Este año, mucho es lo que se ha hablado sobre la “ofensiva estudiantil”. Las dirigencias de la CONFECH, vaticinaban que será un año en el que el Movimiento Estudiantil saldrá a las calles a reponer sus demandas en el centro. Por lo menos, los primeros meses del 2016, así hablaba Izquierda Autónoma a los medios de comunicación. La principal fuerza al interior de la CONFECH, y organización en la que milita el diputado Gabriel Boric.
Pero ya avanzado el año académico, algunas cosas parecen haber cambiado en su discurso y en su práctica política. Primero que todo, se han dedicado a no organizar dicha “ofensiva estudiantil”. No han fortalecido las asambleas de base, ni tampoco se la han jugado por ligar las luchas locales a una pelea más transversal del Movimiento Estudiantil.
Un ejemplo de esto, se expresó en la U de Chile, donde no apostaron a fortalecer la Asamblea Interfacultades convocada por Derecho. Siendo que el Centro de Estudiantes de dicha Facultad es dirigido por la misma Izquierda Autónoma, quienes se negaron a fortalecer esa convocatoria, la cual apuntaba a la unidad de los movilizados.
La posición de Izquierda Autónoma frente al gobierno
Debemos partir de la base de que el Movimiento Estudiantil se encuentra en un momento complejo: el gobierno y sus militantes intentan cooptar a sectores del estudiantado con la falsa gratuidad, convenciéndolos de que sólo a esto podemos aspirar. Y por otro lado, como planteamos más arriba, las dirigencias de la CONFECH no entregan orientaciones claras. Pero, ¿Por qué ocurre algo así? ¿Por qué Izquierda Autónoma no organiza hasta el final al estudiantado, para hacerlo pasar de la defensiva a la ofensiva, para que reimponga una agenda política propia, para que vuelva masivamente a las calles?
Algunas luces de aquello las vemos en las declaraciones de Camila Rojas (Presidenta FECh) y Carlos Ruíz a La Tercera, cuando plantean que “La derrota de la reforma en educación, la imposibilidad de lograr un cambio que altere el curso del sistema educacional instaurado hace 40 años, no es solo una derrota de Bachelet y su Gobierno (…) No lograr siquiera un avance en construir un nuevo sistema de educación pública, es también el fracaso del movimiento social por la educación”(1).
¿Acaso el gobierno y los estudiantes que nos movilizamos hace años buscamos lo mismo? Al contrario de lo que plantea Izquierda Autónoma, para que triunfe el Movimiento Estudiantil, para que venza “el movimiento social”, debe necesariamente ser derrotado el gobierno. Debe terminarse con las ilusiones de que la Nueva Mayoría puede entregarnos algo sin movilizarnos, de que genuinamente quieren terminar con el negocio de la educación. ¡Si los mismos empresarios educativos son sus financistas!
Izquierda Autónoma plantea que hay que superar la mera crítica al gobierno y entregar una propuesta de reforma diferente “al país”. En realidad, desde la ACR creemos que, al contrario, de lo que se trata es de desenmascarar al gobierno, develar sus verdaderos intereses y organizar prácticamente al estudiantado para salir a luchar. No hacerles confiar en que el gobierno puede entregarnos cuestiones que no pretende n quiere entregar.
La gradualidad y la supuesta falta de recursos: ¿Realismo sin renuncia?
Pero además de esto, Izquierda Autónoma muestra otro elemento que denota el cómo abordar la lucha educativa este año; plantea la Presidenta de la FECh que “una reforma radical al mercantilizado sistema educacional chileno no es posible en el corto plazo, pero sí lo es empezar a avanzar en una dirección que implique revertirlo sobre la base de cambios progresivos.” (2)
En el fondo, con dichas declaraciones, demuestran que no quieren organizar “ofensiva estudiantil” alguna. Sino en cambio, se subordinan a la gradualidad, que es lo que sostiene el Gobierno desde que se anunció el “realismo sin renuncias”, y plantean que la derrota del gobierno es también nuestra derrota.
De hecho, los argumentos de los principales dirigentes de la Izquierda Autónoma, se asemejan a los planteados por el gobierno: “realismo sin renuncias”. Realismo porque no hay recursos, y sin renuncia, porque en algún horizonte lejano, indeterminado, indefinido, tendremos nuestras demandas, a las que llegaremos con cambios progresivos. Suena bastante similar.
Por otra parte, ¿Acaso no hay recursos? Claro que los hay. De hecho se redujo en un 92% los dineros del Fondo Solidario y se ampliaron considerablemente los capitales destinados al Crédito con Aval del Estado. Todavía hay miles de estudiantes que tienen que endeudarse, pagando un interés del 2%. Inclusos algunos han denunciado a diferentes medios que tienen que llegar a pagar a los bancos un interés cercano al 6% pasado los 6 primeros días de cada mes, cuando supuestamente esto había sido modificado hace años (3).
Es que los recursos si existen. Lo que no hay es interés en dirigirlos hacia una transformación sustantiva del sistema educativo a nivel nacional por parte del gobierno, de la derecha y sus parlamentarios.
Gabriel Boric, diputado de Izquierda Autónoma, ha planteado que ellos están “totalmente abiertos a discutir gradualidad de los cambios” (4) y que entienden “que puede haber falta de recursos o pueden ser necesarias las transiciones” (5), lo que en los hechos no sólo los lleva a subordinarse a los tiempos de la Nueva Mayoría, sino que acerca su discurso a la idea del “realismo sin renuncia” planteado por el gobierno meses atrás, como ya se mencionó.
Al mismo tiempo, hemos visto que años y años de luchas por pequeños “cambios progresivos”, de intentos de ganadas concretas, han demostrado que, si bien pueden ser triunfos parcelados, no permiten una transformación radical de conjunto.
El problema es que el gobierno ha tenido siempre la última palabra. Primero la Concertación, luego la derecha, y ahora la remozada Nueva Mayoría. Desviaron todo a mesas de expertos, de asesores presidenciales, al Parlamento o a mesas de negociación sin movilización de fondo.
Para que el Movimiento Estudiantil triunfe definitivamente, tendrá que hacerlo con una enorme batalla contra este régimen político. Porque sus partidos defenderán con uñas y dientes hasta sus últimos privilegios.
Por esa razón no confiamos en la gradualidad. Porque la gradualidad se traduce en alianzas con “sectores progresistas” de los empresarios y de sus partidos, pero no son más que alianzas inestables, que se volverán en contra del Movimiento Estudiantil al día siguiente.
En un Chile donde la herencia de la dictadura se niega a morir, donde los empresarios están aferrados al poder, y donde la educación es un pilar fundamental en sus negocios, el Movimiento Estudiantil debe dar una inmensa batalla para triunfar. Y en esa lucha, ganarse aliados claves como lo es la clase trabajadora, que ha dado gestos de reavivamiento y que algunos sectores de la misma han mostrado una profunda desconfianza en el gobierno y en sus funcionarios (Como el amplio rechazo mostrado hacia los dirigentes de la CUT).
Algunas medidas para avanzar en un camino alternativo
Al contrario que la Izquierda Autónoma, creemos que sí debe organizarse tal ofensiva. Que el Movimiento Estudiantil debe salir a las calles, buscando alianzas con los trabajadores, y que para eso hay que aunar las luchas locales y defensivas, mediante la coordinación de base, para pasar a dicha ofensiva.
Para organizar lo anterior, es que los viejos organismos estudiantiles, como la CONFECH, deben ser superados por formas más democráticas de organización, que, no hay duda, llevarán a que sea la voz de las bases la que tenga lo último que decir, y no sea ni el gobierno, ni un consejo de asesores, ni un panel de expertos, todos ajenos a las problemáticas reales del estudiantado, los que tengan la última palabra.
(1) y (2) http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/04/18/nadie-gana-con-el-fracaso-de-la-reforma-educacional/
(3)http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/08/26/la-letra-chica-del-cae-miles-de-estudiantes-aun-pagan-casi-un-6-de-interes-a-los-bancos/
(4) y (5) http://www.latercera.com/noticia/nacional/2016/04/680-676901-9-gabriel-boric-estamos-abiertos-a-discutir-gradualidad-en-los-cambios-puede-haber.shtml |