“Gracias Bonadío” dijo una señora cuando el acto empezaba a desconcentrar por Avenida Comodoro Py. “Si no la hubiera llamado, no nos habríamos juntado”, le contestaba su amiga. “Hacía meses que esperaba esto”.

El diálogo resume uno de los trasfondos de la movilización que acompañó a Cristina Fernández de Kirchner este 13 de abril. Se había presentado a declarar ante el juez federal Claudio Bonadío, quien decidió citarla por la causa que investiga maniobras con el “dolar futuro”. El juez no parecer tener muchos papeles. Lo que sí tiene es un compromiso con uno de los bandos de políticos, empresarios y jueces que están metidos en una guerra por casos de corrupción y enriquecimiento.
Están todos embarrados.

Números y ausencias

La concentración fue importante. Otra guerra, la de los números, dividió a La Cámpora y la Policía Federal. Unos dijeron 300 mil personas, otros 12 mil. La Izquierda Diario, que estuvo allí, calcula entre 30 y 40 mil personas la concurrencia. Las imágenes aéreas ayudan a aproximarse a estos números.

Como marcaba el diálogo inicial, durante 120 días muchos de los que estaban allí habían sentido la ausencia de la conductora del kirchnerismo. Se notaba en la gente que llegaba a los tribunales por las avenidas. Muchos de ellos llegaban “sueltos”, y marcaban una de las características de la jornada. Las clases medias progresistas (profesionales, estudiantes universitarios, trabajadores estatales) eran mayoría.

En el “17 de octubre” impulsado por el kirchnerismo, no se movilizaron los “descamisados”. Las columnas de los sindicatos brillaron por su ausencia, salvo contadas excepciones. Quizás porque varios de los sindicalistas del Frente para la Victoria estaban preparando la reunión de la tarde con Mauricio Macri. Y los intendentes del conurbano, a pesar de las promesas, aportaron la militancia suficiente para sostener sus banderas.

Las columnas más numerosas las aportaron las organizaciones identificadas con el kirchnerismo. La Cámpora, Unidos y Organizados y el Movimiento Evita concurrieron con miles de jóvenes a la indagatoria.

Escritos

La ex Presidenta presentó un escrito donde rechazaba la acusación del juez y planteaba los fundamentos políticos elegidos para la disputa entre las dos camarillas políticas. Allí planteaba que “el Plan de Ajuste y Miseria vuelve a requerir una vez más, de la difamación y la calumnia para su implementación, bajo el mismo pretexto de que los dirigentes que defendieron y defienden los intereses populares y nacionales son corruptos sin remedio”.

La defensa del kirchnerismo tiene buena prosa pero como todo relato se choca con la realidad. El mismo Frente para la Victoria, donde gobierna, está aplicando un plan “de ajuste y miseria” al mejor estilo macrista. Como denunciamos en estas páginas, no solo en su patria chica Santa Cruz, sino también con represión y militarización en Tierra del Fuego.

Tampoco se puede negar que las indagatorias son parte de una disputa política donde la corporación judicial mete la cola. Pero esa defensa es también una forma de exculpar a los Jaime, los Schiavi, los Boudou y su propia responsabilidad en la corrupción capitalista.

Palabras

Cristina aprovechó la movilización para ubicarse nuevamente en el centro político. Su corriente venía perdiendo terreno en la interna peronista, de la que no quiere quedar afuera (“no me gusta la palabra traidores”). Todos saben que la suerte de las distintas alas dependerá a su vez de la suerte del gobierno de Cambiemos. Pero eso no quita que mientras tanto todos aprovechen para hacer sus demostraciones de fuerza.

La ex Presidenta aprovechó entonces para proponer “conformar un gran frente ciudadano”. Sabía que no le estaba hablando solo a la multitud, sino a muchos más que la escuchaban por una “cadena nacional” que esta vez “la corpo” no pudo criticar. Por eso se trató de un discurso dirigido más allá del kirchnerismo e incluso del peronismo, que apuntaba también a quienes no votaron por el FPV en las últimas elecciones.

El empoderamiento, sin embargo, no apuntaba a una resistencia en las calles ni una nueva movilización. El “frente ciudadano” en esta etapa tendrá como principal objetivo el Congreso: “ahí hay que ir con ese frente ciudadano y patriótico que debe estar integrado por ONG sociales, religiosas, no kirchneristas, de cualquier procedencia que sufran los derechos perdidos. A ese Congreso hay que exigirle que se convierta en una escribanía del pueblo”.

La realidad es que en los últimas sesiones se ha convertido en una “escribanía de los buitres”, Frente para la Victoria mediante. Sobre esa “contradicción” Cristina no hizo mención.

Cómo enfrentar el ajuste

Después del mediodía terminaba el acto, y la militancia se desconcentraba. La ex Presidenta aprovechó el errático inicio del macrismo y la pelea entre políticos millonarios para hacer su reaparición política.

No es un hecho para dejar pasar; pero tampoco para confundirse. Sus palabras y propuestas dejan claro que no piensa utilizar esa convocatoria para “resistir con aguante”. La izquierda estará codo a codo en la acción contra los despidos, los tarifazos, por el salario y cualquier lucha popular con los que aun confían en el kirchnerismo.

Pero hay que saber que no se puede conseguir ninguna liberación con los gobernadores del ajuste como en Santa Cruz y Tierra del Fuego, con los senadores del pacto buitre, o con nuevos ricos que multiplicaron su patrimonio personal en una década en el poder.

Para ganarle a la derecha, hay que organizarse y pegar con la izquierda.