En el marco del vacío político generado por el fracaso de las negociaciones para formar Gobierno, el Rey ha tomado la iniciativa para conocer las posibilidades de supervivencia de la legislatura surgida de las elecciones del 20 de diciembre.
Este martes ha comunicado al presidente del Congreso de los Diputados su decisión de recibir entre el 25 y 26 de abril a los portavoces de los partidos con representación parlamentaria para evaluar si tiene margen para proponer un candidato a jefe del Gobierno o si, por el contrario, debe proceder a la disolución del Parlamento para que haya nuevas elecciones el 26 de junio.
La primera reacción de los principales partidos fue asegurar que todavía hay posibilidad de que haya un Gobierno, pero la realidad tras bambalinas es que todos los partidos consideran ya casi inevitable la convocatoria a nuevas elecciones.
Según los plazos marcados por la Constitución, si el Estado español no tiene un nuevo Gobierno antes del 2 de mayo, al día siguiente se publicará el decreto de convocatoria de nuevas elecciones legislativas para el 26 de junio, firmado por el rey.
Felipe VI ya tuvo dos rondas de contactos con líderes parlamentarios y en la primera el actual jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy (PP), declinó el ofrecimiento de someterse a la investidura parlamentaria.
De la segunda ronda salió como candidato propuesto por el monarca el socialista Pedro Sánchez, que fue rechazado por el Congreso en dos votaciones en los primeros días de marzo.
Las posteriores negociaciones, que han tenido como protagonistas al PSOE, Ciudadanos y Podemos, culminaron la semana pasada con una ruptura del dialogo entre el tándem PSOE-Ciudadano y el partido liderado por Pablo Iglesias.
A pesar de las concesiones de Podemos presentadas el pasado jueves, en las que asumía medidas altamente impopulares como el copago farmacéutico, el despido barato y hasta las puertas giratorias, las negociaciones naufragaron. Un escenario que movió a Podemos a convocar para entre los días 14 y 16 de abril a una consulta a su militancia sobre los pactos de gobierno.
Podemos preguntará a sus bases si están de acuerdo en facilitar un Gobierno entre PSOE y C’s o a favor de la malograda propuesta de un “gobierno a la valenciana” que la formación morada ha defendido en las negociaciones. La consulta, sin embargo, no definirá el sentido del voto del grupo parlamentario, puesto que no establece si el grupo debe votar sí, no o abstenerse, dejando abierta la posibilidad de una abstención.
El socialista Pedro Sánchez dijo este martes que "no se rinde" y pidió a Podemos que, en "la hora límite" antes de que se convoquen nuevas elecciones, haga posible un pacto para "poner fin al gobierno de la vergüenza" de Mariano Rajoy.
La apelación de Sánchez tiene a favor que, estrictamente, no hay cuestiones programáticas que diferencien en exceso a Podemos del PSOE. Sin embargo, lo que ahora están dirimiendo ambas formaciones, es quien se sitúa en el imaginario del electorado como culpable si el 3 de mayo no hay gobierno y se convocan nuevas elecciones.
Sánchez también solicitó a Ciudadanos que "abandone las líneas rojas" y favorezca una negociación con Podemos para negociar un acuerdo tripartito antes de la ronda de consultas del rey, una perspectiva que no obstante parece imposible.
Por su parte, el portavoz parlamentario de Podemos, Íñigo Errejón, mantuvo su rechazo a los liberales y subrayó que hay una "mayoría progresista" capaz de sacar iniciativas adelante, en alusión a la unión de partidos de izquierda y nacionalistas.
Mientras tanto, el PP también repartió culpas por el bloque a otros partidos, en especial a los socialistas y a los liberales, a los que acusó de "jugar" con los españoles al dar la impresión de que ambos podrían gobernar.
PSOE y Ciudadanos han mantenido en estas semanas el acuerdo firmado con cerca de doscientas medidas que aplicar por un nuevo gobierno, pero la suma de ambos (130 escaños) queda lejos de la mayoría absoluta de la Cámara (176), algo que sólo podría alcanzarse con el concurso de los 69 escaños de Podemos.
En el caso de que de esta tercera ronda de contactos convocada por el Rey surgiera un candidato con garantías de superar la investidura, el día 27 se convocaría un pleno en el Congreso de los Diputados con margen suficiente para celebrar dos votaciones, con 48 horas de diferencia: una para intentar el apoyo de la mayoría absoluta y la otra para la mayoría relativa.
Sin embargo, el fracaso de las negociaciones del PSOE y Ciudadanos con Podemos dejan poco espacio a ese escenario. Salvo, por supuesto, que Podemos (o una parte del partido) opte por la abstención. Una variante difícil, pero no imposible.
El límite para la elección del nuevo presidente del Gobierno estaría en la medianoche del 2 de mayo, dos meses después de la votación de la fallida investidura de Sánchez. De lo contrario, de acuerdo con el artículo 99.5 de la Constitución, el Rey procedería a disolver las Cámaras y a convocar nuevas elecciones. |