Un ácido discurso
El tradicional encuentro empresarial tomo una decisión no tradicional. Invitó a un outsider de la política, con discurso crítico pero figura emergente con fuerte aprobación en las encuestas, el diputado Giorgio Jackson. Alguna vez lo hicieron con Marco Enríquez-Ominami, cuando era una estrella ascendente, pero era alguien salido del riñón de la Concertación. Da cuenta de las tendencias de cambios, por izquierda, en la política chilena.
El joven diputado fue fiel a esta situación.
Partió leyendo la famosa frase que debería ser una ignominia del empresariado local: “Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo. Lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa ni como opinión ni como prestigio”, que pronunciara a principios del siglo XX con impunidad Eduardo Matte Pérez, bisabuelo de Eliodoro Matte Larraín.
Y no paró. Criticó su rol corruptor, diciendo que se “ha puesto en el ojo del huracán a los políticos que servían de mediadores con las grandes empresas, pero para establecer un cohecho no es suficiente la presencia de un político que venda sus intereses como mediador, sino también es necesario que esté la persona que está dispuesta a pagar y comprar esa influencia”.
Criticó la concentración mediática, espetándoles que “criticamos a los gobiernos de la región que abusan de su poder mediático de manera autoritaria”, pero no el control que ejercen sobre los medios en Chile.
Criticó las Isapres. Criticó la degradación de la democracia al imponer el peso del dinero.
Y remató: “Estamos en veredas opuestas, estimados y estimadas, nosotros queremos que dejen de mandar los que están muchas veces en esta sala”.
Su salida
Una fuerte y dura crítica. Pero su salida es el problema.
Expresó que “los representantes del 1% o 00,1% multiplican su influencia por medios legales o ilegales llegando a pesar más que la mayoría del país unido, lo que desvirtúa completamente el sentido de la democracia y corrompe su sentido más profundo”, concluyendo que él espera representar las opiniones del 99%.
¿Cuál es el problema? Que la sociedad no se divide entre el 1% y el 99%. Sino que en clases sociales, y fracciones de clases sociales. Que en el 99% entran los empresarios medianos y pequeños, entran los altos gerentes y directores de empresas, entran los periodistas mercenarios de altos sueldos y altos profesionales, todos al servicio de los empresarios.
Que esa base, conduce a hacer alianzas con enemigos, contrincantes y adversarios. A intentar separar entre “empresarios buenos” y “empresarios malos”, uniendo a los primeros con los sectores que explotan y arruinan.
No es solo una consecuencia lógica, una deducción. Es un hecho político práctico. Por eso, por ejemplo, Revolución Democrática tiene miembros colaborando con el Gobierno en el Ministerio de Educación. O establecer alianzas electorales con la Nueva Mayoría. Además, el centro de su acción política, aunque participe en movilizaciones, está en el parlamento, desde el que denuncia, como lo hizo en Icare, pero separado de la lucha de clases. Por eso, por ejemplo, proponen una rebaja módica del millonario sueldo de los parlamentarios, en vez de luchar porque ganen como una maestra y donar el resto del sueldo, mientras tanto, a las organizaciones de trabajadores y del pueblo para su lucha, como hacen los parlamentarios del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS en el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) en Argentina. |