En un primer momento se busca concientizar, los materiales querían chocar con el famoso “sentido común”. Organizar una lucha por los derechos de la diversidad sexual, que iban más allá que bailar en un boliche libremente. Pelearon contra la persecución del Estado hacia los homosexuales, contra edictos policiales, ya que en aquel entonces podías estar detenido – incluso más de 20 días – por el sólo hecho de ser gay, torta o travesti.
Hagamos historia, Nuestro Mundo
En el mes de noviembre de 1968 un grupo de homosexuales trabajadores y estudiantes liderados por Héctor Anabitarte, - comunista expulsado del PC por ser homosexual- forman Nuestro Mundo. No conformes con ello, en agosto de 1971, Nuestro Mundo se relaciona con intelectuales y, manteniendo su autonomía, dan origen al Frente de Liberación Homosexual.
El Frente de Liberación Homosexual fue fundado en el barrio porteño de Once, un local en la calle Rioja al 100 fue el lugar donde se dio una reunión en la que estuvieron Manuel Puig, Juan José Sebreli y Blas Matamoro, entre otros.
Participan en el Frente poco más de diez grupos, incluyendo varios de ciudades del interior de la Argentina. Algunos de ellos fueron, Nuestro Mundo que buscaba articular con la clase obrera, Safo que era un grupo de lesbianas, Eros que nucleaba a algunos estudiantes universitarios, Bandera Negra de tendencia anarquista, Emanuelle, también profesionales y católicos homosexuales argentinos, entre otros.
En 1973, se publica el escrito Sexo y Revolución, generando un gran debate en los grupos militantes y en la izquierda. “El Frente de Liberación Homosexual considera llegado el momento histórico de proponer y comenzar a realizar una revolución que, simultáneamente con las bases económicas y políticas del sistema, liquide sus bases ideológicas sexistas, teniendo en cuenta que, de lo contrario, el sistema de opresión se reproducirá automáticamente después de un proceso revolucionario que sólo altere las esferas política y económica”, dice el documento.
Ese mismo año, el primer número que salió al ruedo de la revista somos se editó en el año 1973. En ella habìa escritos, entrevistas, cartas y dibujos hechos por y para la diversidad sexual de la época.
Una pluma neobarroca
La marcada influencia de Perlongher en el FLH recorre todos los documentos y escritos de la época. De pensamiento marxista y con una pluma que él denominó "neobarrosa" ya que, según su explicación, en esa escritura se fundían el barroco con el barro del Río de la Plata.
Pero su ideología se transformó en praxis. “Perlonguer en el grupo Eros empezó la tarea. La necesidad de unir la lucha homosexual a la de las feministas se tenía en cuenta, y fue él quien logró la adhesión del FLH a esa otra gran lucha de los ’70, comenzándose tareas en común con U.F.A. (Unión Feministas Argentinas) y el M.L.F (Movimiento de Liberación Feminista); de lo que resultó la creación de un grupo de discusión entre feministas, homosexuales y varones heterosexuales, interesados en politizar el tema - hasta entonces privado - de la sexualidad”, relata Marcelo Benítez.
Una de las apariciones públicas del FLH fue el 30 de abril de 1973. Casi un mes antes, Héctor Cámpora se había presentado en las elecciones como candidato a presidente de Argentina por el FreJuLi. Allí fueron maltaratados por las organizaciones de la guerrilla peronista que los recibio al grito de "no somos putos, no somos faloperos, somos soldados de FAR, FAP y Montoneros". La mayoría de las agrupaciones que pertenecían al FLH creyeron que con el peronismo iba a cambiar la situación para la diversidad sexual. Meses después debieron pasar a la clandestinidad y enfrentarse al terrorismo de Estado de la Triple A, bajo el gobierno de Isabel Perón, el resto es la oscura historia que todos conocemos.
Hilo rojo
La historia no sólo está para contarse, de ella debemos sacar lecciones. Hoy en día, las personas la diversidad sexual si bien ganaron “visibilidad”, todavía tienen mucha pacataría que romper. El “sentido común” se ve expresado en los medios de comunicación cuando tratan en masculino a una travesti asesinada, cuando te realizan test de HIV luego de las entrevistas laborales o cuando trabajas en alguna fábrica y ocultas tu sexualidad para que no te echen. Retomar la combatividad expresada por este movimiento en los 70’ es la clave para empezar a organizarse y acabar con el machismo y la opresión.