Pasadas las 21.30 ya se sentía cada vez más impaciente el famoso "escuchenló, escuchenló, la aplanadora del rock and roll es Divididos... " y el power trío salió a escena con Catriel tocando un djembe para arrancar "Villancicos del horror".
La noche empezó a encenderse con "¿Qué tal?". Hicieron un recorrido de sus clásicos, como "Dame un limón" y "Spaghetti del rock". Antes de arrancar "Amapola del 66" dedicaron el tema al compositor de tango argentino Mariano Mores, fallecido el miércoles.
"Quién no ha silbado una canción de él aunque sea esperando el bondi", dijo Mollo. "Ponte de pie, hombre ilusión", recitó, e hizo una pausa para contar la primicia de la noche: va a ser abuelo en 15 días. Continuó la velada con Pablo Ruiz como invitado para reemplazar a Arnedo en el bajo que descosió la armónica con el famoso "El burrito".
Antes de entonar "Huelga de amores", donde cuenta sobre la colonización española "nos dijeron cerrá los ojos, dame la tierra toma la biblia", el cantante expresó que nos acordemos de los librepensadores como el uruguayo Galeano y que un “librepensador puede ser la persona que tenemos al lado y hay que aprender de ellos”.
Ya finalizando el show sonó "Mantecoso" al canto de “Siempre soñé con una pared de equipos al re palo, hasta hoy”, cayeron tres telones rojos que se encontraban detrás de los músicos y se descubrió una escenografía llena de amplificadores, guitarras, bajos y baterías.
No dejaron de pasar sus covers y clásicos más esperados: Sucio y Desprolijo (de Pappo), Tengo (de Sandro), "Paisano de Hurlingham, El 38, Rasputin, Paraguay", entre otros.
La noche cerró a puro fuego con el pogo de “Ala Delta” y los temas tan esperados de Sumo "Cruachán” y “Next Week". Catriel y Arnedo se quedaron hasta el final deleitando con sus solos de batería y bajo para despedirse hasta la próxima, una nueva cita con la aplanadora en el teatro de Flores. | 
