200 metros cuadrados) deben cerrar los domingos. Se trata de una demanda histórica de los trabajadores de Comercio que por fin se ve cumplida.
A pesar de los límites de la normativa -cuestionada por trabajadores de base por representar, de hecho, una disminución salarial-, las grandes cadenas reaccionaron con dureza. Anunciaron que habrá 350 despidos de los cuales ya se sustanciaron 30. Una extorsión que fue acompañada por una marcha de patovicas que se hicieron pasar por trabajadores y generaron incidentes al frente del Palacio Vasallo, donde funciona la legislatura rosarina. Según el Sindicato de Comercio, esas personas fueron contratadas por COTO como parte de su chantaje en contra de la aplicación de la Ley.
En este marco de tensión, el gobernador Miguel Lifschitz eligió tomar partido por los supermercados. En una entrevista en Radio 10 expresó que el descanso dominical “no es atinado para la ciudad de Rosario en este momento en particular” en el cual existen “dificultades en sectores de la economía donde hay retracción del empleo”.
El mandatario provincial, sostuvo que "hay mucha gente sin trabajo que estaría deseosa de encontrar trabajo aunque sea el día domingo".
El gobernador apela a un viejo truco menemista, amenazando a los trabajadores que habrá despidos y desocupación si pelean por sus derechos. En vez de criticar los límites de la ley y exigir que no haya despidos y se garantice el mismo sueldo a partir de la implementación del descanso dominical, Lifschitz cuestiona por derecha la normativa, considerando que los trabajadores tienen que ser explotados los 365 días del año o habrá despidos. |