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La Izquierda Diario
27 de marzo de 2016 Twitter Faceboock

Reseña
Vinyl: el Game of Thrones del rock & roll
Nicolás Vigarelli

Para contar la historia de los setenta y el rock en Nueva York, HBO reunió a Scorsese y a Mick Jagger. El resultado es un cocktail de descontrol, drogas, alcohol, gritos, y hasta un homicidio.

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En la serie Vinyl, la cocaína y la música intentan constantemente disputarle el rol protagónico a Richie Finestra, el personaje interpretado por Bobby Cannavale que bien podría por su apariencia ser un gangster italiano. Pero no; Richie es un melómano que puso en pié su propio sello discográfico, American Century, que no está atravesando su mejor momento. Sin embargo, rechaza una oferta millonaria para venderle la empresa a los alemanes de Polygram. Bien podría ser la torpe y apresurada decisión de un cocainómano, pero el olfato musical de Finestra augura algo. Son los setenta en Nueva York (1973, para ser más exacto), una época que fue dorada para el rock. Y en los suburbios se están cocinando nuevos ritmos que le darán nuevo vuelo al género; como el hip hop o el punk rock.

Vinyl es como ver jugar al Barcelona. Los componentes de lujo que la componen generan una pregunta obligada: ¿podría esta historia ofrecer más todavía? En esta superproducción, HBO puso mucha plata (Tim Goodman del Hollywood Reporter calificó a Vinyl como "una especie de Juego de Tronos del rock and roll", por su costosa producción) lo que se traduce en un equipo de lujo: creada por un tándem formado por Martin Scorsese (que dirige el piloto de casi dos horas, y prometió hacer lo mismo con alguno de los capítulos de la segunda temporada, de rodaje confirmado hace pocos días por la cadena), Mick Jagger -un sobreviviente de los convulsivos setenta, encargado de transmitir los pormenores de la época-, Terence Winter (encargado de producir Los Soprano, y de redactar el guión de El Lobo de Wall Street) y Rich Cohen, el periodista y editor de la revista Rolling Stones.

El resultado es un cocktail vertiginoso que mezcla descontrol, drogas, alcohol, gritos, y hasta un homicidio. Lo que podría ser una sumatoria de clichés, termina convirtiéndose en una sucesión de secuencias verosímiles por su contexto; los setenta en Nueva York. La música, de rol protagónico (tanto que los productores decidieron lanzar a la venta la tracklist de la serie), es la encargada de hilvanar las historias.

A lo largo de los seis capítulos que ya se estrenaron (faltan cuatro para completar la temporada), pueden verse algunos detalles sabrosos para el paladar de los amantes del género. Apariciones fugaces como las que recrean a un joven Robert Plant, con Led Zeppellin en el estrellato, o Lou Reed cantandole al ícono del arte pop Andy Warhol, pasando por un recital de los New York Dolls con la potencia necesaria para derribar un edificio, o la aparición de un jóven Alice Cooper. Y la historia de James Jagger, el hijo de Mick, en su papel de Kip Stevens, líder de los Nasty Bits, está inspirada en la historia de Richard Hell, uno de los impulsores del género punk.

Lejos de cualquier idealización, Scorsese encara el relato del mundo de las discográficas, desde una mirada ácida. Las drogas y el acohol son la superficie de la historia de un sello que tritura artistas, los saca al mercado y se queda con el dinero que su arte genera. En los caminos de American Century se cruzan tres tipos de músicos; los que la pegaron (o negociaron mejor el precio de su alma a la hora de firmar con el sello); los que ya fueron exprimidos al máximo de sus posibilidades, y luego arrojados al basurero de los recuerdos, donde cultivan su bronca; y las “promesas”, que acaban de ser atrapados por los cazatalentos. Richie, en su papel de líder de la compañía, es el bonaparte que va sorteando las situaciones explosivas que generan la mezcla de esos ingredientes.

Vinyl tampoco se queda atrás en lo que respecta al despliegue publicitario. Sus afiches y gigantografías pueden verse en varios puntos de la Capital Federal. Sin embargo, para verla, uno debería estar abonado a algún paquete premium que ofrezca HBO. A menos que se recurra a las magias de la internet, como puede ser buscar el torrent correspondiente de la serie, y ejecutarlo con el programa correspondiente. En ese caso, sólo es cuestión de esperar la finalización de la descarga, darle play y ponerse a disfrutar de Vinyl.

 
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