El pasado martes (5) algunos destacados dirigentes de la política nacional, se manifestaron enfáticamente respaldando la idea de convocar a nuevas elecciones generales como una posibilidad viable para la recomposición del régimen político.
Con el lema “Ni Dilma Ni Temer, nueva elección es la solución” el partido “Rede Sustentabilidade” de Marina Silva, lanzó la campaña por nuevas elecciones. Entre los que tomaron la palabra, Cristóvam Buarque, senador del Partido Popular Socialistas (PPS), declaró que: “No fui a ninguna manifestación por el impeachment de Dilma, ni a las que se oponían a esta salida, pero estoy listo para caminar junto a aquellos que quieren una nueva elección para un nuevo Brasil”, recordando a Randolfe Rodriguez (ex dirigente del PSOL y ahora integrante del partido Rede) que comparó esta campaña recién lanzada, con la lucha por las Directas ya! contra la dictadura.
Cerrando el lanzamiento de la campaña, Marina Silva además de plantear que la justicia por medio de la Operación Lava-Jato está permitiendo recomponer la legitimidad del régimen político, señaló que entre las tres posibilidades de salida a la crisis política el impeachment, la renuncia o la impugnación por el Tribunal Superior Electoral (TSE) de la lista electoral Dilma-Temer, para ella la última opción es la que permitiría un cambio más amplio, pues “la gente está desconfiada con todo lo que esta sucediendo” y permitiría cambiar el cuadro político del país. Sin embargo, el discurso de Marina queda más claro cuando sostiene que, “si el partido Popular Socialista (PPS) tiene un esquema para la educación tiene que ser presentado, si el PSDB tiene un esquema para la economía tiene que ser presentado, si el partido Rede tiene un esquema para el medio ambiente, tiene que ser presentado.”
En este sentido, siguió en consonancia con las orientaciones lanzadas por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, en una entrevista dada al medio GloboNews hace algunos días, en la que sostuvo que “en un momento dado… Brasil necesitará de un consenso mínimo”, apuntando la necesidad de un nuevo pacto entre las diferentes fuerzas políticas, sin eliminar a ninguno de los actores”.
El programa de Marina será un “triunfo” importante para el PSTU
Otro partido que viene insistiendo con una bandera similar, la bandera de las “elecciones generales”, y que también se pronunció el pasado martes (5) fue el PSTU. En su página, publicó un texto en el cual puede leerse que: “Creemos que un futuro gobierno, surgido de elecciones generales, por fuera del calendario electoral patrocinado por las grandes empresas, sería más débil y profundizaría la crisis del régimen. En consecuencia, el avance en la organización de la clase trabajadora surgido de esta importante victoria [destacado nuestro] crearía más condiciones para que los trabajadores avancen en la lucha en defensa de sus necesidades inmediatas e históricas”.
Llama la atención cómo el mismo texto ya estaba desactualizado cuando fue escrito, pues con tantos dirigentes destacados de la política tradicional avalando la salida de elecciones presidenciales anticipadas o generales (por ejemplo Renhan Calheiros), como el mejor camino para la recomposición del régimen, no estarían, en caso de ser convocadas, fuera del calendario, ni tendrían un carácter excepcional, ni siquiera “no ser patrocinadas por las grandes empresas”. Lo más sorprendente es la definición de que estas elecciones serían una “importante victoria”, cuando en verdad, son la vía práctica para un nuevo pacto de poder, como señalan Marina y otros dirigentes. El PSTU sostiene, a diferencia de Marina Silva, elecciones para todos los cargos. Pero como queda claro en el artículo, para el PSTU el cambio de gobierno por una elección previa a 2018, es decir anticipada, lo mismo que plantea Marina Silva, sería un avance en la organización de la clase trabajadora. Otra forma de decir y defender lo mismo.
El programa de Marina debería ser considerado como un logro del PSTU. Lo que sigue sin tener sentido es cómo en ese mismo texto, la mayor parte del tiempo, el PSTU sostiene la idea de que, “La democracia no puede ser el horizonte de los revolucionarios y la legalidad burguesa no pude ser nuestra brújula”. Sin embargo la práctica política, es justamente la misma que sectores significativos que buscan legitimar esta democracia degradada están adoptando. |