Un número alarmante de fábricas cerradas expone las heridas de la crisis económica. También impone un ultimátum a las organizaciones obreras para responder al problema concreto de los ajustes, que resulta en despidos en masa y supresión de puestos de trabajo, afectando a la clase trabajadora de todo el país.
Los datos del balance de 2015 revelan que 4.451 fábricas fueron cerradas en San Pablo, es decir, 24% más que el año anterior. Aunque falten datos sobre las que fueron cerradas a nivel nacional, los números del Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE) indican que solo en el primer trimestre de este año fueron cerrados casi 1,1 millón de puestos de trabajo en la industria. Esto, ligado a la inflación que deteriora el poder adquisitivo y los salarios de los trabajadores, refuerza a una tendencia: cómo las consecuencias de la crisis capitalista son descargadas sobre los trabajadores.
En cuanto a la crisis política, queda abierta la pregunta acerca de si será el gobierno “ajustador” de Dilma o el de la oposición de derecha el que llevará a cabo los ataques del próximo período. En cualquier escenario los trabajadores tienen la dura tarea de organizarse en defensa de sus derechos, sea contra las asociaciones patronales o contra la misma burocracia sindical como la de la CUT que viene actuando como cómplice en la aplicación de los planes de ajuste del gobierno, como ya lo hicieron con el Plan de Protección al Empleo (PPE), que redujo salarios a cambio de una ficticia preservación de los puestos de trabajo que, como demostramos al comienzo, ha sido funcional a los capitalistas.
Por cada fábrica que cierra, una ocupación
Algunas de estas miles de fábricas que cierran tienen por detrás las primeras historias de resistencia de los trabajadores, y que de avanzar en organización y combatividad, pueden ser un ejemplo en el próximo período. Huelgas en defensa del empleo y ocupaciones de fábricas puede proliferar si las experiencias de estos trabajadores permiten superar el inmovilismo o conformismo cínico de los burócratas sindicales.
Esto son los ejemplos de los trabajadores de la fábrica Mabe de Campinas y Hortolândia en San Pablo, que frente al ataque patronal con despidos en masa, decidieron ocupar la empresa como forma de resistencia y para hacerse escuchar frente al drama de centenares de familias afectadas por la pérdida de empleos.
También los trabajadores de la fábrica Mardel, en el ABC paulista, quienes se animaron a adoptar el mismo método ocupando la empresa luego del intento de la patronal de cerrar la planta y avanzar en el despido masivo de sus trabajadores.
Para nosotros, estas experiencias son ejemplos de cómo los trabajadores retomando sus métodos históricos de lucha, pueden luchar frente a los intentos de los capitalistas –respaldados por los gobiernos y políticos con sus diferentes modelos de ajuste económico- de descargar los costos sobre las espaldas de los trabajadores y sus familias.
Muchos sindicatos se limitan a negociar los despidos con la patronal, aceptando los despidos sin resistencia. Aceptando bonos y planes de retiros voluntarios, ignorando cualquier lucha básica y primordial para defender el empleo, garantía de subsistencia para miles de madres y padres de familia que se ven afectados por este drama en el país.
Desde Esquerda Diário, queremos llegar a todos los trabajadores para difundir los ejemplos de Mabe y Mardel y seguir su camino: ocupar las fábricas que amenacen con despidos y cierres. | 
