Cristina Fernández se propone capitalizar el descontento como proyecto electoral, pero es una estrategia bien distinta a la de proponerse derrotar los planes de ajuste y entrega nacional del macrismo. El planteo de la izquierda.
Tras largos meses de ausencia, el miércoles reapareció Cristina Fernández de Kirchner. En su acto a la salida de los tribunales de Comodoro Py dejó importantes definiciones, entre las cuales se destacó el llamado a conformar un “gran frente ciudadano en el cual no se le pregunte a nadie a quien votó ni en qué partido o sindicato está, si paga ganancias o no, sino cómo le está yendo. Ese es el punto de unidad de los argentinos para reclamar por los derechos que les han arrebatado”.
Con esa definición amplia y un nuevo discurso, la ex presidenta busca ampliar su espacio de referencia y capitalizar el descontento de todos aquellos que actualmente sufren los efectos del ajuste que está llevando adelante el gobierno de Mauricio Macri. Ese malestar tuvo ayer nuevas expresiones en los miles de bancarios que marcharon en el marco de un paro nacional del sector, o en el cierre de la fábrica Honda de Florencio Varela.
Sin embargo, capitalizar el descontento es una estrategia bien distinta a la de proponerse derrotar los planes de ajuste y entrega nacional del macrismo. La hoja de ruta propuesta por Cristina Fernández no es la de la resistencia, sino la de posicionarse electoralmente para el 2017 y, quién sabe, para el 2019.
Como demostración de esta estrategia, ya eran elocuentes las actitudes de los referentes del Frente para la Victoria en estos meses. Sus dirigentes sindicales se niegan a convocar planes de lucha serios para resistir el ajuste, y el miércoles se retiraron de la reunión con Macri en silencio, o sea, ratificando la tregua. Miles gritaron durante meses “Patria o Buitres”, pero muchos de sus legisladores votaron a favor de los buitres, y los que no, prefieren de todos modos mantener la unidad en el bloque del Senado con los “traidores”. Milagro Sala continúa detenida, pero han cesado las movilizaciones para exigir su libertad. Millones se indignaron por el escándalo de los Panama Papers, pero su ex candidato Daniel Scioli dijo que “creo en las explicaciones que ha dado el presidente Macri”.
El Frente Ciudadano, los ajustes del FpV, y los silencios de Cristina
Pero hay un dato más elocuente aún: el miércoles Cristina Fernández denunció las políticas de ajuste de Macri, pero no las de los gobiernos provinciales del Frente para la Victoria. La ex mandataria no preguntó en su discurso si en Santa Cruz o Tierra del Fuego la gente está hoy “mejor o peor”.
Al día siguiente del acto en Comodoro Py, el Frente Ciudadano mostró rápidamente su contenido. En la provincia de Santa Cruz gobernada por Alicia Kirchner, los docentes cumplieron ayer la segunda jornada de un paro de 72 horas y participaron por la tarde de una marcha junto a los estatales provinciales que exigen la reapertura de las paritarias. Pero antes de llegar al punto de la movilización ya quedó clara la respuesta de la gobernadora del Frente para la Victoria a los reclamos salariales, que en el caso de los docentes parten de un rechazo a la “propuesta” de aumentar los salarios un 10 % junto a $ 2000 no remunerativos, y en el de los estatales de rechazar el aumento de $ 1500 al básico, en ambos casos muy lejos de compensar lo perdido por la inflación. La Asociación de Docentes de Santa Cruz (Adosac) denunció que “el accionar policial fue intimidante y extorsivo. Detenían a los micros, hacían bajar a todo el pasaje, los identificaban uno por uno, les hacían abrir los bolsos y los controlaban con perros, y les sacaban fotografías, además de exigirles una fotocopia del DNI”.
Foto: Opi Santa Cruz
En Tierra del Fuego la situación no es muy distinta. Esa provincia es un laboratorio de ajuste y represión. La gobernadora del FpV Rosana Bertone viene intentando aplicar el ajuste más fuerte de todo el país mediante un paquete contra todo el pueblo trabajador que implica congelamiento de paritarias, impuestazo, aumento de edad jubilatoria, impuestos al consumo y recortes de planes sociales. Al prolongado plan de lucha y movilizaciones multitudinarias la gobernadora respondió dejando una zona liberada para que una patota atacara a los trabajadores, que resistieron y continúan su lucha. Al día siguiente del ataque, Bertone sostuvo que “hasta acá llegamos”, y que ordenaría la intervención de las fuerzas públicas para desalojar las protestas. Sin embargo, los trabajadores siguen firmes y ayer volvieron a las calles.
El silencio de Cristina Fernández sobre estos hechos es ensordecedor. Ni una sola denuncia, y por supuesto, mucho menos, apoyar la resistencia de los trabajadores, lo que desnuda el verdadero carácter de sus propuestas. Ya en la composición del propuesto “Frente Ciudadano” estaba la respuesta a la pregunta sobre la resistencia. En su discurso, la ex presidenta llamó a los empresarios a sumarse a este espacio: son los mismos que despiden, flexibilizan y remarcan precios. Difícil pensar una resistencia al ajuste junto a ellos y a los gobernadores y gobernadores que aplican los ajustes.
Después de su prolongadísimo silencio, Cristina Fernández volvió para proponerse capitalizar de forma electoral el descontento con el macrismo. El juez Bonadío le regaló la ocasión propicia para un retorno acorde a sus necesidades, cuando el malestar con el actual presidente alcanzó ya niveles considerables. En un sentido, para ella, vale el clásico “cuanto peor, mejor”. La denuncia que ayer formulara CFK contra Bonadío, pidiendo su destitución ante el Consejo de la Magistratura, se inscribe dentro de este juego político, al cual le agregó ayer la inauguración del Instituto Patria, donde se reunió con el bloque de diputados del Frente para la Victoria.
Lejos de estas especulaciones electorales de los dirigentes de los partidos políticos tradicionales, sólo el Frente de Izquierda está desde el comienzo en la primera fila de la resistencia contra el ajuste y la entrega nacional, apoyando cada lucha, denunciando el acuerdo con los fondos buitre, la represión, y exigiendo a las centrales sindicales que rompan la tregua y convoquen a un paro nacional. El 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, tenemos que ser miles en la Plaza de Mayo con estas banderas, por el triunfo de todas las luchas, y por una alternativa política de los trabajadores.