El viernes por la noche detuvieron en Santa Rosa a una periodista por fotografiar un procedimiento policial en la vía pública. "Esto se lo hacen a los pibes todos los días", declaró la mujer. Los atropellos, abusos y apremios de las fuerzas de seguridad son moneda corriente en la provincia desde que asumió como ministro de Seguridad en 2015 el peronista Juan Carlos Tierno.
Puse en la provincia porque no ocurre sólo en la ciudad de santa rosa sino también en pueblos del interior.
Cintia Alcaraz, militante feminista y periodista de Radio Kermés, fue detenida arbitrariamente durante más de dos horas. ¿El motivo? Cumplir con su trabajo. La mujer intentó registrar con su celular un extraordinario operativo -con motos, patrulleros y muchos efectivos- desplegado en una calle céntrica. No, no se trataba de narcotraficantes o de una peligrosa banda organizada; estaban requisando a dos mujeres y sus bebés, acusadas de robar una prenda de vestir en una tienda.
Pero quienes ya conocen al ministro Tierno saben muy bien por qué lo llaman “el sheriff”. Su obsesión radica justamente no sólo en el control sino en el escándalo. En hacer de un delito menor una falta grave, de la persecución un estandarte y de la criminalización la regla y no la excepción.
El hecho
Según relató Alcaraz a la prensa, primero sugirió a uno de los policías que “tuviese reparos en su accionar, para no causar traumas a los chiquitos”. A lo que el efectivo respondió que ellos hacían lo que querían y que ella no les iba a dirigir el trabajo (¡vaya osadía de una simple civil!). Luego ordenó que requisaran las pertenencias de las chicas y el changuito del bebé.
Inmediatamente después de que la mujer sacara su celular para tomar una foto se lo arrebataron y la acusaron de cometer un delito. Ordenaron su “detención preventiva” y su destino y el de las mujeres con sus hijos fue el calabozo de una comisaría. Una foto de un periodista de Plan B Noticias captó el momento en el que el carrito del bebé quedó tras las rejas, en la antesala a los calabozos.
Allí permaneció incomunicada durante una hora hasta que le permitieron contactarse con un periodista del diario La Arena. Al cabo de un rato un centenar de personas -incluidos militantes de derechos humanos, compañeros y compañeras de trabajo y militancia- se hicieron presentes en la puerta de la comisaría al grito de “Tierno, basura, vos sos la dictadura”.
Alcaraz fue liberada a las 23:30 horas y gracias al reclamo de los manifestantes que allí se plantaron, un rato después liberaron a las otras dos mujeres.
El “delito” de involucrarse
No es la primera vez desde que asumió el ministro que tener sensibilidad por los derechos humanos e involucrarse en un hecho es sinónimo de delito. En diciembre del año pasado, Alfredo García, un exdirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), hizo la primera denuncia pública de un caso de abuso de la Policía a pocos días de la asunción de Tierno.
El hombre intentó defender a dos jóvenes que estaban sufriendo apremios. “No es asunto tuyo” fue la respuesta que obtuvo al preguntar el apellido, nombre y grado que tenía en la fuerza el oficial que agredió a los detenidos.
Lo golpearon, lo esposaron y metieron dentro del patrullero. “No te tenés que meter” “¿Vos sos amigo de los delincuentes?” “Gente como vos le hace mal a esta sociedad”, le gritaron ahí dentro del vehículo. Alfredo corrió la misma suerte que Alcaraz y lo arrojaron al calabozo de una comisaría.
No se trata de hechos aislados
A 40 años del último golpe cívico-militar puede afirmarse que en la sociedad argentina - obviamente no sólo en esta provincia- desde las fuerzas represivas del Estado como la policía y desde los medios masivos de comunicación aún se intenta instalar la perversa lógica del “no te metas” y del “algo habrán hecho”. Cualquier intento de ayudar al otro es inmediatamente castigado.
El otro es el criminal que merece esos golpes, esos insultos, esa humillación. Y así sea comprobado el delito o no, intentar ayudarlo te convierte en cómplice.
El accionar que tuvo la fuerza de seguridad con la periodista tuvo la intención de que no se registren los maltratos que diariamente sufren cientos de jóvenes, dos madres en este caso. No se trata de hechos aislados, sino que es sistemático. Así lo quiere Tierno, así lo quiere Bullrich, así lo quieren quienes gobiernan.
En un contexto de ajuste y despidos el recrudecimiento del accionar represivo es una consecuencia inmediata. Parte de implementar el ajuste es aplastar cualquier intento de solidaridad o rebeldía. Y en tanto no se organice la resistencia, los mecanismos sistemáticos de control social seguirán pareciendo hechos aislados. |